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Valentina De la Calle: El arte que brota del cuerpo humano

La pintora y tejedora manizaleña habla sobre los inicios de su trayectoria en el arte urbano. Sobre el corazón como centro y Débora Arango como referente.

Daniela Cristancho
13 de diciembre de 2022 - 12:40 p. m.
Valentina de la Calle y su mural ‘Atlas Femme’, en el barrio la Perseverancia (Bogotá).
Valentina de la Calle y su mural ‘Atlas Femme’, en el barrio la Perseverancia (Bogotá).
Foto: www.juansebastianpinilla.com

Hablemos de su primer mural.

Mi primer mural lo pinté, más o menos, en 2014. Tenía obviamente una postura política muy personal, pero no el lenguaje que manejo ahora, que es más desde lo femenino. En ese momento estaba explorando mucho más la figura animal, no la humana, que es lo que hago hoy en día. Recuerdo que pinté un gallinazo comiéndose un cerebro humano, quizá también había ahí una primera intención de esa corporalidad, pero era completamente diferente.

Y hoy su interés principal es la figura humana, ¿cómo se dio ese cambio?

Desde niña veía pinturas y me sentía muy atraída por la figura humana, pero igual me mantenía alejada de ella. Después, como mujer, empecé a querer retratar mi cuerpo. El autorretrato es precisamente una de las primeras cosas a las que acudimos los artistas, apelamos a esa autorreferencia, porque es un ejercicio primario, muy sincero en el que me he encontrado bastante. Y hoy sigo encontrando más hilo y más tela por cortar en ese ejercicio de autorreconocerme, y el recurso de la figura humana sigue siendo un camino por recorrer y una herramienta para expresar muchas de las cosas que quiero decir.

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¿Y cuáles son esas cosas que quiere decir?

Quiero hablar mucho de identidad. Empecé a interesarme precisamente por una forma de demostrar esa identidad a través del cuerpo, cómo una postura puede hablar de eso. O, por ejemplo, ahora que ando participando en el Festival de Arte Urbano, el concepto bajo el que trabajamos los 20 artistas es el cuidado, que puede ser un concepto muy amplio, pero para mí viene a hablar del autocuidado. Todo lo que vaya a hacer tiene que nacer primero de mí. Si quiero cuidar mi entorno, primero debo cuidarme a mí misma.

Hace poco estuvo en el Festival La Perse Real Queens, ¿qué buscaba con su mural “Atlas Femme”, en el que retrata una mujer cargando el corazón a los hombros?

Esa imagen la trabajé y la transformé bastante. Hay una obra escultórica de arte clásico que se llama “El Atlas”, es el hombre cargando ese mundo con todo el peso que eso conlleva. Quise hacer una reinterpretación de esa imagen, que hablara como de esa corporalidad femenina. Pasar esa idea de la fuerza del cuerpo masculino, en este caso de un ser poderoso y creador que carga el mundo, a una mujer, que lo que carga con tanto cuidado es el corazón.

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Tiene una inclinación por la figura del corazón humano...

Sí, para mí eso tiene una retórica muy clara, el corazón es un símbolo que para la mayoría de personas nos llama y nos habla sobre las emociones y esos sectores de su vida que cuidan. Medito íntimamente ligada al corazón, desde ahí escojo la técnica. Por ejemplo, una vez hice un corazón tejido en fique e hilo crochet, una técnica que representa cuidado. Acudo mucho a esa idea del corazón, el que hace que todo sea posible.

¿Por qué escoger a Débora Arango para el libro de textil “Mujeres históricas colombianas”?

Con ese proyecto queríamos hablar de esas mujeres en Colombia que han dejado como legado un punto de partida para otras creativas. Acudí específicamente a Débora Arango porque ella ha sido uno de mis grandes referentes. Como maestra clásica que trató el desnudo tan profundamente en el país, por lo cual fue muy criticada. Fue una labor muy difícil, pero muy importante para mujeres que, como yo, hoy queremos acudir al desnudo como medio de expresión. Ella dejó muchas puertas abiertas para nosotras, para quienes queremos generar controversia sobre la doble moral. Esas imágenes que se rechazan de frente, pero que por detrás la mayoría de las personas buscan. El trabajo de ella, al igual que el mío, es criticado bajo la percepción de que es pornografía. Ella renunció al amor porque el hombre que amaba y que le propuso matrimonio le decía que tenía que dejar de pintar esas cosas y empezar a pintar bodegones y “cosas de señoritas”, y ella le dijo que no, que la pintura era su vida. Para mí ella ha sido una de las representantes más grandes de esa rebeldía desde el arte.

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Daniela Cristancho

Por Daniela Cristancho

Periodista y politóloga de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en resolución de conflictos e investigación para la paz.@danielacsidcristancho@elespectador.com

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