Ángela Jiménez es directora de la Fundación Montechico en Barichara.
Foto: Liliana Rincón
Con un ojo agudo puesto en las costumbres y plantas de la región, fue experimentando y aprendiendo de los pobladores de la zona, al punto en que ya la consideran una más de los suyos, una “patiamarilla” (apelativo que se les da a las personas de la región por el color rojizo de la tierra). Habla de la luz característica de la zona y del silencio de su pueblo adoptivo, un silencio al que honró y le sirvió para observar el entorno.