El baldaquino de Bernini en San Pedro afronta una restauración “titánica”
El baldaquino de la basílica de San Pedro, realizado por el genio del Barroco italiano Gianlorenzo Bernini, afronta una “titánica” restauración de diez meses, necesaria después de 250 años de la primera y que costará 700.000 euros financiados por la Orden estadounidense de los Caballeros de Colón.
EFE
El arcipreste de la basílica de San Pedro y vicario del papa para la Ciudad del Vaticano, Mauro Gambetti, presentó este jueves los detalles con algo de "miedo" y "alegría", pues será "una restauración exigente" pero también "necesaria" y con "un particular significado porque se realiza en la perspectiva del ya inminente Jubileo de 2025".
Se prevé que la restauración finalice en diciembre próximo poco antes de la apertura de la Puerta Santa, la ceremonia con la que se abrirá el Año Santo en Roma, donde se esperan más de 30 millones de peregrinos.
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Una restauración particularmente compleja
"Esta restauración se realiza por primera vez de forma sistemática y completa: 250 años después de las importantes restauraciones del siglo XVIII y exactamente 400 años después del inicio de las obras del Baldaquino", explicó Gambetti, al recordar que fue Urbano VIII, en 1624, quien confió la dirección de las obras a un joven Bernini, de 26 años.
Pero no estaba solo en esta empresa. De hecho, como se descubrió en documentos del Vaticano, Bernini colaboró con su gran rival, Francesco Borromini, además de un nutrido grupo de talentosos escultores, fundidores, carpinteros y trabajadores especializados.
La restauración del baldaquino, con la altura de un edificio de diez pisos y que es el corazón de la basílica vaticana, bajo el que se encuentra la tumba de san Pedro, va a ser "particularmente compleja y articulada" gracias "a una importante investigación científica y de archivos" que incluye más de 6.000 fotografías tomadas con drones.
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Después se instalarán andamios, con la intención de que las obras "no impidan que las celebraciones papales se realicen en el altar mayor" y se hará todo lo posible para que así sea, sobre todo, durante la Semana Santa.
“¿Por qué lo hacemos? Bueno, en primer lugar: ¡Es el Baldacchino de Bernini! Una obra maestra singular del arte sagrado, instantáneamente reconocible e impresionante. Pero, por si fuera poco, este proyecto también encaja muy bien con nuestra misión y nuestra historia de servicio a la Iglesia y, especialmente, a los Sucesores de San Pedro”, afirmó, por su parte, el caballero supremo de los Caballeros de Colón, Patrick Kelly.
Y la inédita colaboración entre Bernini y Borromini "es una asombrosa máquina, única en su monumentalidad, con casi 30 metros de altura, con las columnas de 11 metros y más de 60 toneladas de peso y con los ángeles del coronamiento que miden casi 4 metros de altura", recordó el Jefe del Área Técnica de la Fábrica de San Pedro en el Vaticano, Alberto Capitanucci, que explicó que la obra será tan "gigantesca" como las medidas del baldaquino.
Volver a su esplendor dorado
"El examen del estado de conservación del baldaquino, en la medida de lo posible, parece excluir una degradación importante del metal pero, por otro lado, no puede dejar de señalar la presencia de pátinas oscuras y pesadas debidas a sustancias grasas y partículas atmosféricas", explicó Capitanucci.
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Por ejemplo, de las superficies metálicas (bronce y hierro) se eliminan las capas de impurezas y suciedad que oscurecen su esplendor y la operación será totalmente manual, mientras que en las de mármol y piedra los depósitos de polvo inconsistentes se eliminarán utilizando aspiradoras y cepillos suaves y con equipos de ultrasonidos.
Otro de los expertos que colaborará en la restauración, Pietro Zander, jefe de la Sección de Necrópolis y Patrimonio Artístico de la Fabrica de San Pedro del Vaticano, resaltó que la basílica acoge hasta 50.000 personas cada día, por lo que las superficies aparecen hoy "alteradas y mortificadas".
Será una obra “titánica” y se construirá una enorme jaula en la que se encerrará al baldaquino “como una especie de matriosca” para que las obras devuelvan al la obra de Bernini “su esplendor dorado”, añadió.
El arcipreste de la basílica de San Pedro y vicario del papa para la Ciudad del Vaticano, Mauro Gambetti, presentó este jueves los detalles con algo de "miedo" y "alegría", pues será "una restauración exigente" pero también "necesaria" y con "un particular significado porque se realiza en la perspectiva del ya inminente Jubileo de 2025".
Se prevé que la restauración finalice en diciembre próximo poco antes de la apertura de la Puerta Santa, la ceremonia con la que se abrirá el Año Santo en Roma, donde se esperan más de 30 millones de peregrinos.
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Una restauración particularmente compleja
"Esta restauración se realiza por primera vez de forma sistemática y completa: 250 años después de las importantes restauraciones del siglo XVIII y exactamente 400 años después del inicio de las obras del Baldaquino", explicó Gambetti, al recordar que fue Urbano VIII, en 1624, quien confió la dirección de las obras a un joven Bernini, de 26 años.
Pero no estaba solo en esta empresa. De hecho, como se descubrió en documentos del Vaticano, Bernini colaboró con su gran rival, Francesco Borromini, además de un nutrido grupo de talentosos escultores, fundidores, carpinteros y trabajadores especializados.
La restauración del baldaquino, con la altura de un edificio de diez pisos y que es el corazón de la basílica vaticana, bajo el que se encuentra la tumba de san Pedro, va a ser "particularmente compleja y articulada" gracias "a una importante investigación científica y de archivos" que incluye más de 6.000 fotografías tomadas con drones.
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Volver a su esplendor dorado
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Será una obra “titánica” y se construirá una enorme jaula en la que se encerrará al baldaquino “como una especie de matriosca” para que las obras devuelvan al la obra de Bernini “su esplendor dorado”, añadió.