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¿Cuál es el rol que desempeña en la Bogotá Blues Band?
Soy un guitarrista dedicado por más de 10 años a interpretar blues tradicional y el director de la banda, con la cual vamos a dirigir el “Expreso del viento” este 17 de junio, por invitación de La Libélula Dorada.
Esta banda es parte del colectivo Bogotá Blues, y soy su director ejecutivo. Cada jueves realizamos toques en el centro de la ciudad, es un espacio para poder practicar, estudiar y conocer el estilo.
Nosotros consideramos que el blues es un lenguaje, y queremos que las personas lo hablen y lo difundan, no solamente para otros músicos, sino también para formar al público, formar melómanos, que aprendan a valorarlo y que se vaya difundiendo más para generar un mercado donde las personas también nos exijan a nosotros como artistas.
¿Es la primera vez que la banda participa en el festival?
Sí, es la primera vez que la Bogotá Blues Band está, porque si bien cada uno de nosotros es músico, Adrián Jiménez, nuestro armonista argentino, cuenta con varios álbumes reseñados por Rolling Stone Argentina, es uno de los más sobresalientes; por otro lado, Gonzalo Rodríguez, nuestro baterista, tiene sus álbumes grabados con sus antiguas bandas; Sandra Franco, la bajista, tiene sus propias producciones, venía trabajando en un proyecto que se llama Bella Blues, con el que tocaron previamente en este festival y en otros. Por mi lado, estuve viviendo varios años en Buenos Aires, tengo dos discos en Spotify, más otros dos que lanzaré próximamente, uno en solitario y otro en dúo con mi querida Sandra.
En esta ocasión realizan un homenaje a la armónica, ¿por qué ese reconocimiento a este instrumento en específico?
En este caso el blues es una de las cosas más fundamentales, es un estilo fundamental de casi toda la música popular del siglo XX que proviene de Estados Unidos, es fundamental para el jazz, es el fundamento del rock, del soul y del pop, está clavado en las raíces del góspel y la armónica es uno de los instrumentos principales del blues, digamos que sería uno de los que la gente más puede identificar con el blues, incluso más que la guitarra, por eso nos enfocamos en la armónica. Y en este año, a diferencia de otros, que digamos que se enfocaba en armónica, pero se hacían muchos estilos y era muy libre, lo que hicimos fue enfocarlo puntualmente en la armónica blues y en canciones del repertorio de los armonicistas.
¿Cuál es la importancia de realizar un trabajo como el de ustedes?
De algún modo lo que pasa con el blues es que es una palabra que suena mucho, pero muy poca gente realmente sabe de los artistas, de los estilos y de los instrumentos. La historia del blues es un poco diferente, muchos de los nombres de este género eran personas de orígenes muy humildes, y aun teniendo una carrera y habiendo grabado discos, muchas veces tenían que volver a trabajar en la construcción o manejando los camiones, así que muchas veces no tienen el nivel de fama ni reconocimiento. Nuestro trabajo consideramos que es reivindicar ese legado. Queremos poner los nombres de los grandes en el radar y que la gente, ahora con Spotify y Youtube, que es tan fácil, pueda llegar a sus casas a escuchar a los intérpretes y auténticos maestros. La idea es arrojar luz y claridad sobre qué es el blues, de dónde proviene, quiénes son sus intérpretes...
En la Bogotá Blues Band ustedes trabajan con el electroblues, ¿cómo tomaron la decisión de dedicarse a esta rama musical?
El sonido en el que nos basamos es el blues eléctrico del Chicago de la posguerra, después de la Segunda Guerra Mundial, que tiene muchas facetas. Para un formato con batería y bajo es el estilo más apropiado. Aunque como solista, por ejemplo, me enfoco en el delta blues, como banda nos enfocamos en un sonido eléctrico, pero hemos trabajado sonidos de otros estilos del blues también. Esta fue una decisión práctica, porque tocando con batería y bajo la cosa se puso eléctrica, y es lo que más le llega a la gente.
¿Cómo se compone para blues?
Con el blues pasa algo muy similar al jazz, los límites entre el intérprete y el compositor son más difusos. Estos dos géneros tienen un componente importante de improvisación. Este es un lenguaje, es una conversación como la que tenemos en este momento. En el caso del blues, gran parte del lenguaje o del aprendizaje del blues no es solamente tocar las canciones nota por nota e imitarlas igual, lo cual nos ha traído críticas de algunas facciones por tratar de traer a flote lo tradicional. Lo que buscamos es entender el lenguaje como quien estudia un idioma para poder improvisar dentro de él. Cuando tú nos escuchas en otros tocando una canción no estás escuchando una reproducción igual del disco, pero tampoco es una recocha, sino que la raíz es escuchar, sacar canciones, estudiar el estilo. Nosotros hemos llegado a poder improvisar dentro del estilo, así que ahí hay composiciones en tiempo real, que es lo que hace un músico de jazz.
¿Cómo se puede hacer frente a esta audiencia que cada día pide más?
Creo que el mérito está en saber que la banda realmente está tocando algo y que no ha sido arreglado de forma digital. He podido notar que la gente valora la producción orgánica de un disco y que se note que la persona tocó de principio a fin. Creo que hay una gran porción de la población que está cansada de la música sobreproducida, sobredigitalizada.