El camaleónico Heriberto Fiorillo
En la noche del lunes pasado, 29 de mayo, el cronista, productor, escritor, periodista y gestor cultural falleció en Barranquilla a la edad de 68 años.
Su narrativa era su voz. Su interés y su pasión por contarle al mundo lo que tenía por decir lo acompañaron hasta el último de sus días. Sus colegas, periodistas, cineastas y escritores, a los que conoció a través de las varias vidas que vivió hasta los 68 años, lo recuerdan como un personaje jovial, carismático, entregado, pero sobre todo como un ser humano que siempre puso sobre sí mismo los valores y la ética moral. Como recordó Daniel Coronell en Mi maestro: “De él aprendí que hay momentos para renunciar y que un periodista no puede ceder en el terreno de su independencia, aunque por eso tenga que morirse de hambre”, una columna dedicada a Heriberto Fiorillo cuando fue homenajeado con la Orden al Mérito Cultural en 2021.
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El 10 de diciembre de 1982, un día que pasó a ser inolvidable para los colombianos, Gabriel García Márquez recibió el Nobel de Literatura. Gabito, le decía Fiorillo, pues eran muy cercanos, o Gabo, como lo llamó en uno de los textos que escribió para la revista Cromos, alusivos al Nobel y a la literatura. “Con Gabo, un día después del Nobel”, fue el resultado de una charla sobre el reconocimiento, merecido o no, momentos previos a una ceremonia de condecoración que tenía preparado el gobierno mexicano a propósito del Nobel.
El paso de Fiorillo por la televisión estuvo marcado por la dualidad entre la ficción, con programas como La soledad del cabrero y El día que murieron los peces, y el periodismo, por los noticiarios y reportajes en los que laboró o por los que pasó dejando su huella, como el Noticiero de las Siete y el del Mediodía. Después diseñó, produjo y escribió Noticias Uno. Junto a Daniel Coronell presentó el programa de entrevistas Talentos, en el que contaban las historias de algunos colombianos que salieron del país y triunfaron en el extranjero. Tales fueron los casos de la tenista Fabiola Zuluaga, el escritor Daniel Samper y el científico Rodolfo Llinás.
Si hay una palabra que englobó a Heriberto Fiorillo fue la de “polifacético”. Incursionó en el cine documental como guionista y director, fue productor y director de televisión, columnista, cronista y hasta escribió obras como La mejor vida que tuve, Cantar mi pena, Nada es mentira, La Cueva, Arde Raúl, entre otras.
El tiempo le alcanzó para que haga 16 años fundara un certamen cultural que desde entonces reúne a pensadores del mundo, a músicos de los cinco continentes y de los últimos confines del orbe, a relatores orales y escritores, a poetas y cineastas: el Carnaval Internacional de las Artes, organizado por la Fundación La Cueva, de la que un día también fue su director, pues había sido su fundador en 2004.
Más allá de los achaques de la edad, y por los años que había vivido y su nutrida experiencia, dirigía talleres periodísticos en la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, y otros de narración en diversas escuelas y academias, como aquellas que comenzó a escribir en 1970 para El Espectador y El Heraldo, en donde su interés principal fueron los reportajes, las crónicas y las entrevistas.
Diez años más tarde, el amor por el cine documental apareció y de paso fungió como director de un magazín cinematográfico: Cine-revista. Tiempo después llegó el salto a la televisión y se desempeñó como subdirector y libretista del Noticiero de las 7. Más tarde se encargó de diseñar, producir y escribir Noticias Uno, tareas que hasta su muerte no abandonó, aunque lo hiciera desde otro espacio: Media de medios.
Los reconocimientos por su labor periodística no faltaron. No solo fue galardonado con el Premio Nacional Simón Bolívar, sino que también fue merecedor del título “Colombiano Ejemplar”, como lo evidenció el galardón con ese nombre que le otorgó en 2019 El Colombiano.
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Dos años después volvió a ser homenajeado. El 16 de marzo de 2021, el Ministerio de Cultura le entregó la Medalla al Mérito Cultural por su apuesta por descentralizar las diferentes expresiones culturales. Ese día, Felipe Buitrago, exministro de Cultura, hizo hincapié en la labor que había desempeñado a través de la Fundación La Cueva y el Carnaval Internacional de las Artes: “Fiorillo ha dejado una huella y un legado trascendental en Colombia y particularmente en Barranquilla. Él se ha destacado durante casi dos décadas por entregar a sus coterráneos un espacio que ha contribuido a la descentralización de la cultura y, como reza su eslogan, es un lugar único en el mundo”.
“Este es un premio al trabajo que he desarrollado desde la literatura, el cine, el teatro y desde las artes en general. Este es un reconocimiento a un trabajo de ciudad y representa el esfuerzo desarrollado en pro de la cultura, no solo de Barranquilla, sino del mundo”, fueron las palabras que pronunció aquel día de marzo Heriberto Fiorillo.
Ayer, en horas de la mañana, se confirmó que había fallecido la noche del lunes. Tras aquella noticia, las reacciones empezaron a llegar a través de redes sociales y de distintos medios de comunicación.
Periodistas como Daniel Coronell y Daniel Samper, y el escritor Ricardo Silva lamentaron su muerte. Coronell, además, aprovechó para compartir una columna que escribió en marzo de 2021 para Cambio sobre las lecciones que recibió de Heriberto Fiorillo.
Sus palabras fueron escritas en la misma época que a Fiorillo le otorgaban la Orden al Mérito Cultural. “Hace dos años pude verlo caminando más despacio, pero con la mente aguda y la creatividad de siempre. Estaba con Claudia, su adorable esposa, rodeado de amigos y empezando a inventar un plan nuevo para La Cueva. Esta semana me llamaron para contarme que le entregarán la Orden al Mérito Cultural. Sé que nunca ha buscado ni necesitado premios, pero me parece muy justo el reconocimiento. Por mi parte, jamás tendré cómo agradecerle lo que me enseñó con sus palabras y con su ejemplo”.
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Su narrativa era su voz. Su interés y su pasión por contarle al mundo lo que tenía por decir lo acompañaron hasta el último de sus días. Sus colegas, periodistas, cineastas y escritores, a los que conoció a través de las varias vidas que vivió hasta los 68 años, lo recuerdan como un personaje jovial, carismático, entregado, pero sobre todo como un ser humano que siempre puso sobre sí mismo los valores y la ética moral. Como recordó Daniel Coronell en Mi maestro: “De él aprendí que hay momentos para renunciar y que un periodista no puede ceder en el terreno de su independencia, aunque por eso tenga que morirse de hambre”, una columna dedicada a Heriberto Fiorillo cuando fue homenajeado con la Orden al Mérito Cultural en 2021.
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El 10 de diciembre de 1982, un día que pasó a ser inolvidable para los colombianos, Gabriel García Márquez recibió el Nobel de Literatura. Gabito, le decía Fiorillo, pues eran muy cercanos, o Gabo, como lo llamó en uno de los textos que escribió para la revista Cromos, alusivos al Nobel y a la literatura. “Con Gabo, un día después del Nobel”, fue el resultado de una charla sobre el reconocimiento, merecido o no, momentos previos a una ceremonia de condecoración que tenía preparado el gobierno mexicano a propósito del Nobel.
El paso de Fiorillo por la televisión estuvo marcado por la dualidad entre la ficción, con programas como La soledad del cabrero y El día que murieron los peces, y el periodismo, por los noticiarios y reportajes en los que laboró o por los que pasó dejando su huella, como el Noticiero de las Siete y el del Mediodía. Después diseñó, produjo y escribió Noticias Uno. Junto a Daniel Coronell presentó el programa de entrevistas Talentos, en el que contaban las historias de algunos colombianos que salieron del país y triunfaron en el extranjero. Tales fueron los casos de la tenista Fabiola Zuluaga, el escritor Daniel Samper y el científico Rodolfo Llinás.
Si hay una palabra que englobó a Heriberto Fiorillo fue la de “polifacético”. Incursionó en el cine documental como guionista y director, fue productor y director de televisión, columnista, cronista y hasta escribió obras como La mejor vida que tuve, Cantar mi pena, Nada es mentira, La Cueva, Arde Raúl, entre otras.
El tiempo le alcanzó para que haga 16 años fundara un certamen cultural que desde entonces reúne a pensadores del mundo, a músicos de los cinco continentes y de los últimos confines del orbe, a relatores orales y escritores, a poetas y cineastas: el Carnaval Internacional de las Artes, organizado por la Fundación La Cueva, de la que un día también fue su director, pues había sido su fundador en 2004.
Más allá de los achaques de la edad, y por los años que había vivido y su nutrida experiencia, dirigía talleres periodísticos en la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, y otros de narración en diversas escuelas y academias, como aquellas que comenzó a escribir en 1970 para El Espectador y El Heraldo, en donde su interés principal fueron los reportajes, las crónicas y las entrevistas.
Diez años más tarde, el amor por el cine documental apareció y de paso fungió como director de un magazín cinematográfico: Cine-revista. Tiempo después llegó el salto a la televisión y se desempeñó como subdirector y libretista del Noticiero de las 7. Más tarde se encargó de diseñar, producir y escribir Noticias Uno, tareas que hasta su muerte no abandonó, aunque lo hiciera desde otro espacio: Media de medios.
Los reconocimientos por su labor periodística no faltaron. No solo fue galardonado con el Premio Nacional Simón Bolívar, sino que también fue merecedor del título “Colombiano Ejemplar”, como lo evidenció el galardón con ese nombre que le otorgó en 2019 El Colombiano.
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Dos años después volvió a ser homenajeado. El 16 de marzo de 2021, el Ministerio de Cultura le entregó la Medalla al Mérito Cultural por su apuesta por descentralizar las diferentes expresiones culturales. Ese día, Felipe Buitrago, exministro de Cultura, hizo hincapié en la labor que había desempeñado a través de la Fundación La Cueva y el Carnaval Internacional de las Artes: “Fiorillo ha dejado una huella y un legado trascendental en Colombia y particularmente en Barranquilla. Él se ha destacado durante casi dos décadas por entregar a sus coterráneos un espacio que ha contribuido a la descentralización de la cultura y, como reza su eslogan, es un lugar único en el mundo”.
“Este es un premio al trabajo que he desarrollado desde la literatura, el cine, el teatro y desde las artes en general. Este es un reconocimiento a un trabajo de ciudad y representa el esfuerzo desarrollado en pro de la cultura, no solo de Barranquilla, sino del mundo”, fueron las palabras que pronunció aquel día de marzo Heriberto Fiorillo.
Ayer, en horas de la mañana, se confirmó que había fallecido la noche del lunes. Tras aquella noticia, las reacciones empezaron a llegar a través de redes sociales y de distintos medios de comunicación.
Periodistas como Daniel Coronell y Daniel Samper, y el escritor Ricardo Silva lamentaron su muerte. Coronell, además, aprovechó para compartir una columna que escribió en marzo de 2021 para Cambio sobre las lecciones que recibió de Heriberto Fiorillo.
Sus palabras fueron escritas en la misma época que a Fiorillo le otorgaban la Orden al Mérito Cultural. “Hace dos años pude verlo caminando más despacio, pero con la mente aguda y la creatividad de siempre. Estaba con Claudia, su adorable esposa, rodeado de amigos y empezando a inventar un plan nuevo para La Cueva. Esta semana me llamaron para contarme que le entregarán la Orden al Mérito Cultural. Sé que nunca ha buscado ni necesitado premios, pero me parece muy justo el reconocimiento. Por mi parte, jamás tendré cómo agradecerle lo que me enseñó con sus palabras y con su ejemplo”.
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