Publicidad

Marwán: “La música no es un cuadro que miras desde fuera, es un espejo”

El cantautor y poeta español celebra dos décadas de carrera artística con su gira “Canciones para una urgencia”. Este viernes 7 de junio se presentará en el Teatro Astor Plaza, en Bogotá. En entrevista con El Espectador habló sobre la música como la compañera inseparable de su vida.

Daniela Villamarín Solorza
07 de junio de 2024 - 10:04 p. m.
El nuevo disco del poeta y cantautor español incluye duetos con personajes como Mikel Izal, Jorge Drexler, Coti, Miguel Poveda, entre otros.
El nuevo disco del poeta y cantautor español incluye duetos con personajes como Mikel Izal, Jorge Drexler, Coti, Miguel Poveda, entre otros.
Foto: Marwán

Para Marwán la música es urgente. Es un remedio contra la injusticia, los desencuentros y el desasosiego. En ella puede resguardarse y exhibirse. Tejerse desde dentro, anudarse los vacíos, componerse un refugio sin salida. “La música es el vehículo que he elegido —o me ha elegido— para transitar en esta vida. Las canciones me han ayudado a encontrarme, a rescatar momentos que he vivido y a darles la grandeza que no sabía que tenían. A veces el sentimiento es un derrumbe, pero de él puede nacer un monumento”, aseguró.

Dijo también que la música es un “antídoto contra el exceso de realidad” y una fórmula para embellecer el pasado. Es instintivo. Tanto, que cuando salió de su habitación para esta entrevista, que se hizo en un hotel en el centro de Bogotá, se inclinó como un niño sobre el piano que adornaba la recepción. Apenas lo tocó, no había tiempo, pero jugó unos segundos con las teclas creyendo que nadie lo veía. Quizás su urgencia por la música sea eso: no poder evitar acariciar un piano.

El enamoramiento empezó a los 15 años, cuando uno de sus mejores amigos se compró una guitarra y le enseñó a tocar en ella sus primeras canciones. Al poco tiempo sus padres le regalaron una propia y tres años después ya estaba componiendo. No fue premeditado, “fue una pulsión interna y brutal de narrar mi vida de ese modo, de acudir urgentemente a la guitarra y al papel para explicar la vida. Por eso no hay ficción en mis canciones. De hecho, me gustaría haberme maquillado un poco y no haber pecado de ser tan fiel a mi propia historia”.

El artista llegó a Bogotá para celebrar el aniversario de veinte años de carrera y el Teatro Astor Plaza lo recibirá esta noche con su guitarra y un nuevo libro bajo el brazo. En entrevista con El Espectador habló sobre su carrera, de su música como un refugio, de las canciones como un “fármaco de bolsillo” y de la poesía como el lugar al que llegó por suerte —y por sentir tanto—.

¿Cómo se celebra el cumpleaños número veinte de una carrera exitosa?

Con amigos. Mi disco tiene veinte canciones de estos veinte años que he querido regrabar y compartir casi todas con buenos amigos artistas. Es lo mismo que un cumpleaños. ¿A quién invitas? A la gente a la que quieres.

¿Cómo es la vida de un músico que escribe poemas?

Me identifico mucho más con el nombre de músico porque toda mi carrera ha ido alrededor de eso. Aunque he tenido mucho éxito como poeta, es un éxito inusitado. Fue la gente la que me regaló una carrera como poeta. Lo que realmente me gusta es comunicar, hablar de las emociones, tratar de hallar las claves de la vida que se nos escapan, contarlas a través de una canción.

¿Qué pasa cuando la canción que escribió para entender su vida empieza a contar la de alguien más?

Ese es el gran regalo de ser músico. Empecé a componer porque sentí que yo también podía ser un contador de historias y el sueño era que mis canciones sirvieran para volcar en ellas mis experiencias, pero también para que otros vieran reflejadas las suyas. Ese es el milagro: que la música no es un cuadro que miras desde fuera, es un espejo en el que te reflejas.

¿Cómo sabe cuándo una historia va a volverse canción y no poema?

La respuesta que te voy a dar es todo menos poética, es absolutamente prosaica. Cuando tengo una guitarra en la mano, estoy haciendo una canción y cuando estoy delante de un ordenador o solo tengo papel, hago un poema.

Dice que su parte favorita es estar en el escenario, conectar con la gente. ¿Cuál es la parte más difícil?

Quizá los bloqueos, el folio en blanco, cuando llevas un mes intentando sacar una canción adelante y no sale, pues estás ahí peleando contigo mismo. Pero tengo claro que la musa, la creatividad y la inspiración siempre vuelven. También tengo varias técnicas. Esperar sin presionar, ver qué te regala la vida. Aburrirse, no hacer nada, quedarse en silencio. Luego me acuerdo de los Peripatéticos, unos filósofos que se dedicaban a dar vueltas mientras filosofaban. Hay poemas y canciones que he escrito caminando, literalmente, durante horas.

¿Cómo escribe las canciones que le duelen? La que escribió sobre Palestina, de donde es su padre, por ejemplo

Bueno, pues llorando. Se te escapan las lágrimas en algunos momentos de la canción, como es normal. Las escribes así, rindiéndote a ella. Tratas de no intervenir mucho, de dejar que la canción se escriba sola.

¿Qué significa que una canción se escriba sola?

Hay canciones que se escriben por inspiración y otras por transpiración. Por inspiración sientes como si la canción estuviera escrita y tú simplemente la estuvieras transcribiendo. Fluye, frase tras frase, de un modo casi automático, desaparece el tiempo, te ves utilizando expresiones o palabras que tradicionalmente no utilizas. Cuanto más preparado estés, poética y musicalmente, mejor vas a poder traducir ese impulso.

Otras, en cambio, son canciones que has escrito las dos o tres primeras frases y ahí se han quedado. Tienes que empezar a trabar, buscar las frases, sudar la camiseta. Por eso le llamo por transpiración, ¿no?, transpiras, sudas, hacerlas conlleva un esfuerzo mayor.

¿Qué ha aprendido en todos estos años de carrera?

A vivir mucho en el presente, aunque constantemente estoy viviendo en el miedo al futuro y en el arrepentimiento por cosas hechas en el pasado. A ser agradecido porque he conseguido mucho más de lo que nunca hubiera soñado. Y a amarme, porque con quien más desagradable e injusto soy es conmigo.

Daniela Villamarín Solorza

Por Daniela Villamarín Solorza

Comunicadora Social con énfasis en periodismo y producción audiovisual de la Universidad Javeriana. @Dvillamarinsdvillamarin@elespectador.com

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar