El cortometraje colombiano “La perra” y su camino hacia los Premios Óscar
El cortometraje “La perra”, de la directora colombiana Carla Melo Gampert, aspira a entrar en la lista de nominados a Mejor Cortometraje de Animación para los Premios Óscar 2025. Hablamos con Franco Lolli, uno de sus productores, acerca de la producción del filme.
Pablo Marín J.
“La perra”, un cortometraje de catorce minutos, nació luego del fallecimiento de la mascota de Carla Melo Gampert. La animación, realizada con acuarela y tinta, cuenta la historia de una joven que creció en medio de una relación difícil con su madre en Bogotá. Explora cuestiones sobre ser mujer en distintas etapas de la vida y la ambivalencia que tiene la palabra “perra” (el animal o el insulto).
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“La perra”, un cortometraje de catorce minutos, nació luego del fallecimiento de la mascota de Carla Melo Gampert. La animación, realizada con acuarela y tinta, cuenta la historia de una joven que creció en medio de una relación difícil con su madre en Bogotá. Explora cuestiones sobre ser mujer en distintas etapas de la vida y la ambivalencia que tiene la palabra “perra” (el animal o el insulto).
El cortometraje se estrenó durante la Competencia Internacional de la edición 76 Festival de Cine de Cannes, en 2023, y tuvo su premier en nuestro país en el Festival de Cortos de Bogotá, Bogoshorts. “La perra” es una coproducción entre Colombia —con Evidencia Films, el Fondo de Desarrollo Cinematográfico (FDC) y el Instituto Distrital de las Artes (Idartes)— y Francia, —con June Films y ARTE France—.
Uno de sus productores, el también director de cine Franco Lolli, habló para El Espectador sobre el paso de “La perra” en festivales internacionales, su producción y el proceso para entrar en la lista de nominados de los Premios Óscar.
¿Cómo le llegó el proyecto de “La perra”?
“La perra” llega a nosotros en Evidencia Films porque nosotros trabajamos con el novio de Carla hace muchos años, con Juan Sebastián Quebrada, que es el director de “El otro hijo”. Y Capucine Mahé, que es mi esposa y mi socia, había visto el trabajo anterior de Carla, “Por ahora un cuento”, que era su trabajo de grado en la universidad y que le había parecido maravilloso plásticamente. Veía los dibujos que hacía Carla, entre otros uno de un perro que le parecía maravilloso, y me dijo ¿por qué no hacemos algo con ella?”. Nos reunimos a almorzar con Juan Sebastián y Carla, que ya habían hablado un poco con Capucine y ahí el corto fue tomando forma muy rápidamente.
¿Cuánto tiempo tomó la preproducción para empezar el proceso de animación?
Esto sucedió más o menos en abril de 2020, en medio de la pandemia. Un par de meses después estábamos enviando al FDC y a Idartes. Nos ganamos los fondos y decidimos lanzarnos a coproducir con Francia. Hubo un tiempo de acercamiento a lo plástico del proyecto, todo lo que eran los dibujos, etcétera, que Carla hizo sola durante unos meses, mientras nosotros “levantábamos” el resto de la financiación. La preproducción debe haber durado unos seis meses, la producción del proyecto ocho meses, y luego fueron unos dos o tres meses de postproducción. Fue un proceso de dos años.
¿Por qué eligieron hacer el cortometraje con acuarela y tinta?
Desde el inicio eso era muy importante para Carla, —para nosotros también lo era— porque así es que ella trabaja. Creemos en la organicidad de la materia y en lo análogo, que, en la medida de lo posible, es muy diferente a una imagen digital, que en realidad son unos y ceros. Entonces esa decisión —que hizo todo más lento y caro— hizo todo más bello.
En el cortometraje participaron varios animadores, no solo Melo Gampert, ¿cómo fue el proceso para seleccionar a los artistas que trabajaron en la animación? ¿La decisión fue de ella? ¿Suya?
Nosotros (Evidencia Films) nunca habíamos hecho animación, entonces no teníamos conocimiento de cómo hacerlo. Esto fue decisión de Carla, pero contamos con un aliado muy clave al inicio, Juan Camilo González —un gran animador y director— que había sido el director de tesis de ella. Entre los dos hicieron un casting de animadores.
¿Cómo ha sido promocionar un corto de animación en Colombia?
Este corto ha tenido una “suerte” (no estoy seguro). Desde el inicio todo el mundo lo ha querido, de alguna manera. Cuando lo mandamos por primera vez a buscar financiación, la gente lo aceptó, lo agarró. Tuvimos la premier mundial en el Festival de Cannes, estuvo en el Festival de Cine de Animación de Annecy, entre muchos otros. Es un corto que sinceramente ha tenido una carrera llena de mucho amor.
Lo estrenamos en Colombia en Bogoshorts. Andrés Suárez y Jaime Manrique vieron el corto, les encantó y lo invitaron al festival. A partir de ahí el corto ya tenía una trayectoria y nos fueron aceptando aquí en el país como en el mundo, llegando a más de 150 selecciones en festivales y está llegando a su premio número 50. Ahora está en la lista corta de los Premios César en Francia, y estamos esperando que posiblemente entre en la de los Óscar. Es un corto que ha tenido un rumbo con una estrella fenomenal.
En este momento “La perra” está en la carrera para entrar a la lista corta de nominados al Óscar a Mejor Cortometraje de Animación, ¿cómo ha sido ese proceso? ¿Han tenido algún apoyo de instituciones o ha sido independiente?
El FDC, a través de Proimágenes Colombia, da estímulos para la participación en festivales de los proyectos, lo que permite pagar el tiquete al Festival de Cannes, hasta cierto punto. También nosotros hemos invertido mucho dinero y tiempo en este trabajo. Ahora encontramos unas productoras ejecutivas nuevas para la carrera de los Óscar que nos están apoyando con la financiación de la campaña, que es muy cara.
Si soy sincero, en Colombia falta mucho apoyo frente a estas cosas, porque creo que no se entiende la importancia simbólica que tienen realmente. La importancia que un cortometraje como “La perra” tendría para el país al quedar en la lista corta o en la nominación a los Óscar, nos daría luz no solo a nosotros, sino a todo el cine de animación colombiano, porque es, tal vez, la única ceremonia con un alto nivel de trascendencia mediática. Por ahora lo estamos haciendo de manera independiente, con las uñas, y sé que eso cambia mucho en la carrera, la verdad, porque aquí hay lobby, dinero, etc.
¿Qué han hecho para su campaña para el Óscar?
Pues la campaña consiste en hacer que la gente, que los votantes de la Academia, se enteren de la existencia del corto, porque hay 88 cortos que tienen la posibilidad de llegar. Ya sea porque han ganado los premios calificativos, ya sea porque han hecho un estreno teatral en Los Ángeles o en Nueva York, en Estados Unidos, de un tiempo determinado. Entonces ahí entran los de estudios grandes. Por ejemplo, hay un corto producido por Alfonso Cuarón.
De esos 88, necesitas que los miembros de la Academia vean el tuyo, (no todos ven la totalidad de los proyectos). Hay que llamar la atención sobre la existencia del corto para que la gente lo pueda ver a través de redes sociales, prensa, de todo lo que se pueda hacer. Nosotros tuvimos una proyección de “La perra” el sábado, 7 de diciembre, en Los Ángeles, por ejemplo.
De todo este proceso con “La perra”, ¿con qué se queda? ¿Cuál ha sido la experiencia más gratificante?
Yo me quedo más con la película que con el camino. Creo que lo que queda al final son las películas. Evidentemente de esto salen amigos, sale un aprendizaje. Nosotros nunca habíamos hecho animación y ahora queremos seguir en ello. Salen conocimientos, salen socios nuevos, fenomenales, con las nuevas productoras ejecutivas que están entrando a la película ahorita. Salen muchas cosas, pero al final lo que a mí me importa es hacer buenas películas. Y películas que queden para la vida y que queden para el archivo.
Más allá de sus premios, de que llegue o no al Óscar, para mí lo importante es la película que hicimos, lo que tratamos de expresar. Como productores logramos ayudar a crear una obra muy potente, bellísima plásticamente, fuerte y atemporal, que yo espero se instale como clásico del cine colombiano.