El debate como práctica artística
El artista Jaime Iregui creó esta plataforma en la década de los 90 para propiciar un espacio de debate y reflexión frente a las prácticas del mundo del arte.
Andrea Jaramillo Caro
Hablemos sobre los inicios de Esfera Pública.
Esto empezó en los años noventa. Mi práctica como artista es propiciar espacios de conversación e invitar a las personas a discutir en torno a cierto tipo de problemas y cosas relacionadas con el medio del arte. En un comienzo eran encuentros presenciales, se llamaba proyecto Tandem, y tenía unas preocupaciones alrededor del mismo tema de la crítica, se proponía también una conversación más entre artistas y una alternativa a la crítica misma. En los noventa había críticos escribiendo en los periódicos, internet no existía y la conversación era más presencial, y la idea era poder discutir temas entre artistas sin necesidad de estar mediados ni por los periódicos, ni por los críticos, sino por la misma relación directa entre artistas. De ahí empezaron una serie de proyectos que se hicieron en la red cuando empezaba internet, eran proyectos que aparecían y desaparecían.
¿Como cuáles?
Uno de ellos se llamó Momento Crítico, que fue un espacio de discusión que se hacía por listas de correo, muy interesante porque era un debate y discusión relacionados con temas que no eran la obra de arte, sino relacionados con instituciones, con el nacimiento del Ministerio de Cultura, por ejemplo, y con aspectos y situaciones que le interesaban al campo del arte. En el año 2000 cambió el nombre a Esfera Pública y comenzaron una serie de discusiones que eran sobre museos, curadurías y cosas que realmente no se discutían sino en ese espacio. Era una lista de correo, en ese momento, y era muy centrado en opiniones y un tipo de escritura espontánea. En el año 2005 apareció la plataforma Wordpress, ahí empezaron las discusiones a ser más recurrentes, porque al comienzo eran sobre los salones. Había unos debates al año, y luego comenzó un ritmo de discusión mucho más ágil, hasta el año 2014.
Le sugerimos: Sobre “Alis”, la película: “El primer paso para cambiar algo, es imaginárselo”
¿Cómo fue la relación con las redes sociales?
Cuando comenzaron, más o menos, la discusión se mantenía en la plataforma de Wordpress, pero también a dispersarse en las redes sociales. En el año 2017 decidí, como editor, hacer una revisión de cómo habían sido las discusiones, y era hora de replantear el espacio y de buscar una forma de diferenciarnos de la discusión que se estaba dando en las redes sociales, que era muy breve, muy corta, muy polarizada. Ahí surgió la idea del libro, que se lanzó en el año 2019, que se llama “Pensar la escena”, y para ese año se propuso una idea de Esfera Pública como un espacio de encuentro presencial, sin tanta mediación de redes ni de plataformas y buscar nuevos temas. Con la pandemia no hubo manera de realizar estos encuentros y en esos años la idea fue discutir temas relacionados con el impacto en el campo artístico de la pandemia, precarización, cosas necesarias, los apoyos a los artistas... Para este año la idea es hacer más encuentros sin tanta mediación y salirnos del tema de la polémica del día.
¿De dónde salió el nombre de Esfera Pública?
En ese momento crítico estaba trabajando en un proyecto que tenía mucho que ver con las nociones de esfera y, por alguna razón, apareció el nombre de Esfera Pública. Me interesó mucho ese nombre, también me gustó que ese es un concepto que viene de la filosofía de Habermas, de que la esfera pública es el espacio de discusión y de crítica de la sociedad civil en torno a problemas de interés común. En su momento había un asunto que era el trasfondo de la creación, pero fue un nombre que se le puso al espacio y se hizo con la idea de que iba a durar unos meses, como los espacios que venía creando en internet. Me gustaba propiciar los espacios, que se dieran las discusiones, desaparecer y aparecer por otro espacio distinto. No se pudo cambiar, no se pudo hacer eso, porque se dieron debates muy álgidos y había un nivel alto de apropiación entre las personas que participaban en Esfera Pública. Ese nombre funcionó de esa manera y lo que distingue el espacio es eso, un foro abierto. No es un magazín donde uno encarga artículos, es un foro en el cual las personas proponen los temas, y es muy parecido a la esfera pública, como en principio, donde las personas proponen un tema de discusión que preocupa al medio.
Podría interesarle: Volverse inmortal: la llegada de Vargas Llosa a la Academia Francesa
¿De dónde surgió su interés por abordar estos temas como artista?
Entiendo Esfera Pública más como una práctica artística que como una obra artística. Es una práctica que uno propicia y que es más colaborativa. Como práctica artística empezó en los años 1993-94, venía trabajando en varios procesos de espacios con los artistas, haciendo espacios de exposición de artistas, lo que se llama espacios independientes... y me interesaba mucho la conversación. Mi interés también como artista era articular redes, trabajaba mucho visualmente en temas de redes y, en ese momento, el tema de las redes era más utópico, porque no existía internet y se discutía mucho sobre eso. En El Espectador, en el año 94, la editora cultural Olga Marín abrió un espacio que se llamaba “Cuartos de las artes” y lo hicimos conjuntamente con Tandem. En ese momento ella cogió la idea de que hiciéramos conversaciones en vez de crítica, y se creó esa página que apareció unas 40 veces entre el año 1994 y 1995, esto fue un preámbulo de Esfera Pública.
Le recomendamos: Exlibris, diez años de maridaje entre libros y comida
¿Por qué es importante tener estas discusiones entre artistas y hacerlas públicas?
Muchas de estas son lo que podemos llamar discusiones del campo del arte y no tienen el fin, como sí lo tenía la crítica, de educar sobre arte. En Colombia la crítica realmente no se hace, hay periodismo cultural, pero no crítica de arte. Es un fenómeno global en el cual la crítica de arte de alguna manera desaparece para dar paso más a un tema de discusión sobre el contexto del arte y en ese contexto del arte se habla del mercado, se habla del arte y la política, se habla del arte y las instituciones, se habla de las curadurías, y eso es lo que de alguna manera se ha vuelto la crítica. Hoy en día esta es una manera de acercarse al campo de la crítica, sobre la reflexión sobre temas como mercado, el NFT, la arte y la vida, la inteligencia artificial, una serie de temas que seguramente preocupan al campo y se discute sobre eso, más que si la exposición es buena o mala.
¿Cómo cree que estas discusiones impactan en la vida de un artista joven?
Es un tema que estamos como explorando. Por un lado, ahí está el archivo que mucha gente joven consulta, cuando ya quiere salirse de la discusión rápida de internet. Hacia el futuro veo una mezcla como una cosa híbrida entre espacios presenciales y espacios en la red, sobre temas que también den una guía al artista joven, que en estos momentos está en una situación muy compleja porque la pandemia cambió muchas cosas. Artistas que egresan de las universidades salen a encontrarse con un mundo del arte que ha cambiado mucho, y creo que sería más bien casi como crear espacios donde, más que discutir o criticar, que igual es muy importante, las personas tengan guías sobre cosas básicas, como aplicar a convocatorias, qué pasa con el campo, entre otras.
Hablemos sobre los inicios de Esfera Pública.
Esto empezó en los años noventa. Mi práctica como artista es propiciar espacios de conversación e invitar a las personas a discutir en torno a cierto tipo de problemas y cosas relacionadas con el medio del arte. En un comienzo eran encuentros presenciales, se llamaba proyecto Tandem, y tenía unas preocupaciones alrededor del mismo tema de la crítica, se proponía también una conversación más entre artistas y una alternativa a la crítica misma. En los noventa había críticos escribiendo en los periódicos, internet no existía y la conversación era más presencial, y la idea era poder discutir temas entre artistas sin necesidad de estar mediados ni por los periódicos, ni por los críticos, sino por la misma relación directa entre artistas. De ahí empezaron una serie de proyectos que se hicieron en la red cuando empezaba internet, eran proyectos que aparecían y desaparecían.
¿Como cuáles?
Uno de ellos se llamó Momento Crítico, que fue un espacio de discusión que se hacía por listas de correo, muy interesante porque era un debate y discusión relacionados con temas que no eran la obra de arte, sino relacionados con instituciones, con el nacimiento del Ministerio de Cultura, por ejemplo, y con aspectos y situaciones que le interesaban al campo del arte. En el año 2000 cambió el nombre a Esfera Pública y comenzaron una serie de discusiones que eran sobre museos, curadurías y cosas que realmente no se discutían sino en ese espacio. Era una lista de correo, en ese momento, y era muy centrado en opiniones y un tipo de escritura espontánea. En el año 2005 apareció la plataforma Wordpress, ahí empezaron las discusiones a ser más recurrentes, porque al comienzo eran sobre los salones. Había unos debates al año, y luego comenzó un ritmo de discusión mucho más ágil, hasta el año 2014.
Le sugerimos: Sobre “Alis”, la película: “El primer paso para cambiar algo, es imaginárselo”
¿Cómo fue la relación con las redes sociales?
Cuando comenzaron, más o menos, la discusión se mantenía en la plataforma de Wordpress, pero también a dispersarse en las redes sociales. En el año 2017 decidí, como editor, hacer una revisión de cómo habían sido las discusiones, y era hora de replantear el espacio y de buscar una forma de diferenciarnos de la discusión que se estaba dando en las redes sociales, que era muy breve, muy corta, muy polarizada. Ahí surgió la idea del libro, que se lanzó en el año 2019, que se llama “Pensar la escena”, y para ese año se propuso una idea de Esfera Pública como un espacio de encuentro presencial, sin tanta mediación de redes ni de plataformas y buscar nuevos temas. Con la pandemia no hubo manera de realizar estos encuentros y en esos años la idea fue discutir temas relacionados con el impacto en el campo artístico de la pandemia, precarización, cosas necesarias, los apoyos a los artistas... Para este año la idea es hacer más encuentros sin tanta mediación y salirnos del tema de la polémica del día.
¿De dónde salió el nombre de Esfera Pública?
En ese momento crítico estaba trabajando en un proyecto que tenía mucho que ver con las nociones de esfera y, por alguna razón, apareció el nombre de Esfera Pública. Me interesó mucho ese nombre, también me gustó que ese es un concepto que viene de la filosofía de Habermas, de que la esfera pública es el espacio de discusión y de crítica de la sociedad civil en torno a problemas de interés común. En su momento había un asunto que era el trasfondo de la creación, pero fue un nombre que se le puso al espacio y se hizo con la idea de que iba a durar unos meses, como los espacios que venía creando en internet. Me gustaba propiciar los espacios, que se dieran las discusiones, desaparecer y aparecer por otro espacio distinto. No se pudo cambiar, no se pudo hacer eso, porque se dieron debates muy álgidos y había un nivel alto de apropiación entre las personas que participaban en Esfera Pública. Ese nombre funcionó de esa manera y lo que distingue el espacio es eso, un foro abierto. No es un magazín donde uno encarga artículos, es un foro en el cual las personas proponen los temas, y es muy parecido a la esfera pública, como en principio, donde las personas proponen un tema de discusión que preocupa al medio.
Podría interesarle: Volverse inmortal: la llegada de Vargas Llosa a la Academia Francesa
¿De dónde surgió su interés por abordar estos temas como artista?
Entiendo Esfera Pública más como una práctica artística que como una obra artística. Es una práctica que uno propicia y que es más colaborativa. Como práctica artística empezó en los años 1993-94, venía trabajando en varios procesos de espacios con los artistas, haciendo espacios de exposición de artistas, lo que se llama espacios independientes... y me interesaba mucho la conversación. Mi interés también como artista era articular redes, trabajaba mucho visualmente en temas de redes y, en ese momento, el tema de las redes era más utópico, porque no existía internet y se discutía mucho sobre eso. En El Espectador, en el año 94, la editora cultural Olga Marín abrió un espacio que se llamaba “Cuartos de las artes” y lo hicimos conjuntamente con Tandem. En ese momento ella cogió la idea de que hiciéramos conversaciones en vez de crítica, y se creó esa página que apareció unas 40 veces entre el año 1994 y 1995, esto fue un preámbulo de Esfera Pública.
Le recomendamos: Exlibris, diez años de maridaje entre libros y comida
¿Por qué es importante tener estas discusiones entre artistas y hacerlas públicas?
Muchas de estas son lo que podemos llamar discusiones del campo del arte y no tienen el fin, como sí lo tenía la crítica, de educar sobre arte. En Colombia la crítica realmente no se hace, hay periodismo cultural, pero no crítica de arte. Es un fenómeno global en el cual la crítica de arte de alguna manera desaparece para dar paso más a un tema de discusión sobre el contexto del arte y en ese contexto del arte se habla del mercado, se habla del arte y la política, se habla del arte y las instituciones, se habla de las curadurías, y eso es lo que de alguna manera se ha vuelto la crítica. Hoy en día esta es una manera de acercarse al campo de la crítica, sobre la reflexión sobre temas como mercado, el NFT, la arte y la vida, la inteligencia artificial, una serie de temas que seguramente preocupan al campo y se discute sobre eso, más que si la exposición es buena o mala.
¿Cómo cree que estas discusiones impactan en la vida de un artista joven?
Es un tema que estamos como explorando. Por un lado, ahí está el archivo que mucha gente joven consulta, cuando ya quiere salirse de la discusión rápida de internet. Hacia el futuro veo una mezcla como una cosa híbrida entre espacios presenciales y espacios en la red, sobre temas que también den una guía al artista joven, que en estos momentos está en una situación muy compleja porque la pandemia cambió muchas cosas. Artistas que egresan de las universidades salen a encontrarse con un mundo del arte que ha cambiado mucho, y creo que sería más bien casi como crear espacios donde, más que discutir o criticar, que igual es muy importante, las personas tengan guías sobre cosas básicas, como aplicar a convocatorias, qué pasa con el campo, entre otras.