El debate por la reedición de ‘Matilda’, ‘Las brujas’ y otras obras de Roald Dahl
Una investigación de The Telegraph dio cuenta de cientos de cambios en las últimas ediciones de libros como “Charlie y la fábrica de chocolate”, “Matilda”, y “Las brujas”, debido al “lenguaje ofensivo”. Autores como Salman Rushdie lo tildan de censura.
Los personajes que viven en los mundos que creó Roald Dahl parecen haber cambiado. En “Matilda”, el escritor inglés había descrito a Tronchatoro como una mujer con “una gran cara de caballo”; y en “Charlie y la fábrica de chocolate”, a Augustus Gloop como un niño “enormemente gordo”. Pero en las nuevas ediciones de estos libros solo se hace referencia a la “cara” de la directora de la escuela Pachurralos y a que Gloop es “enorme”. Estos son dos de los cientos de cambios que encontró el diario británico The Telegraph al comparar las ediciones de 2001 y 2022 de los cuentos de Dahl.
“Las palabras importan”, se lee en el aviso que figura en la página de copyright de las últimas ediciones de los libros de Roald Dahl publicadas por Puffin Books, una división de Penguin Random House. “Las maravillosas palabras de Roald Dahl pueden transportarte a mundos diferentes y presentarte a los personajes más maravillosos. Este libro fue escrito hace muchos años, por lo que revisamos periódicamente el lenguaje para asegurarnos de que pueda seguir siendo disfrutado por todos hoy en día.”
El mencionado medio halló 58 cambios en “Las brujas”, un libro que narra la historia de un joven británico que vive en un mundo donde las brujas existen, son calvas, tienen garras y odian a los niños. En la edición del 2001, se dice que una mujer puede estar trabajando como “cajera en un supermercado o escribiendo cartas para un hombre de negocios”. En 2022, la misma mujer puede trabajar como “una científica de alto nivel o dirigiendo una empresa”.
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Los cambios en el lenguaje de los cuentos de Dahl corresponden a temas como el peso, la salud mental, la raza y el género. La palabra “gordo” se ha suprimido de las descripciones. “Un pequeño y gordo ratón café” ahora es solo “un pequeño ratón café”. Muchos otros adjetivos sobre el color se han suprimido. Los personajes no se tornan “blancos”, sino “pálidos”.
No es la primera vez que la obra del escritor británico es criticada y modificada por temas de corrección política. En la versión de 1964, los oompa-loompas de “Charlie y la fábrica de chocolate” eran pigmeos negros, esclavos que provenían de África. Pero en ese momento fue el mismo Dahl, quien falleció en 1990, el que hizo los cambios para que en versiones posteriores estos personajes fueran seres con la piel color naranja. Paulatinamente, se convirtieron en criaturas fantásticas.
“Queremos asegurarnos de que las maravillosas historias y personajes de Roald Dahl sigan siendo disfrutadas por todos los niños de hoy”, dijo un vocero de la Roald Dahl Story Company a The Telegraph. “Cuando se publican nuevas versiones de libros escritos hace años, no es raro revisar el lenguaje utilizado y actualizar otros detalles, como la cubierta y el diseño de las páginas. Nuestro principio rector en todo momento ha sido mantener los argumentos, los personajes y el espíritu irreverente y mordaz del texto original. Todos los cambios han sido pequeños y cuidadosamente meditados”.
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Sin embargo, varios personajes del mundo cultural se han manifestado en contra de las modificaciones a la obra de Dahl. Salman Rushdie afirmó en redes sociales: “Roald Dahl no era un ángel, pero esto es una censura absurda. Puffin Books y los herederos de Dahl deberían estar avergonzados”.
Suzanne Nossel, la directora ejecutiva de PEN America, una comunidad que aboga por la libertad de expresión, también expresó su inconformismo. “Si iniciamos el camino de intentar corregir los desaires percibidos, en lugar de permitir que los lectores reciban y reaccionen ante los libros tal y como están escritos, corremos el riesgo de distorsionar la obra de grandes autores y nublar la lente esencial que la literatura ofrece sobre la sociedad”.
Dahl ha sido acusado de haber sido misógino, racista y antisemita, razón por la cual su familia hizo una disculpa pública hace unos años: “La familia Dahl y la Roald Dahl Story Company se disculpan profundamente por el dolor duradero y comprensible causado por algunas de las declaraciones de Roald Dahl. Esos comentarios prejuiciosos son incomprensibles para nosotros y contrastan marcadamente con el hombre que conocimos y con los valores en el corazón de las historias de Roald Dahl, que han impactado positivamente a los jóvenes durante generaciones”.
Aunque los derechos de los libros de Roald Dahl fueron adquiridos por Netflix en 2021, los cambios que corresponden a la “sensibilidad contemporánea” habían comenzado en 2020, liderados por Puffin Books y la Roald Dahl Story Company.
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Los personajes que viven en los mundos que creó Roald Dahl parecen haber cambiado. En “Matilda”, el escritor inglés había descrito a Tronchatoro como una mujer con “una gran cara de caballo”; y en “Charlie y la fábrica de chocolate”, a Augustus Gloop como un niño “enormemente gordo”. Pero en las nuevas ediciones de estos libros solo se hace referencia a la “cara” de la directora de la escuela Pachurralos y a que Gloop es “enorme”. Estos son dos de los cientos de cambios que encontró el diario británico The Telegraph al comparar las ediciones de 2001 y 2022 de los cuentos de Dahl.
“Las palabras importan”, se lee en el aviso que figura en la página de copyright de las últimas ediciones de los libros de Roald Dahl publicadas por Puffin Books, una división de Penguin Random House. “Las maravillosas palabras de Roald Dahl pueden transportarte a mundos diferentes y presentarte a los personajes más maravillosos. Este libro fue escrito hace muchos años, por lo que revisamos periódicamente el lenguaje para asegurarnos de que pueda seguir siendo disfrutado por todos hoy en día.”
El mencionado medio halló 58 cambios en “Las brujas”, un libro que narra la historia de un joven británico que vive en un mundo donde las brujas existen, son calvas, tienen garras y odian a los niños. En la edición del 2001, se dice que una mujer puede estar trabajando como “cajera en un supermercado o escribiendo cartas para un hombre de negocios”. En 2022, la misma mujer puede trabajar como “una científica de alto nivel o dirigiendo una empresa”.
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Los cambios en el lenguaje de los cuentos de Dahl corresponden a temas como el peso, la salud mental, la raza y el género. La palabra “gordo” se ha suprimido de las descripciones. “Un pequeño y gordo ratón café” ahora es solo “un pequeño ratón café”. Muchos otros adjetivos sobre el color se han suprimido. Los personajes no se tornan “blancos”, sino “pálidos”.
No es la primera vez que la obra del escritor británico es criticada y modificada por temas de corrección política. En la versión de 1964, los oompa-loompas de “Charlie y la fábrica de chocolate” eran pigmeos negros, esclavos que provenían de África. Pero en ese momento fue el mismo Dahl, quien falleció en 1990, el que hizo los cambios para que en versiones posteriores estos personajes fueran seres con la piel color naranja. Paulatinamente, se convirtieron en criaturas fantásticas.
“Queremos asegurarnos de que las maravillosas historias y personajes de Roald Dahl sigan siendo disfrutadas por todos los niños de hoy”, dijo un vocero de la Roald Dahl Story Company a The Telegraph. “Cuando se publican nuevas versiones de libros escritos hace años, no es raro revisar el lenguaje utilizado y actualizar otros detalles, como la cubierta y el diseño de las páginas. Nuestro principio rector en todo momento ha sido mantener los argumentos, los personajes y el espíritu irreverente y mordaz del texto original. Todos los cambios han sido pequeños y cuidadosamente meditados”.
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Sin embargo, varios personajes del mundo cultural se han manifestado en contra de las modificaciones a la obra de Dahl. Salman Rushdie afirmó en redes sociales: “Roald Dahl no era un ángel, pero esto es una censura absurda. Puffin Books y los herederos de Dahl deberían estar avergonzados”.
Suzanne Nossel, la directora ejecutiva de PEN America, una comunidad que aboga por la libertad de expresión, también expresó su inconformismo. “Si iniciamos el camino de intentar corregir los desaires percibidos, en lugar de permitir que los lectores reciban y reaccionen ante los libros tal y como están escritos, corremos el riesgo de distorsionar la obra de grandes autores y nublar la lente esencial que la literatura ofrece sobre la sociedad”.
Dahl ha sido acusado de haber sido misógino, racista y antisemita, razón por la cual su familia hizo una disculpa pública hace unos años: “La familia Dahl y la Roald Dahl Story Company se disculpan profundamente por el dolor duradero y comprensible causado por algunas de las declaraciones de Roald Dahl. Esos comentarios prejuiciosos son incomprensibles para nosotros y contrastan marcadamente con el hombre que conocimos y con los valores en el corazón de las historias de Roald Dahl, que han impactado positivamente a los jóvenes durante generaciones”.
Aunque los derechos de los libros de Roald Dahl fueron adquiridos por Netflix en 2021, los cambios que corresponden a la “sensibilidad contemporánea” habían comenzado en 2020, liderados por Puffin Books y la Roald Dahl Story Company.
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