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El diablo y su rol protagónico en el Carnaval de Riosucio

La fiesta caldense, que se inició ayer con el “alegre despertar” y que culminará el 11 de enero con la lectura del testamento del diablo, guarda una historia relacionada con la fundación del municipio de Riosucio.

07 de enero de 2023 - 06:00 p. m.
Antes del 6 de enero, fecha en la que se inicia el Carnaval de Riosucio, se lleva a cabo una etapa preparativa durante los últimos seis meses del año anterior a su realización.
Antes del 6 de enero, fecha en la que se inicia el Carnaval de Riosucio, se lleva a cabo una etapa preparativa durante los últimos seis meses del año anterior a su realización.
Foto: Tomado de Intagram: @carnavalderiosucio
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Le han llamado satanás, lucifer o simplemente el diablo. Se le ha asociado desde tiempos antiguos con el mal. Hasta tiene un número o tres si se quiere, según la tradición cristiana: 6 o 666. Pero aquel personaje, un día unió dos pueblos que estaban situados en un cerro llamado Ingrumá y que vivían en constante disputa: “La Montaña” y “Quiebralomo”. Dicen que intervinieron unos curas y les dijeron a sus habitantes que el camino era la reconciliación si no querían que el diablo tomara algún tipo de represalia. La paz llegó y debía perdurar para evitar cualquier castigo. Aquello dio surgimiento al municipio de Riosucio (Caldas) y no tardó en llegar su carnaval.

Algunos indígenas intervinieron en la fiesta de los Reyes Magos y entonces empezó la fiesta un 6 de enero. Aunque, en realidad, el diablo no hace su aparición si no hasta el día siguiente cuando una esfinge de gran tamaño hace su entrada triunfal. Al parecer, según el periódico El Colombiano, este año “medirá seis metros con 80″ y tendrá hasta piezas impresas en 3D.

Aquella figura también representa tres etnias: afrodescendiente, blanca e indígena. Porta unos cuernos de toro como sinónimo de fortaleza; relacionados con la cultura africana, unos colmillos de jaguar en homenaje al sol y unas alas de murciélago similares a las del diablo católico. Sin mencionar, que, en sus manos, lleva un calabazo “con el guarapo del culto a la tierra de los indígenas”.

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El Carnaval de Riosucio se empieza a gozar desde seis meses antes de su inicio oficial a través de distintos rituales y, luego, cuando llega el alegre despertar a las 12:00 a.m. del viernes, se viven seis días de fiestas que culminan el 11 de enero con el entierro del calabazo y la lectura de un testamento que deja el diablo. Pero más allá de este personaje, la festividad está acompañada de otros elementos como los matachines, el voceo, los decretos, los conjuros y las cuadrillas, entre otros.

En esta fiesta, si de alejar los malos espíritus se trata, para eso están los versos recitados a manera de rezo o mejor dicho los conjuros. Los versos vuelven a ser los protagonistas en los decretos, en donde lo oficial es burlado y satirizado. Entonces, los personajes públicos quedan al descubierto, sin ningún secreto. Los decretos que también se hacen de noche y es ahí cuando el voceo (un desfile colectivo de disfraces) hace su aparición, invitando a los habitantes a que se unan al guarapo y la chirimía. Mañana algunas comparsas se tomarán las calles de Riosucio y hasta pasarán de casa en casa. Esas que portarán un disfraz y estarán acompañadas de música y tendrán hasta tiempo para cantar en coro. Les dicen las cuadrillas.

El diablo no arriba cada año a Riousucio porque este carnaval se celebra cada dos y siempre en números impares. Aunque esta vez, la verdad, es que se tardó cuatro años en regresar. Se vio obligado a esperar por cuenta de un virus: covid-19, le dicen.

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