Fotografía de la autora Brenda Navarro.
Foto: Iván Martínez
Brenda Navarro escribía poemas en la secundaria, un montón, dice, pero eran horribles, y los tiró todos, no hay posibilidad de que algún amigo –al estilo de Max Brod con Franz Kafka– encuentre alguno y lo publique. Nadie tiene constancia de ellos, además rimaban. Lo importante de los poemas, sin embargo, es que se hizo consciente de que escribía. Ya sabía que podía contar historias: a los ocho años, cuando se quedaba a dormir en la casa de su mejor amiga, le decía duérmete que te voy a contar qué vas a soñar. Y a los diez años,...