El enigmático viaje de los restos de Gardel desde Medellín hasta Buenaventura
“La caravana de Gardel”, película del director caleño Carlos Palau, será proyectada en la inauguración del Festival Internacional Carlos Gardel, que se celebrará en Los Ángeles, California, en el mes de mayo. ¿Por qué esta cinta no tuvo una distribución masiva?
Joseph Casañas - @joseph_casanas
La emotividad con la que habla Carlos Palau esconde una profunda decepción. El director de cine caleño dice que La caravana de Gardel, la película que se estrenó en Medellín hace cinco años con ocasión del aniversario número 80 de la muerte del Zorzal Criollo, no fue distribuida con la suficiente fuerza en Colombia por culpa de la discusión en la que se enfrascó con la exministra de Cultura Mariana Garcés. “El reconocimiento que la película no ha tenido en este país por fortuna sí se ha sentido en el exterior”, dice.
“En 2019 el Congreso, el estado de California y la ciudad de Los Ángeles nos dieron tres reconocimientos bellísimos por nuestra trayectoria. Todo lo que Colombia me había negado, lo reconocieron en el extranjero. Fue una bocanada de oxígeno haber recibido tanto cariño”, dice.
En Buenos Aires y Montevideo, el filme ahora hace parte de los insumos de quienes aún buscan en la literatura y el cine respuestas al mito en el que se constituyó el cantante de tango que falleció en Medellín el 24 de junio de 1935. Este año se conmemoran 85 años de su muerte.
Lo invitamos a leer: La última gira de Gardel
Como casi ningún festival de cine del país se interesó en proyectar la película, Palau resolvió publicarla en su canal de Youtube. No lo dice abiertamente, pero la plata que utilizó para sacarla adelante no regresó. No regresará. “Los $200 millones que se utilizaron para hacer la película eran de los ahorros nuestros. Todos los invertimos allí. La película me dejó nuevos amigos en Colombia, Argentina, Uruguay y Los Ángeles, así que lo del dinero no tiene mucha importancia. Al contrario: qué maravilla haber tenido esa plata para lograr esta película. Esos $200 millones ya me los hubiera gastado en cualquier bobada”, dice. Ninguno de los actores que trabajaron en la cinta cobró por su trabajo.
Durante 25 días y con un reducido equipo de producción, el cineasta caleño sacó adelante el plan de filmación. Con locaciones en Medellín, Cali, Buenaventura y Santa Fe de Antioquia, contó cómo Dionisio Arango y Tiberio Restrepo, un par de transportadores interpretados por los actores Alejandro Aguilar y Ramón Marulanda, llevaron el cuerpo sin vida de Gardel desde Medellín hasta Buenaventura.
Aunque la película es el resultado de la adaptación del libro homónimo, escrito por el bugueño Fernando Cruz Kronfly, tiene como principio un hecho histórico y real del que todavía se habla: el último y muy largo viaje de Carlos Gardel. Además: De Gardel el Sombrero
Un viaje eterno
Cinco meses después de la muerte del rey del tango llegaron desde Argentina unos documentos autenticados con los que se autorizaba el traslado de su cuerpo desde Medellín hasta Buenaventura por tierra y luego desde el puerto del Pacífico hasta Buenos Aires en barco, no en avión, como habría sido lo más lógico.
Al parecer, el presidente argentino de la época, Agustín P. Justo, cansado de las presiones políticas generadas por los cuestionamientos motivados por haber aceptado un negociado de carnes con el que Argentina aceptaba las condiciones de productores extranjeros(firma del tratado Roca-Runciman, del 1.º de mayo de 1933), decidió lanzar una cortina de humo para que el pueblo enfocara su atención en el viaje de regreso de Gardel y no en aquella problemática social.
“Justo urdió una trama junto con el director del diario Crítica, Natalio Botana, para desviar la atención pública del tema, extendiendo lo más posible el viaje del cadáver de Gardel y acompañando el periplo con constantes artículos periodísticos”, dijo a la BBC Luciano Londoño López, experto en la historia del tango y sus protagonistas. “Ese contexto político, que no lo tiene la novela de Kronfly, hace que la película adquiera otras dimensiones y que haya sido tan bien recibida en Argentina”, dice Palau.
Lo cierto es que dos meses después de que el cuerpo de Gardel fuera exhumado del cementerio de San Pedro, en Medellín, y luego de pasar por Amagá, La Pintada, Caramanta, Valparaíso, Marmato, Supía, Riosucio, Anserma, Pereira, Cali y Buenaventura, en Colombia y luego por Panamá, Nueva York, Río de Janeiro y Montevideo, sus restos llegaron a Buenos Aires el 5 de febrero de 1936.
Desde un velorio celebrado por unas prostitutas hasta el robo de los restos de Gardel hacen parte de los escenarios creados por Palau en su cinta.
En este sentido, el escritor Cruz Kronfly le dijo a El Espectador en 2015, cuando se reeditó su novela a propósito de los 80 años de la muerte del cantante argentino: “Yo debí indagar sobre los hechos reales. Los testigos de aquella época que fueron entrevistados (tres) contradijeron la leyenda popular. Dijeron que aquellos homenajes de los que se hablaron no existieron, ntonces resolví plegarme a la leyenda popular y construir la ficción. Todo lo que ocurre en la novela es ficción, menos el viaje por ferrocarril, mula y carro, que fue real”.
El próximo mes de septiembre la película de Palau será proyectada en el aniversario de la Fundación Carlos Gardel en Buenos Aires. Pasará lo mismo, días después, en Montevideo. Mientras tanto, en Colombia la cinta se seguirá proyectando en pequeños festivales y cineclubes. Palau ya perdió la esperanza de que se proyecte en las principales salas de cine.
La emotividad con la que habla Carlos Palau esconde una profunda decepción. El director de cine caleño dice que La caravana de Gardel, la película que se estrenó en Medellín hace cinco años con ocasión del aniversario número 80 de la muerte del Zorzal Criollo, no fue distribuida con la suficiente fuerza en Colombia por culpa de la discusión en la que se enfrascó con la exministra de Cultura Mariana Garcés. “El reconocimiento que la película no ha tenido en este país por fortuna sí se ha sentido en el exterior”, dice.
“En 2019 el Congreso, el estado de California y la ciudad de Los Ángeles nos dieron tres reconocimientos bellísimos por nuestra trayectoria. Todo lo que Colombia me había negado, lo reconocieron en el extranjero. Fue una bocanada de oxígeno haber recibido tanto cariño”, dice.
En Buenos Aires y Montevideo, el filme ahora hace parte de los insumos de quienes aún buscan en la literatura y el cine respuestas al mito en el que se constituyó el cantante de tango que falleció en Medellín el 24 de junio de 1935. Este año se conmemoran 85 años de su muerte.
Lo invitamos a leer: La última gira de Gardel
Como casi ningún festival de cine del país se interesó en proyectar la película, Palau resolvió publicarla en su canal de Youtube. No lo dice abiertamente, pero la plata que utilizó para sacarla adelante no regresó. No regresará. “Los $200 millones que se utilizaron para hacer la película eran de los ahorros nuestros. Todos los invertimos allí. La película me dejó nuevos amigos en Colombia, Argentina, Uruguay y Los Ángeles, así que lo del dinero no tiene mucha importancia. Al contrario: qué maravilla haber tenido esa plata para lograr esta película. Esos $200 millones ya me los hubiera gastado en cualquier bobada”, dice. Ninguno de los actores que trabajaron en la cinta cobró por su trabajo.
Durante 25 días y con un reducido equipo de producción, el cineasta caleño sacó adelante el plan de filmación. Con locaciones en Medellín, Cali, Buenaventura y Santa Fe de Antioquia, contó cómo Dionisio Arango y Tiberio Restrepo, un par de transportadores interpretados por los actores Alejandro Aguilar y Ramón Marulanda, llevaron el cuerpo sin vida de Gardel desde Medellín hasta Buenaventura.
Aunque la película es el resultado de la adaptación del libro homónimo, escrito por el bugueño Fernando Cruz Kronfly, tiene como principio un hecho histórico y real del que todavía se habla: el último y muy largo viaje de Carlos Gardel. Además: De Gardel el Sombrero
Un viaje eterno
Cinco meses después de la muerte del rey del tango llegaron desde Argentina unos documentos autenticados con los que se autorizaba el traslado de su cuerpo desde Medellín hasta Buenaventura por tierra y luego desde el puerto del Pacífico hasta Buenos Aires en barco, no en avión, como habría sido lo más lógico.
Al parecer, el presidente argentino de la época, Agustín P. Justo, cansado de las presiones políticas generadas por los cuestionamientos motivados por haber aceptado un negociado de carnes con el que Argentina aceptaba las condiciones de productores extranjeros(firma del tratado Roca-Runciman, del 1.º de mayo de 1933), decidió lanzar una cortina de humo para que el pueblo enfocara su atención en el viaje de regreso de Gardel y no en aquella problemática social.
“Justo urdió una trama junto con el director del diario Crítica, Natalio Botana, para desviar la atención pública del tema, extendiendo lo más posible el viaje del cadáver de Gardel y acompañando el periplo con constantes artículos periodísticos”, dijo a la BBC Luciano Londoño López, experto en la historia del tango y sus protagonistas. “Ese contexto político, que no lo tiene la novela de Kronfly, hace que la película adquiera otras dimensiones y que haya sido tan bien recibida en Argentina”, dice Palau.
Lo cierto es que dos meses después de que el cuerpo de Gardel fuera exhumado del cementerio de San Pedro, en Medellín, y luego de pasar por Amagá, La Pintada, Caramanta, Valparaíso, Marmato, Supía, Riosucio, Anserma, Pereira, Cali y Buenaventura, en Colombia y luego por Panamá, Nueva York, Río de Janeiro y Montevideo, sus restos llegaron a Buenos Aires el 5 de febrero de 1936.
Desde un velorio celebrado por unas prostitutas hasta el robo de los restos de Gardel hacen parte de los escenarios creados por Palau en su cinta.
En este sentido, el escritor Cruz Kronfly le dijo a El Espectador en 2015, cuando se reeditó su novela a propósito de los 80 años de la muerte del cantante argentino: “Yo debí indagar sobre los hechos reales. Los testigos de aquella época que fueron entrevistados (tres) contradijeron la leyenda popular. Dijeron que aquellos homenajes de los que se hablaron no existieron, ntonces resolví plegarme a la leyenda popular y construir la ficción. Todo lo que ocurre en la novela es ficción, menos el viaje por ferrocarril, mula y carro, que fue real”.
El próximo mes de septiembre la película de Palau será proyectada en el aniversario de la Fundación Carlos Gardel en Buenos Aires. Pasará lo mismo, días después, en Montevideo. Mientras tanto, en Colombia la cinta se seguirá proyectando en pequeños festivales y cineclubes. Palau ya perdió la esperanza de que se proyecte en las principales salas de cine.