El escritor Rey Rosa habla sobre su legado en el Instituto Cervantes
El escritor guatemalteco Rodrigo Rey Rosa aseguró que el hecho de dejar su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes en España, junto a los poetas nicaragüenses Gioconda Belli y Sergio Ramírez, simboliza una “esperanza de perduración” en el tiempo.
La Caja de las Letras del Instituto Cervantes en Madrid recibió los legados de tres destacados autores de la literatura centroamericana para celebrar la creación literaria de esa región de Hispanoamérica.
Estos fueron el premio Cervantes Sergio Ramírez, quien depositó el legado del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal; la escritora Gioconda Belli, que depositó el de la autora salvadoreña-nicaragüense Clara Isabel Alegría, y el escritor y traductor guatemalteco, Rey Rosa, que dejó su propio legado.
“Fue muy importante el evento de hoy porque depositar mis manuscritos en una entidad como el Cervantes es un gran honor”, explicó Rodrigo Rey Rosa en una entrevista.
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El autor, conocido sobre todo por sus novelas negras, señaló que todo el proceso comenzó hace aproximadamente seis meses cuando le preguntaron qué quería depositar en la Caja de las Letras del Cervantes, lo que le llevó a rebuscar en varias cajas llenas de manuscritos que tenía.
“Busqué cosas que representaran diferentes momentos de mi trayectoria: el principio, la mitad y algo más cercano al presente, con el objetivo de dejar una especie de muestrario para el futuro. Simboliza una esperanza de perduración”, agregó el también traductor.
Por su parte, Gioconda Belli indicó que la idea de usar la antigua bóveda de un banco para guardar tesoros literarios es una idea tan poética y contradictoria que la hace aún más poética.
“Finalmente, el tesoro que más cuenta para todos nosotros no es el material sino el inmaterial que, como humanidad, nos vamos dejando los unos a los otros a medida que la rueda del tiempo va dando vueltas”, aclaró la poeta y novelista perseguida por el Gobierno de Daniel Ortega.
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Una iniciativa de difusión de la cultura
En los sótanos del Instituto Cervantes existe una cámara acorazada donde se guardan objetos relacionados con la ciencia, las artes y las letras donados por personajes insignes de la cultura hispánica, incluyendo legados de emblemáticos autores hispanohablantes.
“El Instituto decidió convertir la caja de alquiler” del antiguo Banco Central “en una caja de las letras para mostrar que la verdadera riqueza de la comunidad es la cultura y que la mejor manera de comprometerse con el futuro es recibir la mejor herencia del pasado”, expuso el director de la entidad, Luis García Montero.
Para él, aunque estos son “actos simbólicos”, buscan representar la labor del Cervantes, organismo que trabaja día a día en más de cien ciudades del mundo en casi cincuenta países con más de dos mil trabajadores para divulgar todas las vertientes del idioma español.
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“Este tipo de iniciativas son importantes porque sirven para homenajear a personas muy distinguidas y para destacar el sentido de nuestro trabajo, especialmente en un momento en el que Centroamérica lo está pasando tan mal”.
El director de la entidad se refiere concretamente a lo que está sucediendo en Nicaragua con la -en sus propias palabras- deriva dictatorial atroz del régimen de Ortega, por eso es importante que autores que hayan sido expulsados puedan recibir el apoyo de la comunidad del Cervantes.
“Hemos querido simbolizar este apoyo recibiendo como herencia su trabajo en nuestra Caja de las Letras hoy”, concluyó Montero.
La Caja de las Letras del Instituto Cervantes en Madrid recibió los legados de tres destacados autores de la literatura centroamericana para celebrar la creación literaria de esa región de Hispanoamérica.
Estos fueron el premio Cervantes Sergio Ramírez, quien depositó el legado del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal; la escritora Gioconda Belli, que depositó el de la autora salvadoreña-nicaragüense Clara Isabel Alegría, y el escritor y traductor guatemalteco, Rey Rosa, que dejó su propio legado.
“Fue muy importante el evento de hoy porque depositar mis manuscritos en una entidad como el Cervantes es un gran honor”, explicó Rodrigo Rey Rosa en una entrevista.
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El autor, conocido sobre todo por sus novelas negras, señaló que todo el proceso comenzó hace aproximadamente seis meses cuando le preguntaron qué quería depositar en la Caja de las Letras del Cervantes, lo que le llevó a rebuscar en varias cajas llenas de manuscritos que tenía.
“Busqué cosas que representaran diferentes momentos de mi trayectoria: el principio, la mitad y algo más cercano al presente, con el objetivo de dejar una especie de muestrario para el futuro. Simboliza una esperanza de perduración”, agregó el también traductor.
Por su parte, Gioconda Belli indicó que la idea de usar la antigua bóveda de un banco para guardar tesoros literarios es una idea tan poética y contradictoria que la hace aún más poética.
“Finalmente, el tesoro que más cuenta para todos nosotros no es el material sino el inmaterial que, como humanidad, nos vamos dejando los unos a los otros a medida que la rueda del tiempo va dando vueltas”, aclaró la poeta y novelista perseguida por el Gobierno de Daniel Ortega.
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“El Instituto decidió convertir la caja de alquiler” del antiguo Banco Central “en una caja de las letras para mostrar que la verdadera riqueza de la comunidad es la cultura y que la mejor manera de comprometerse con el futuro es recibir la mejor herencia del pasado”, expuso el director de la entidad, Luis García Montero.
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El director de la entidad se refiere concretamente a lo que está sucediendo en Nicaragua con la -en sus propias palabras- deriva dictatorial atroz del régimen de Ortega, por eso es importante que autores que hayan sido expulsados puedan recibir el apoyo de la comunidad del Cervantes.
“Hemos querido simbolizar este apoyo recibiendo como herencia su trabajo en nuestra Caja de las Letras hoy”, concluyó Montero.