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Luego de tres días de estar tocando instrumentos de viento en Tunja, Duitama, Sogamoso y Paipa, municipios de Boyacá, a algunos niños y jóvenes músicos de la Banda Sinfónica Juvenil de Tibasosa se les reventó la boca. No hubo quejas. Ellos siguieron tocando con el alma, quizá movidos por el propósito que tenían: terminar de recaudar fondos para viajar a Neerpelt, Bélgica, y así poder participar en la edición número 71 del Europees Muziekfestival, en aquel festival musical europeo coral e instrumental en el que participan anualmente entre 4.000 y 6.000 jóvenes. Ellos y la Banda Sinfónica Infantil de La Vega, Cundinamarca, habían logrado ser admitidos en aquel certamen, siendo los únicos latinoamericanos que lo consiguieron. Ambos fueron premiados: la Banda Sinfónica Infantil de La Vega obtuvo el primer premio y la Sinfónica Juvenil de Tibasosa se llevó el mayor reconocimiento: el “Summa cum laude”. Pero detrás de todo eso lo que hubo fue esfuerzo.
Hubo puertas que se tocaron, algunas atendieron al llamado, pero muchas otras permanecieron en silencio. A Gloria Palacios, alcaldesa de Tibasosa, le tocó sacar sus dotes de relacionista pública. Se reunió con empresas privadas y estatales en busca de apoyo económico para costear el viaje de los 43 músicos, entre los 10 y 18 años, de la banda sinfónica juvenil de su municipio. La Alcaldía también hizo lo suyo: ayudó aproximadamente con $200 millones o un poco más. Pero en realidad el viaje salía por $500 millones. Y solo en tiquetes la cuenta daba $290 millones. Entonces, la Gobernación de Boyacá aportó $22 millones a través de la Secretaría de Cultura y Turismo, y dos cementeras le siguieron la cuerda a Palacios y se unieron a la causa: Argos y Cementos Tequendama. De paso, también el Bioparque Guátika. “El resto fue puro trabajo de los padres. De hecho, ellos se fueron con deudas. Por eso, como administración, nos toca seguir apoyándolos con otros eventos cuando regresen”.
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Y es que en enero de este año la alcaldesa de Tibasosa había viajado hasta Bogotá en busca de más apoyo financiero. Estuvo en el Ministerio de Cultura “poniendo las manos”. El entonces viceministro de Cultura, hoy ministro encargado, Jorge Zorro, les puso un equipo de trabajo para hablar de varios temas culturales y patrimoniales. Ella aprovechó para mencionar el viaje de la Banda Sinfónica Juvenil. “Hubo mucha alegría, pero hasta ahí”. Le dijeron que todo era muy encima, muy tarde, que no había plata. “También hay que entender que apenas estaban empezando”, esa es la explicación que encuentra Gloria Palacios ante la negativa del Ministerio de Cultura.
En diciembre la Alcaldía les había permitido a los padres de los integrantes de la Sinfónica Juvenil tener una caseta en el parque principal de Tibasosa, “algo que nunca se ha acostumbrado por la cantidad de turistas que llegan en Navidad”. Los músicos de aquella banda tocaron en la plaza principal e hicieron una gira semanal por varias ciudades para pedir recursos. Y hubo hasta bingo el 18 de marzo de 2023 para cubrir los gastos del viaje. El valor del cartón fue de $20 mil. Con eso y todo, ocho días antes de la realización del Europees Muziekfestival, todavía les hacían falta $120 millones. Fue ahí cuando decidieron irse a tocar durante tres días a cuatro municipios de Boyacá. Recaudaron $11’.500.000. A cada uno de los padres de los niños les tocó poner $1’000.000 para el viaje. “Los niños de esta escuela no son precisamente de recursos, son niños muy humildes”.
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Los niños que unos años atrás ensayaban con instrumentos dañados, algunos de ellos amarrados a alambres. Ese fue el panorama con el que se encontró Gloria Palacios cuando tomó posesión de su cargo en la Alcaldía de Tibasosa. En 2021 decidió invertir en la compra de nuevos instrumentos para las escuelas de formación gratuitas del municipio. De hecho, la Banda Sinfónica Juvenil también forma parte de una de esas escuelas. “Me las jugué un poco más con ellos en cuanto a los instrumentos, y poniéndoles talleristas para cada tipo de instrumento”. Y se la jugó también en los inicios de la pandemia por covid-19, en 2020, firmando un contrato para que los niños y jóvenes recibieran clases virtuales. Y lo hizo, porque dice que “el Estado se tiene que comprometer para que ellos salgan adelante, o no lo logran”.
Y para lograrlo los padres de los músicos de la sinfónica adquirieron una última deuda: firmaron unas letras, se endeudaron con personas naturales. Antes del viaje los integrantes de la banda fueron capturados en videos y paseados por Tibasosa. “Ahora ha aparecido mucha gente, pero esto realmente fue fruto de la suma de varias personas pequeñas ayudando, comprando el bingo, el almuerzo de bazar, la rifa”. Y el esfuerzo final les tocaba a los 43 niños y jóvenes, a Javier Andrés Malagón, director de la Banda Sinfónica Juvenil de aquel municipio, y a los talleristas, quienes también podían tocar en el Europees Muziekfestival porque eran menores de 28 años. Y así lo hicieron a inicios de esta semana. Durante su presentación en el festival europeo tocaron dos obras inéditas: Gloria en Tibasosa, compuesta por Cristián David López, y Segunda Suite Pacífico, de Andrey Ramos Herrera. Además de una obra universal: Coldplay, de Bert Appermont. Lograron conmover, en particular, a uno de los jurados, a un norteamericano. “En los 40 años que llevo en la música nadie me había tocado las fibras como me las acaban de tocar estos niños”.
La Banda Sinfónica Juvenil de Tibasosa - Boyacá, logró recaudar fondos para poder viajar. Hoy obtuvo el primer puesto en el Festival Europeo de Música para la Juventud Neerpelt 2023 que se celebra en Bélgica 😍 pic.twitter.com/bDtdvmgys8
— Lina Sandoval (@linasandoval) May 2, 2023
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Quizá las mismas fibras que tocaron en Gloria Palacios, a quien le advirtió su asesor que la iban a crucificar por invertir tanto dinero en una sola escuela, “pero me la jugué, porque valdrá la pena lo que podamos hacer por ellos”. Anoche, a las 8:00 p.m., se tenía previsto que llegara el vuelo de los músicos de la Sinfónica Juvenil. En el aeropuerto estarían algunos de sus familiares esperándolos y tres buses, que luego los transportarían a un restaurante para continuar con la celebración, donde alrededor de 150 personas se reunirían. Y probablemente después de aquella experiencia internacional, quienes llegaron no son los mismos que se fueron. “Sé que esos niños van a llegar diferentes, ellos son los líderes del futuro. Ellos vieron que allá afuera hay un mundo distinto. Así solo se hubieran ido a presentar y no hubieran ganado, habría valido la pena y valdrá la pena mil veces más”.