El experimento de la Carne
El colectivo colombiano, ganador del Premio Sara Modiano de las Artes (2015), presentó ayer su acto “Meta carne”, en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, en Bogotá.
Sandra Fernández
“Yo destruyo porque en mí todo cuanto proviene de la razón no se sostiene. Ya no creo sino en la videncia de lo que agita mis médulas y no a lo que se dirige a mi razón. He encontrado estratos en el campo del nervio; ahora me siento capaz de discernir la videncia. Para mí existe una videncia en el terreno de la carne pura y que nada tiene que ver con la videncia de la razón”, Antonin Artaud.
Así cita Jenyfer Caro, creadora del colectivo, en su más clara descripción sobre lo que es C.A.R.N.Experimento, que significa: cuerpo, apetito, reconfiguración, nada y experimento. Un conjunto de cuerpos conectados por una misma acción, pero que, en el acto, sacan a flote sus más profundas emociones y que, mediante el movimiento, logran crear piezas que reúnen un conjunto de expresiones artísticas. El conjunto de variaciones en el sonido, la imagen y los movimientos dentro de un espacio se agrupan, más que una danza contemporánea, en una hibridación posible, gracias a esa exploración constante que este colectivo lleva realizando desde 2011 sobre el cuerpo.
“Nos interesa la formalidad de la danza, el movimiento, e indagar sobre el cuerpo”, comenta Caro. En su transcurso por la academia, su acercamiento hacia la interiorización de la noción de cuerpo fue notable. Realizó tres piezas en las que explora toda forma de lo corporal, encontrándose con la meditación, la manera más concreta de entrar en el cuerpo expresada con el movimiento y fue esto lo que la llevó a experimentar con una serie de formatos artísticos, específicamente el sonido y el video. En este punto y con la ayuda de varios artistas, se creó el colectivo; esto a partir del proyecto titulado Circuito Carmesí, un acto que explora la transformación del cuerpo entre la naturaleza y la vida citadina.
“Esto es lo que nos une como colectivo. Ya no hay solamente un interés en la danza y en el movimiento, sino que hay un interés específico hacia la creación y eso ha permitido que el colectivo se mueva en otros formatos. Comienza una itinerancia de diferentes lugares muy interesantes porque le apuesta a la creación desde la pregunta del cuerpo. Reconocemos las raíces y las nociones que nos da la danza, pero, poco a poco, se va desplazando la pregunta, ya no sólo desde la escena.”, comenta Susana Gómez, integrante del colectivo.
La creación forma parte de esta experimentación que nació en la Facultad de las Artes ASAB, donde, a partir de la danza contemporánea, surgen unos cuestionamientos para explorar en otras nociones de las artes y, con Circuito Carmesí, el detonante constituyó el video, pensado en un acto de danza contemporánea, pieza que fue ganadora en el Festival de Video Movimiento 2013. También participó en festivales Cine Autopsia; se ha presentado en Canadá, en Argentina, en España y México.
Es así que crean, para su último año en la academia, la pieza a la que le adhieren una parte más escénica; su primer ejercicio escénico desde la alusión al cuerpo, que le interesa la investigación y creación con “la cosa que soy”, un acto que revela la noción de cuerpo frente a la tecnología y los medios de comunicación, una relación con el cuerpo observado, casi como un laboratorio del cuerpo que es estudiado minuciosamente: el cuerpo que está siendo escaneado o es un prototipo para diversidad de cosas.
Su merecido premio, otorgado por la Fundación Sara Modiano de las Artes, fue, ciertamente, lo que hizo que surgiera una exploración hacia ciertos elementos dentro del performance. Crearon esta pieza en siete meses y, después de otorgado el premio, la presentaron en el mes de septiembre en el Espacio Odeón. Epithelium, como se titula la pieza, tuvo una duración de dos horas; constaba de la inmersión del cuerpo y los artistas tenían los ojos vendados: movimientos que se consiguen desde adentro, sin fijarse en la imagen exterior y dándole suma importancia al espacio y al ambiente en el que se desarrollaba.
“¿Cómo profundizar cada vez más hacia adentro?, una acción infinita partiendo de que el cuerpo puede llegar a ser un lugar de la nada, tanto profundamente hacia adentro como hacia afuera. El lugar de la subjetividad, ahí viene siendo muy importante porque no es lo contrario a la objetividad o a la generalidad que se construye socialmente, sino que la subjetividad es el mismo resabio de estas convenciones objetivas y generales, pero a la vez esto viene de pequeñas subjetividades”, reitera Susana sobre la importancia de lo subjetivo en esta acción.
Su avance notorio por las artes los llevó a participar en el Festival Cuerpo Estado, en el año 2015. Para este festival participaron con Meta Carne, pieza en la que adhieren, a su infinidad de posibilidades artísticas, la noción de performance, una acción que sucede mientras los espectadores se adentran en una casa abandonada en la Estación de la Sabana y que ahí encuentran cierta conexión que, finalmente, termina con una pieza visual.
“Meta Carne, como lo mostramos, tiene mucho que ver con un producto que parte y que ha atravesado el lenguaje audiovisual, pero que también se está poniendo en el hecho vivo de confrontación con el público; sin embargo, está atravesando dos lugares diferentes, en los que el cuerpo tiene que reorganizarse, que parta de lo mismo”, dice Susana.
La presencia-ausencia, propuesta por el sociólogo francés Le Breton, realza una mirada hacia la expresión con el cuerpo, su infinidad de posibilidades hacia el movimiento, y expresa aquellas frustraciones frente al tema, que se discuten con un performance adherido a una sonoridad de zozobra. Allí se encierran los más profundos deseos que, a partir de una danza contemporánea, se complementan con ciertas vertientes que integran el colectivo. Una noción para experimentar con todos los sentidos.
Esta vez Meta Carne se presentó el jueves 3 de noviembre en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, permitiendo que los artistas tuvieran un contacto de inmediatez con el espacio y los elementos que lo rodean, poder entrar a dialogar con la arquitectura, con el público y hacer una mímesis con lo que sucede a su alrededor.
“C.A.R.N.Experimento en ningún momento le ha interesado polarizarse y, con la llegada de integrantes de diversas disciplinas, hace que en el colectivo se den ciertas mixturas. Es la naturaleza del trabajo creativo; hablar de límites es extremadamente obsoleto y más cuando nos interesa estar aliados a otros lenguajes, desde otras visiones, pero, sobre todo, desde el cuerpo como un lugar de poder para transitar otras realidades y hacerlas, porque la creación genera eso”, comenta Susana Gómez.
“Yo destruyo porque en mí todo cuanto proviene de la razón no se sostiene. Ya no creo sino en la videncia de lo que agita mis médulas y no a lo que se dirige a mi razón. He encontrado estratos en el campo del nervio; ahora me siento capaz de discernir la videncia. Para mí existe una videncia en el terreno de la carne pura y que nada tiene que ver con la videncia de la razón”, Antonin Artaud.
Así cita Jenyfer Caro, creadora del colectivo, en su más clara descripción sobre lo que es C.A.R.N.Experimento, que significa: cuerpo, apetito, reconfiguración, nada y experimento. Un conjunto de cuerpos conectados por una misma acción, pero que, en el acto, sacan a flote sus más profundas emociones y que, mediante el movimiento, logran crear piezas que reúnen un conjunto de expresiones artísticas. El conjunto de variaciones en el sonido, la imagen y los movimientos dentro de un espacio se agrupan, más que una danza contemporánea, en una hibridación posible, gracias a esa exploración constante que este colectivo lleva realizando desde 2011 sobre el cuerpo.
“Nos interesa la formalidad de la danza, el movimiento, e indagar sobre el cuerpo”, comenta Caro. En su transcurso por la academia, su acercamiento hacia la interiorización de la noción de cuerpo fue notable. Realizó tres piezas en las que explora toda forma de lo corporal, encontrándose con la meditación, la manera más concreta de entrar en el cuerpo expresada con el movimiento y fue esto lo que la llevó a experimentar con una serie de formatos artísticos, específicamente el sonido y el video. En este punto y con la ayuda de varios artistas, se creó el colectivo; esto a partir del proyecto titulado Circuito Carmesí, un acto que explora la transformación del cuerpo entre la naturaleza y la vida citadina.
“Esto es lo que nos une como colectivo. Ya no hay solamente un interés en la danza y en el movimiento, sino que hay un interés específico hacia la creación y eso ha permitido que el colectivo se mueva en otros formatos. Comienza una itinerancia de diferentes lugares muy interesantes porque le apuesta a la creación desde la pregunta del cuerpo. Reconocemos las raíces y las nociones que nos da la danza, pero, poco a poco, se va desplazando la pregunta, ya no sólo desde la escena.”, comenta Susana Gómez, integrante del colectivo.
La creación forma parte de esta experimentación que nació en la Facultad de las Artes ASAB, donde, a partir de la danza contemporánea, surgen unos cuestionamientos para explorar en otras nociones de las artes y, con Circuito Carmesí, el detonante constituyó el video, pensado en un acto de danza contemporánea, pieza que fue ganadora en el Festival de Video Movimiento 2013. También participó en festivales Cine Autopsia; se ha presentado en Canadá, en Argentina, en España y México.
Es así que crean, para su último año en la academia, la pieza a la que le adhieren una parte más escénica; su primer ejercicio escénico desde la alusión al cuerpo, que le interesa la investigación y creación con “la cosa que soy”, un acto que revela la noción de cuerpo frente a la tecnología y los medios de comunicación, una relación con el cuerpo observado, casi como un laboratorio del cuerpo que es estudiado minuciosamente: el cuerpo que está siendo escaneado o es un prototipo para diversidad de cosas.
Su merecido premio, otorgado por la Fundación Sara Modiano de las Artes, fue, ciertamente, lo que hizo que surgiera una exploración hacia ciertos elementos dentro del performance. Crearon esta pieza en siete meses y, después de otorgado el premio, la presentaron en el mes de septiembre en el Espacio Odeón. Epithelium, como se titula la pieza, tuvo una duración de dos horas; constaba de la inmersión del cuerpo y los artistas tenían los ojos vendados: movimientos que se consiguen desde adentro, sin fijarse en la imagen exterior y dándole suma importancia al espacio y al ambiente en el que se desarrollaba.
“¿Cómo profundizar cada vez más hacia adentro?, una acción infinita partiendo de que el cuerpo puede llegar a ser un lugar de la nada, tanto profundamente hacia adentro como hacia afuera. El lugar de la subjetividad, ahí viene siendo muy importante porque no es lo contrario a la objetividad o a la generalidad que se construye socialmente, sino que la subjetividad es el mismo resabio de estas convenciones objetivas y generales, pero a la vez esto viene de pequeñas subjetividades”, reitera Susana sobre la importancia de lo subjetivo en esta acción.
Su avance notorio por las artes los llevó a participar en el Festival Cuerpo Estado, en el año 2015. Para este festival participaron con Meta Carne, pieza en la que adhieren, a su infinidad de posibilidades artísticas, la noción de performance, una acción que sucede mientras los espectadores se adentran en una casa abandonada en la Estación de la Sabana y que ahí encuentran cierta conexión que, finalmente, termina con una pieza visual.
“Meta Carne, como lo mostramos, tiene mucho que ver con un producto que parte y que ha atravesado el lenguaje audiovisual, pero que también se está poniendo en el hecho vivo de confrontación con el público; sin embargo, está atravesando dos lugares diferentes, en los que el cuerpo tiene que reorganizarse, que parta de lo mismo”, dice Susana.
La presencia-ausencia, propuesta por el sociólogo francés Le Breton, realza una mirada hacia la expresión con el cuerpo, su infinidad de posibilidades hacia el movimiento, y expresa aquellas frustraciones frente al tema, que se discuten con un performance adherido a una sonoridad de zozobra. Allí se encierran los más profundos deseos que, a partir de una danza contemporánea, se complementan con ciertas vertientes que integran el colectivo. Una noción para experimentar con todos los sentidos.
Esta vez Meta Carne se presentó el jueves 3 de noviembre en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, permitiendo que los artistas tuvieran un contacto de inmediatez con el espacio y los elementos que lo rodean, poder entrar a dialogar con la arquitectura, con el público y hacer una mímesis con lo que sucede a su alrededor.
“C.A.R.N.Experimento en ningún momento le ha interesado polarizarse y, con la llegada de integrantes de diversas disciplinas, hace que en el colectivo se den ciertas mixturas. Es la naturaleza del trabajo creativo; hablar de límites es extremadamente obsoleto y más cuando nos interesa estar aliados a otros lenguajes, desde otras visiones, pero, sobre todo, desde el cuerpo como un lugar de poder para transitar otras realidades y hacerlas, porque la creación genera eso”, comenta Susana Gómez.