El festival de cine colombiano que se tomó las calles parisinas
El cine colombiano, que se reúne en el Festival Panorama, lleva a París un catálogo de historias que reflejan el alma y cuerpo de un país.
Samuel Sosa Velandia
Cuando en Francia se acerca la noche (y aquí apenas se asoma la tarde), las puertas del Cinema Reflet Medicis y El Arlequín se abren para darles la bienvenida a aquellos que quieren mirar a Colombia a través del “espejado pintado”, como llamó el director italiano Ettore Scola al cine.
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Cuando en Francia se acerca la noche (y aquí apenas se asoma la tarde), las puertas del Cinema Reflet Medicis y El Arlequín se abren para darles la bienvenida a aquellos que quieren mirar a Colombia a través del “espejado pintado”, como llamó el director italiano Ettore Scola al cine.
Desde hace 12 años, en la capital francesa, las películas colombianas han tomado un lugar y una voz para hablar sobre lo que somos, sentimos, pensamos, soñamos, amamos u odiamos en Colombia. Con esa idea y esa convicción se creó el Festival Panorama.
La iniciativa se gestó con la asociación El perro que ladra, integrada por un grupo de colombianos que sintieron la necesidad de propiciar un espacio en el que los cortometrajes y largometrajes hechos en territorio nacional, o fuera de él, pero creados por cineastas de su país, fueran proyectados, apreciados y comentados. El Festival Panorama del Cine Colombiano es el resultado de un trabajo colectivo y voluntario, pues quienes forman parte del equipo son profesionales y estudiantes de cine que llegan a sumar su experiencia y conocimiento.
Este año el festival se inició el 15 de octubre y se extenderá hasta el 20 del mismo mes. La programación ofrece un abanico de posibilidades donde la ficción, la animación, el documental, el cine experimental y de ensayo confluyen en un mismo lugar.
Todos los cortometrajes y largometrajes fueron escogidos por un comité que estableció tres elementos claves para la selección: la colombianidad (en su rodaje o dirección), que fueran recientes (de los últimos tres años) y que contuvieran un proyecto cinematográfico, es decir, una narrativa con una puesta en escena clara.
Como si se tratara de un cuento de hadas, hace unos años una autora se refirió al cine colombiano como “el feo durmiente”. Lo llamó así porque cuestionó su calidad, a la que calificó de “simplona”, “monotemática” y carente de toda virtud técnica y narrativa. En su texto aseguró que los realizadores nacionales han sido incapaces de pensar historias universales que puedan ser vistas y entendidas por espectadores foráneos.
Para Pablo Carrizosa, un colombiano que vive en Francia y forma parte de El perro que ladra, la industria nacional ha logrado superar ese letargo. “Puedo dar fe de que los creadores en Colombia están hablando de muchas otras cosas, además de la guerra y el narcotráfico. Aunque, claro, hay hechos que son imposibles de evadir y que se retratan porque el cine sirve para eso”, afirmó.
“Bienvenidos conquistadores interplanetarios y del espacio sideral”, “Carropasajero”, “El otro hijo”, “El paraíso”, “La laguna del soldado” y “Mi bestia” son algunas de las películas que ya se han presentado o que están por proyectarse en el evento. Carrizosa señaló que estos filmes abordan diversas temáticas profundas o complejas propias del territorio, pero que a su vez han logrado un equilibrio entre la identidad cultural y la narrativa universal. Por eso, además de ser un espacio de encuentro entre colombianos, también es una oportunidad de reconocimiento y exaltación sobre lo que somos y nos pertenece ante el mundo. De hecho, mencionó que espacios como este permiten transformar el paradigma extranjero que espera que la guerra, el narcotráfico y la violencia sean temas permanentes en las piezas nacionales.
“Hay que lograr sacar a los europeos de esa imagen que los reconforta de Colombia. Esperan un relato que desafíe el narcotráfico y la violencia”. Es por eso por lo que el festival propicia un espacio de encuentro y conversación entre directores, productores y audiencias para establecer relaciones comerciales.
“Es importante tener en cuenta que uno no hace esto con la única necesidad de encontrar un refugio entre los suyos, sino como una manera de expandir esa idea de ´ser colombiano´ estando afuera, evadiendo la ilusión de buscar un pedazo de tierra para protegerse, sino para crecer”, reflexionó Carrizosa.
Andrés Jurado, director de “Bienvenidos conquistadores interplanetarios y del espacio sideral”, película que se proyectará mañana en el Festival del Panorama del Cine Colombiano, es quizás el mejor testimonio de ese traspaso de fronteras, no solo geográficas, sino sociales, que ha logrado el cine nacional de esta era.
Su filme narra la historia de dos astronautas estadounidenses que, como parte de su entrenamiento para su viaje a la Luna, fueron abandonados en la selva del Darién, donde conocieron a los indígenas de la región. Jurado adoptó una perspectiva colombiana sobre la conquista del espacio, pero también cuestionó el concepto de la globalidad.
“La película cuestiona la idea de la lejanía y la construcción de la nacionalidad, pero también de la globalidad. Habla de la carrera aeroespacial, y normalmente los colombianos no asumimos que podemos decir algo sobre ese tema. Entonces, abre una conversación sobre la mirada frente a lo global. Por ejemplo, cuando se estrenó en Marsella causó mucho interés saber que esta carrera se dio también a partir de la explotación del oro y el platino en Colombia”, contó el cineasta colombiano, quien agregó que espera que su largometraje permita reconocer que esa historia sí nos pertenece, porque “para lanzar un cohete se necesitan los recursos de nuestros territorios”.
Para la realización de “Bienvenidos conquistadores interplanetarios y del espacio sideral” se utilizó material de archivo inédito, por lo que tiene un valor patrimonial en términos de memoria, un tema recurrente en nuestro cine, tal como se consignó en el libro “Cine colombiano: retratos de incertidumbre y esperanza”. Así, las pantallas se han convertido en un medio para reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro.
Jurado competirá junto con otros cinco directores, quienes optarán al Premio del Jurado y al Premio del Público al final del festival. En el último día se proyectará “El Paraíso”, filme en el que participó Margarita Rosa de Francisco; luego habrá una fiesta con salsa colombiana, y posteriormente se realizará la premiación.