Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Dos pasajes que van de la mano y que marcaron la vida y la carrera de este fotógrafo francés y que jamás se le podrán borrar de su memoria: ver a todo un pueblo sepultado por un alud de lodo debido a la erupción del volcán Nevado Ruiz en 1985 y que provocó la muerte de más de 30.000 personas, entre ellas la pequeña Omayra, informa la organización del festival en un comunicado.
Fournier retrató y mostró al mundo la agonía de aquella niña de tan solo 13 años edad, de la que no se separó en ningún momento hasta que finalmente falleció, una imagen que le valió el World Press Photo un año después.
Le sugerimos: Bélgica devuelve a una familia judía alemana un cuadro robado durante la guerra
"Todo el mérito fue de ella", afirma ahora Fournier, que más de tres décadas después de aquella tragedia recuerda la entereza y la valentía de Omayra: "Era una persona maravillosa, incluso en su situación se preocupaba por las personas que trabajan por rescatarla y les decía que se fueran a casa a descansar, que ella seguiría allí al día siguiente".
Es hablar de aquel suceso y todavía se "emociona" porque a día de hoy sigue pensando en ella como en su "propia hija".
"Tenía la misma edad que uno de mis hijos, y mientras estaba con ella no podía evitar pensar qué habría hecho si le hubiera tocado a él", añade el fotógrafo francés pero afincado en Nueva York desde hace muchos años.
La tragedia del Nevado del Ruiz, en Colombia, se convirtió en 1985 en uno de los primeros sucesos retransmitidos a nivel global. Más de 30 años después, Frank Fournier sostiene que la fotografía no ha perdido poder pero sí "la capacidad de atención de las personas".
Le recomendamos: Historia de la literatura: “Las flores del mal”
En una conferencia ofrecida hoy viernes en el marco del festival de fotografía Xposure, Fournier ha hecho un repaso a su trayectoria y ha demostrado que aún hoy continúa siendo un fotógrafo profundamente humanístico.
"Me considero una persona increíblemente afortunada por haber tenido la oportunidad de contar las experiencias de todas las personas que, con una enorme generosidad, han compartido sus historias conmigo", confiesa el fotógrafo que también denunció el drama de los niños con sida abandonados en orfanatos de Rumanía, mostró al mundo el genocidio de Ruanda y destapó las torturas y violaciones silenciadas a decenas de mujeres durante la Guerra Civil de Bosnia.
Preguntado por todo este horror que ha conocido a través de su cámara, Fournier sentencia a modo de conclusión final: "Para mí no es horror, son personas que necesitan ayuda. Es mi trabajo y me gusta hacerlo porque cambia vidas. Lo encuentro enormemente satisfactorio".
El Festival Xposure continuará hasta el martes con diversos talleres y conferencias. El encargado de cerrar el certamen será el fotógrafo estadounidense, premio Princesa de Asturias en 2016, James Nachtway, que ofrecerá una charla sobre el periodismo visual y la era de las verdades alternativas.
Podría interesarle: Fekri Hassan: “Nefertiti no es embajadora en Berlín, eso es un secuestro”