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¿Cómo ve el panorama de la ópera en Colombia?
Yo soy muy optimista con respecto al momento que estamos viviendo con la ópera en Colombia. Se ven los frutos de los procesos de formación de los últimos diez o quince años en una generación de cantantes jóvenes que han podido acceder a experiencias académicas y profesionales de primer nivel, tanto en Colombia como en el extranjero. Así mismo, la calidad de las producciones locales y la innovación y renovación del repertorio son muy sobresalientes en los últimos años.
¿Cómo captan el talento nacional dedicado a la ópera?
Se trabaja en tres líneas principales: la primera son las convocatorias de audiciones abiertas, como se hizo en el caso de las óperas El principito, de Rachel Portman, y Ariadna en Naxos, de Richard Strauss, donde más de 200 cantantes colombianos fueron escuchados para seleccionar a los solistas de estos títulos. Por otro lado, se mantiene una constante comunicación con los artistas colombianos que ya tienen una carrera consolidada, tratando de compaginar con sus intereses artísticos. Finalmente, hay un trabajo reciente y muy importante de presencia en varias regiones del país donde, de la mano de las universidades, constantemente estamos escuchando y conociendo nuevas voces y nuevos talentos.
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¿Cuál cree que es el futuro de este arte en el país?
El futuro se está construyendo con mucho esfuerzo por los jóvenes cantantes, directores, pianistas, productores, orquestas, compositores y gestores que están comenzando su carrera artística en un medio que debe ser más incluyente y abierto que nunca. Sin embargo, para una forma de arte tan compleja como es la ópera, se requiere fortalecer muchas áreas: los procesos sinfónicos y corales, los oficios de carácter técnico y la formación escénica, entre otros, y aunque se está mejorando en pasos importantes, llegar a un nivel de producción constante toma tiempo y necesita voluntades de diferentes agentes para mantenerse y crecer.
¿En qué se diferencia el proyecto Ópera Nacional de Colombia de la Ópera de Colombia?
La Ópera Nacional de Colombia es una estrategia del Teatro Colón, único teatro nacional con 130 años de historia y casa principal de este género en nuestro país. Este proyecto se inició en la pandemia, al ver la necesidad de rescatar y mantener el arte lírico en Colombia. Se tuvieron conversaciones con agentes y profesionales del sector para establecer un primer diagnóstico y plantear las líneas de trabajo quecomenzaron en 2021. La Ópera de Colombia es una institución de 45 años de historia que fue liderada por Gloria Zea, la gran precursora e impulsora del arte lírico en nuestro país. Son dos proyectos diferentes que por fortuna trabajan en colaboración y enriquecen los procesos y la oferta de la ópera en Colombia.
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¿Qué desafíos afrontan para alcanzar el objetivo de fortalecer y promover la ópera en el país?
En mi opinión, el principal desafío pasa por lograr procesos de circulación (llevar producciones de ópera a diferentes rincones del país), puesto que demanda recursos, tiempo, voluntades y adecuación de espacios y teatros aptos para este tipo de espectáculos. Otro gran reto es garantizar desde las instituciones educativas la continuidad y sostenibilidad de los procesos de formación, como los Talleres de Ópera que se han ido creando con gran esfuerzo y son el semillero principal que tenemos. Finalmente, la satisfacción y fidelización del público siempre es un desafío, que se resuelve con alta calidad artística y la mediación con la comunidad.