El hilo de palabras de una maestría muy creativa
La Universidad Nacional de Colombia publicó el libro que recoge, a través de ensayos, testimonios y fragmentos de ficción, el espíritu y las obras de la Maestría de Escrituras Creativas, que cumplió 12 años graduando poetas, novelistas, cuentistas, dramaturgos y guionistas.
Carlos Satizábal * / Especial para El Espectador
Quienes gozamos con los placeres de la lectura -y quienes trabajamos con los goces y las revelaciones de la palabra y de la escritura poética- tenemos ahora ante nuestros ojos y oídos lectores el primer ejemplar de Escrituras creativas-Cuadernos de la maestría, una publicación de la maestría en escrituras creativas de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia.En el mundo literario es reciente que la escritura creativa pueda cultivarse en la academia. En la Universidad Nacional de Colombia, con la Maestría de Escrituras Creativas, se ha inventado un fértil mundo creativo literario en el cual escritoras y escritores con una obra reconocida acompañan a quienes llegan como estudiantes con su propuesta escrita para crear su primera obra y hacerlo bajo la guía de esas maestras y maestros escritores. (Le puede interesar: La ficción como estilo de vida).
Crean esa primera obra en un taller creativo permanente donde con sus colegas estudiantes comparten la escritura, la lectura, la investigación, las experimentaciones y búsquedas personales de la aventura creativa para llegar a la invención de esa obra primera, su ópera prima: un libro de poemas, o uno de cuentos, o una novela, o una propuesta dramatúrgica para el montaje de una obra de teatro vivo, o un guion o libreto cinematográfico del que pueda crearse una película que veamos en las pantallas, como quien ve la intimidad de un sueño.
En el camino creativo y de investigación para la composición de esta obra primera cada estudiante trabaja también en la escritura de una poética personal: una articulación pensativa -en un ensayo literario- de las reflexiones, las dudas, los sueños, los hallazgos, las preguntas, los referentes, los desafíos, la crítica textual, la lectura y la relectura, la escritura y la reescritura: un ensayo o poética personal que piensa y presenta todo aquello a que le arroja la composición de esa obra primera. Por ello, uno de los horizontes de la escritura creativa y del trabajo académico de investigación, reflexión y creación en esta maestría es el estudio cuidadoso de las gramáticas, de las poéticas canónicas y de las reflexiones literarias de autores y creadoras, sobre la composición y sobre la creación de sus obras personales. Les estudiamos en cada campo específico de la escritura creativa -narrativa, poesía, dramaturgia, guion audiovisual- como parte de la exploración del universo personal de la obra que compone cada estudiante.
En Hilo de palabras. Cuaderno de escrituras creativas – Uno publicamos trabajos de escritura creativa, estéticas, poéticas y reflexiones literarias y filosóficas, tanto de los y las estudiantes como de sus maestros, maestras y de quienes como invitadas e invitados nacionales e internacionales (el escritor mexicano Jorge Volpi en el primer semestre de 2019) comparten en nuestro espacio académico sus experiencias creativas con cada estudiante, al guiarle en la aventura de componer su obra primera y la poética personal de esa obra. (Recomendado: Gocémonos a James Joyce).
La Maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia fue la primera en nuestra América en la lengua de San Juan de la Cruz y Cervantes, De Borges y María Zambrano, de Alfonso Reyes y García Márquez, autores que no estudiaron escritura en la academia: descubrieron su destino literario al leer y escribir y vivir en medio del mundo de la escritura y compartir sus escrituras con sus amigos cercanos, con escritoras y escritores, con sus lectores y maestros, con el público.
Nuestra maestría tiene ya 12 años. Y cuenta con cerca de 450 egresados. Tenemos también entre nuestras guías y docentes autores que la academia formó. Por ello, quizá, ciertas voces del mundo universitario, cuando ven que igual tenemos guías, maestros y maestras que no han construido su obra en el mundo académico, miran y musitan con recelo: “No son doctores, ni tienen maestría, ¿cómo van a formar a otros como maestros?”. Así reclaman, aunque hayan gozado y hablen con amor e inteligencia de tantos autores que jamás pasaron por una maestría de creación literaria, autores que han compuesto su obra a su aire, a su manera, en la soledad de sus bibliotecas personales, en la lectura en voz alta con sus amistades y colegas; y con su escritura se han abierto a los premios, a las editoriales, a los encuentros literarios, a las lecturas compartidas en las fiestas de la palabra. Quienes leemos y escuchamos sus obras guardamos con gratitud en nuestro corazón pensativo el goce que nos deparan con su arte.
Con esas guías, que se han hecho escritores o escritoras en los caminos de la vida artística, literaria, teatral, cinematográfica, y no en un posgrado de creación, la maestría se enriquece y se arraiga más hondo en el mundo vivo de la escritura, de los festivales y las ferias de la palabra escrita, de las tertulias y círculos literarios, de las lecturas en voz alta, de los autores y autoras, de los editores y las editoriales. Y en los mundos del cine y del teatro vivo, para los cuales componemos escrituras abiertas, a la espera de la lectura y las escrituras del productor, del director, del actor y la actriz, del músico, del escenógrafo, de la cámara, del montaje, del equipo de producción o del grupo teatral, antes de llegar al encuentro con la escritura final: la escritura del lector o del espectador.
La escritura creativa que aspira al libro -a la letra impresa- y a la lectura del público lector, bien sea ese libro una novela o un libro de cuentos o un libro de poemas, es una escritura abierta a esa segunda escritura, la escritura silenciosa de quien lee: de quien llega a leer el libro y en esa lectura se despierta en su imaginación el relato, la acción, las imágenes, las situaciones, los personajes, la música de las palabras: el sentido. La escritura se nos revela así como un trabajo entre dos: quien ha escrito y quien llega a leer y en la lectura reescribe, crea su sentido de la escritura del autor, se hace coautor. Borges ha dicho con belleza y claridad que un libro de poemas es apenas un objeto, incluso un bello objeto, pero el hecho estético, la poesía, solo sucede cuando alguien lo lee y lo goza. El poeta escribe el poema para el goce de un imaginario lector. La escritura sin la lectura no vive, no se escribe.
La escritura literaria para el teatro -también la escritura literaria de guiones audiovisuales- antes de llegar el encuentro con el público lector, es una escritura creativa que aspira a otras lecturas y escrituras creadoras que la han de transformar en acción viva, presente, performática, en espectáculo: la escritura del cuerpo del actor y del cuerpo de la actriz; la escritura de la música y las atmósferas sonoras; la del diseño visual y espacial y escenográfico; la de la luz y los colores; la de la dramaturgia del montaje... Y, antes de esa escritura sobre la escena, de esa escritura viva ante nuestros cuerpos de público expectante que hacen el actor y la actriz, antes de la escritura presente "del actor y las cuatro tablas", como la llamó Lope de Vega, antes de esa escritura viva de la representación - del montaje- estaría la lectura de quien se ha de interesar en llevarla a la escena. Que no sería ese alguien el público sino un actor o actriz o director o grupo -un médium- que la ha de re-presentar al público. Por ello Lope de Vega escribió que hizo sus comedias no para impresas en libro ni leídas sino para ser representadas en los patios de comedia.
De allí que las lecturas dramáticas, las puestas en escena en la acción y la voz viva de unos actores y actrices, sean esenciales en el proceso de la composición de las escrituras creativas teatrales. Probar en la escena viva la literatura teatral soñada en el taller de escritura, como parte de este taller. Hacer una parte del taller de público y otra de actores y actrices. De modo equivalente debemos hacer con la literatura que se compone como guion de una obra audiovisual. Esta última puede también probarse en el juego del dibujo de sus secuencias de acciones, de la traducción a imágenes de su sueño de acciones e imágenes trazado en una música de palabras. O con una cámara.
Pero la lectura en voz alta como parte del proceso creativo, no es solo necesaria para la invención de las literaturas destinadas al teatro o al audiovisual. Son deseables en toda escritura. Nelson Fredy Padilla Castro -uno de nuestros docentes y egresados, editor del diario El Espectador- nos ha contado que para Gabriel García Márquez era necesario, antes de publicar, leer en voz alta lo escrito, escucharlo con el oído y la intuición musical de su corazón creativo.
Para él, la lectura en voz alta debería ser condición previa a la publicación de todo texto literario. Eso les pedía el maestro Gabo en la redacción de la revista Cambio: leer el texto en voz alta antes de publicar nada. Una recomendación esencial: porque es al oído al que se revela el alma de música de la escritura literaria, la música verbal del texto, el juego de las voces. Siempre leemos en voz alta interior. San Agustín cuenta en sus Confesiones el asombro que le causó ver leer en silencio a San Ambrosio: "Cuando leía sus ojos se desplazaban sobre las páginas y su corazón buscaba el sentido, pero su voz y su lengua no se movían". Y nos dice que le veía hacer esto en público, quizá para no ser interrumpido por los presentes. Pero en privado leía en voz baja. La lectura en silencio fue, según el asombro de San Agustín, una invención posterior a la invención de la escritura.
Reconocer esa raíz originaria de ser la escritura una música de palabras es otro de los caminos de invención que han tejido los textos de este primer Escrituras Creativas – Cuadernos de la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional. La composición de cada texto ha demandado, de cada escritor y cada escritora, leer y releer en voz alta para escribir y reescribir y tejer el alma poética del texto que usted leerá con sus ojos y su oído en voz alta interior, y en su lectura sentirá el goce de ser atrapado por una secreta música, un canto, una poesía inefable.
Es nuestro deseo entregar cada Cuaderno al silencioso público lector, en una ceremonia o fiesta de la lectura en vivo, de la lectura compartida en voz alta, una fiesta del goce de las músicas de la palabra literaria.
* Coordinador académico y director de la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia. Escritor, actor y director. Premio Nacional de Poesía 2012 por “La llama inclinada”, Premio Iberoamericano de Textos Dramáticos y Premio Iberoamericano de Ensayo Pensar a Contracorriente.
Quienes gozamos con los placeres de la lectura -y quienes trabajamos con los goces y las revelaciones de la palabra y de la escritura poética- tenemos ahora ante nuestros ojos y oídos lectores el primer ejemplar de Escrituras creativas-Cuadernos de la maestría, una publicación de la maestría en escrituras creativas de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia.En el mundo literario es reciente que la escritura creativa pueda cultivarse en la academia. En la Universidad Nacional de Colombia, con la Maestría de Escrituras Creativas, se ha inventado un fértil mundo creativo literario en el cual escritoras y escritores con una obra reconocida acompañan a quienes llegan como estudiantes con su propuesta escrita para crear su primera obra y hacerlo bajo la guía de esas maestras y maestros escritores. (Le puede interesar: La ficción como estilo de vida).
Crean esa primera obra en un taller creativo permanente donde con sus colegas estudiantes comparten la escritura, la lectura, la investigación, las experimentaciones y búsquedas personales de la aventura creativa para llegar a la invención de esa obra primera, su ópera prima: un libro de poemas, o uno de cuentos, o una novela, o una propuesta dramatúrgica para el montaje de una obra de teatro vivo, o un guion o libreto cinematográfico del que pueda crearse una película que veamos en las pantallas, como quien ve la intimidad de un sueño.
En el camino creativo y de investigación para la composición de esta obra primera cada estudiante trabaja también en la escritura de una poética personal: una articulación pensativa -en un ensayo literario- de las reflexiones, las dudas, los sueños, los hallazgos, las preguntas, los referentes, los desafíos, la crítica textual, la lectura y la relectura, la escritura y la reescritura: un ensayo o poética personal que piensa y presenta todo aquello a que le arroja la composición de esa obra primera. Por ello, uno de los horizontes de la escritura creativa y del trabajo académico de investigación, reflexión y creación en esta maestría es el estudio cuidadoso de las gramáticas, de las poéticas canónicas y de las reflexiones literarias de autores y creadoras, sobre la composición y sobre la creación de sus obras personales. Les estudiamos en cada campo específico de la escritura creativa -narrativa, poesía, dramaturgia, guion audiovisual- como parte de la exploración del universo personal de la obra que compone cada estudiante.
En Hilo de palabras. Cuaderno de escrituras creativas – Uno publicamos trabajos de escritura creativa, estéticas, poéticas y reflexiones literarias y filosóficas, tanto de los y las estudiantes como de sus maestros, maestras y de quienes como invitadas e invitados nacionales e internacionales (el escritor mexicano Jorge Volpi en el primer semestre de 2019) comparten en nuestro espacio académico sus experiencias creativas con cada estudiante, al guiarle en la aventura de componer su obra primera y la poética personal de esa obra. (Recomendado: Gocémonos a James Joyce).
La Maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia fue la primera en nuestra América en la lengua de San Juan de la Cruz y Cervantes, De Borges y María Zambrano, de Alfonso Reyes y García Márquez, autores que no estudiaron escritura en la academia: descubrieron su destino literario al leer y escribir y vivir en medio del mundo de la escritura y compartir sus escrituras con sus amigos cercanos, con escritoras y escritores, con sus lectores y maestros, con el público.
Nuestra maestría tiene ya 12 años. Y cuenta con cerca de 450 egresados. Tenemos también entre nuestras guías y docentes autores que la academia formó. Por ello, quizá, ciertas voces del mundo universitario, cuando ven que igual tenemos guías, maestros y maestras que no han construido su obra en el mundo académico, miran y musitan con recelo: “No son doctores, ni tienen maestría, ¿cómo van a formar a otros como maestros?”. Así reclaman, aunque hayan gozado y hablen con amor e inteligencia de tantos autores que jamás pasaron por una maestría de creación literaria, autores que han compuesto su obra a su aire, a su manera, en la soledad de sus bibliotecas personales, en la lectura en voz alta con sus amistades y colegas; y con su escritura se han abierto a los premios, a las editoriales, a los encuentros literarios, a las lecturas compartidas en las fiestas de la palabra. Quienes leemos y escuchamos sus obras guardamos con gratitud en nuestro corazón pensativo el goce que nos deparan con su arte.
Con esas guías, que se han hecho escritores o escritoras en los caminos de la vida artística, literaria, teatral, cinematográfica, y no en un posgrado de creación, la maestría se enriquece y se arraiga más hondo en el mundo vivo de la escritura, de los festivales y las ferias de la palabra escrita, de las tertulias y círculos literarios, de las lecturas en voz alta, de los autores y autoras, de los editores y las editoriales. Y en los mundos del cine y del teatro vivo, para los cuales componemos escrituras abiertas, a la espera de la lectura y las escrituras del productor, del director, del actor y la actriz, del músico, del escenógrafo, de la cámara, del montaje, del equipo de producción o del grupo teatral, antes de llegar al encuentro con la escritura final: la escritura del lector o del espectador.
La escritura creativa que aspira al libro -a la letra impresa- y a la lectura del público lector, bien sea ese libro una novela o un libro de cuentos o un libro de poemas, es una escritura abierta a esa segunda escritura, la escritura silenciosa de quien lee: de quien llega a leer el libro y en esa lectura se despierta en su imaginación el relato, la acción, las imágenes, las situaciones, los personajes, la música de las palabras: el sentido. La escritura se nos revela así como un trabajo entre dos: quien ha escrito y quien llega a leer y en la lectura reescribe, crea su sentido de la escritura del autor, se hace coautor. Borges ha dicho con belleza y claridad que un libro de poemas es apenas un objeto, incluso un bello objeto, pero el hecho estético, la poesía, solo sucede cuando alguien lo lee y lo goza. El poeta escribe el poema para el goce de un imaginario lector. La escritura sin la lectura no vive, no se escribe.
La escritura literaria para el teatro -también la escritura literaria de guiones audiovisuales- antes de llegar el encuentro con el público lector, es una escritura creativa que aspira a otras lecturas y escrituras creadoras que la han de transformar en acción viva, presente, performática, en espectáculo: la escritura del cuerpo del actor y del cuerpo de la actriz; la escritura de la música y las atmósferas sonoras; la del diseño visual y espacial y escenográfico; la de la luz y los colores; la de la dramaturgia del montaje... Y, antes de esa escritura sobre la escena, de esa escritura viva ante nuestros cuerpos de público expectante que hacen el actor y la actriz, antes de la escritura presente "del actor y las cuatro tablas", como la llamó Lope de Vega, antes de esa escritura viva de la representación - del montaje- estaría la lectura de quien se ha de interesar en llevarla a la escena. Que no sería ese alguien el público sino un actor o actriz o director o grupo -un médium- que la ha de re-presentar al público. Por ello Lope de Vega escribió que hizo sus comedias no para impresas en libro ni leídas sino para ser representadas en los patios de comedia.
De allí que las lecturas dramáticas, las puestas en escena en la acción y la voz viva de unos actores y actrices, sean esenciales en el proceso de la composición de las escrituras creativas teatrales. Probar en la escena viva la literatura teatral soñada en el taller de escritura, como parte de este taller. Hacer una parte del taller de público y otra de actores y actrices. De modo equivalente debemos hacer con la literatura que se compone como guion de una obra audiovisual. Esta última puede también probarse en el juego del dibujo de sus secuencias de acciones, de la traducción a imágenes de su sueño de acciones e imágenes trazado en una música de palabras. O con una cámara.
Pero la lectura en voz alta como parte del proceso creativo, no es solo necesaria para la invención de las literaturas destinadas al teatro o al audiovisual. Son deseables en toda escritura. Nelson Fredy Padilla Castro -uno de nuestros docentes y egresados, editor del diario El Espectador- nos ha contado que para Gabriel García Márquez era necesario, antes de publicar, leer en voz alta lo escrito, escucharlo con el oído y la intuición musical de su corazón creativo.
Para él, la lectura en voz alta debería ser condición previa a la publicación de todo texto literario. Eso les pedía el maestro Gabo en la redacción de la revista Cambio: leer el texto en voz alta antes de publicar nada. Una recomendación esencial: porque es al oído al que se revela el alma de música de la escritura literaria, la música verbal del texto, el juego de las voces. Siempre leemos en voz alta interior. San Agustín cuenta en sus Confesiones el asombro que le causó ver leer en silencio a San Ambrosio: "Cuando leía sus ojos se desplazaban sobre las páginas y su corazón buscaba el sentido, pero su voz y su lengua no se movían". Y nos dice que le veía hacer esto en público, quizá para no ser interrumpido por los presentes. Pero en privado leía en voz baja. La lectura en silencio fue, según el asombro de San Agustín, una invención posterior a la invención de la escritura.
Reconocer esa raíz originaria de ser la escritura una música de palabras es otro de los caminos de invención que han tejido los textos de este primer Escrituras Creativas – Cuadernos de la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional. La composición de cada texto ha demandado, de cada escritor y cada escritora, leer y releer en voz alta para escribir y reescribir y tejer el alma poética del texto que usted leerá con sus ojos y su oído en voz alta interior, y en su lectura sentirá el goce de ser atrapado por una secreta música, un canto, una poesía inefable.
Es nuestro deseo entregar cada Cuaderno al silencioso público lector, en una ceremonia o fiesta de la lectura en vivo, de la lectura compartida en voz alta, una fiesta del goce de las músicas de la palabra literaria.
* Coordinador académico y director de la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia. Escritor, actor y director. Premio Nacional de Poesía 2012 por “La llama inclinada”, Premio Iberoamericano de Textos Dramáticos y Premio Iberoamericano de Ensayo Pensar a Contracorriente.