El misterio de la mansión Sprose (Cuentos de sábado en la tarde)
Esta historia es un gran misterio. Me encuentro en una mansión en la que más de cuarenta personas fueron invitadas a pasar el fin de semana. Desde el primer día comienzan a suceder cosas extrañas y debo averiguar quién las está causando.
Valentina Pons Salas*
Había sido una larga y cansada semana… había trabajado mucho en la escuela. Además, acababa de empezar a trabajar en un trabajo de medio tiempo. Estaba tan cansada como un empresario. Ya casi era fin de semana y eso me ponía contenta, ya que mis tíos Richard y Emily Sprose darían una gran fiesta en su gran mansión. Aparte me encantaba ir de visita a su mansión, era muy divertido explorarla. Era tan grande como un enorme bosque, pero siempre me decían lo mismo, “nunca bajes al sótano”. La verdad eso me intrigaba mucho, pero siempre hacía caso: no quería verme como una maleducada.
Siendo sincera, mis tíos eran una familia un poco rara y siempre se veían sospechosos; ¡esos dos ocultaban más secretos que la CIA y el FBI juntos!, pero eso no importaba, yo los quería mucho y ellos me querían a mí, o eso es lo que yo pensaba.
Hice mi maleta y empaqué ropa, zapatos y objetos personales, ya que mis tíos me invitaron a pasar todo el fin de semana junto a ellos, pero yo no era la única invitada: mis tíos habían convocado a más de cuarenta personas para hacer lo mismo. Yo iría sola porque mis padres estaban muy ocupados en un viaje de negocios.
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Tomé un autobús que iría a la ciudad donde mis tíos vivían, el viaje iba a ser muy largo, así que tuve que llegar temprano a la estación de autobuses. El camino fue tan pesado que cada minuto se sentía como una hora. Finalmente, llegué a Denver, Colorado, la ciudad oriunda de mi familia. Unas horas más tarde, llegué a la gigante mansión. Mis tíos ya me estaban esperando y cuando los vi, corrí hacia ellos como si no los hubiese visto en mil años.
Me asignaron una habitación para mí sola, era muy grande como toda la mansión. Parecía más una casa que una habitación. Un rato después, mis tíos me avisaron por mensaje que me arreglara porque esa tarde habría una fiesta. Lo hice rápidamente y bajé al salón.
En el lugar había tanta gente como en un concierto, me sentía un poco rara o incómoda, ya que no conocía a nadie de ahí, se me hizo un poco raro no ver a mis tíos por ninguna parte.
Cinco minutos después, se escuchó en los altavoces de la mansión un extraño ruido. Los altavoces empezaron a sonar con una voz que decía: “Por favor le pedimos a todos los invitados que cierren los ojos”.
El mensaje se estuvo repitiendo por dos minutos, todos nos miramos el uno al otro y estábamos muy confundidos.
Yo decidí cerrar los ojos para no arriesgarme. Cuando lo hice, me percaté de cómo se cortaba la electricidad y las luces se apagaban; unos dos minutos después, la habitación estaba muy oscura y silenciosa como una cueva.
No pude evitar saltar cuál rana cuando se empezaron a escuchar gritos desde muy lejos. ¡Eso era tan extraño!
Solo pasaron cinco minutos, pero se sintieron como horas. Las luces se prendieron y la electricidad volvió. Rato después, mis tíos aparecieron. Ellos solo repetían que lo que habíamos escuchado en los altavoces era una broma de su hija. Pero yo no pude creerme ese cuento: conozco demasiado a mis tíos y sé que ellos no tienen hijos. Todo era muy extraño.
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***
Fui al baño para limpiarme el sudor y refrescarme. Al entrar vi algo que me sorprendió mucho: era una chica frente al espejo. Ella estaba paralizada, no se movía, no hablaba y en su mirada se podría apreciar una expresión de terror. Traté de ayudarla y preguntarle qué pasaba, pero ella no se movía, solo me veía con sus ojos, parecía que no podía hablar.
Las luces se apagaron de nuevo, pero esta vez, regresaron en un instante. Cuando volvieron, la chica ya no estaba, había desaparecido. Pensé que solo me quería hacer una broma de mal gusto y lo dejé pasar. Un rato después, me fui a mi cuarto y decidí cerrar con llave. A las cuatro de la mañana, pude escuchar cómo alguien trataba de abrir la puerta de mi cuarto. Me asusté muchísimo y decidí encerrarme en el baño. Unos minutos después el ruido cesó y salí del baño, creí que era solo una broma y lo ignoré.
A la mañana siguiente, me levanté normal, pero sentía una vibra extraña en esa habitación. Decidí mejor ignorarlo y seguir disfrutando del fin de semana.
Cuando bajé a la cocina a desayunar, escuché ruidos muy extraños provenientes del sótano. Sé que teníamos estrictamente prohibido bajar al sótano, pero esos ruidos cada vez eran más fuertes y “nadie se enterará si bajas… solo será un pequeño vistazo”, pensé. Abrí la puerta suavemente y bajé lentamente, pero yo no estaba lista para lo que vi. Salí lo más rápido que pude de ahí, ahora entiendo por qué nunca me dejaron bajar, ¡no estaba lista para ver lo que vi ahí!
Un rato después, hicimos muchas actividades divertidas como pasear en el bosque de la mansión, hornear galletas, hacer carnes asadas. Ya por la noche terminamos el día contando historias de terror frente a la fogata en el patio. Algunas sí lograron asustarme, otras no tanto, pero la estábamos pasando muy bien. Bien, hasta que llegó el turno de Lisa, al verla la reconocí al instante, ella era la chica que vi en el baño la noche pasada, ella seguía con la misma cara de terror, pero esta vez su cara se veía más tétrica, mostraba una sonrisa macabra y aterradora, sinceramente esa chica era muy rara.
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Lisa empezó a contar su historia:
“Desearía nunca haber aceptado esa invitación, desearía nunca haber bajado al sótano… desearía nunca haber venido a la mansión Sprose”.
Todos nos quedamos callados tratando de entender su historia, Lisa se levantó y se fue lentamente. Me quedé pensando y reflexionando en su historia. En todo el rato no pude parar de pensar en Lisa y en su historia, pero ¡todo tenía sentido ahora!
Por fin pude recordar que yo me llamo Lisa…
Que yo era la chica del baño.
Desearía nunca haber aceptado esa invitación, desearía nunca haber ido a esa fiesta, desearía nunca haber bajado al sótano donde estaba aquella extraña criatura que en un instante acabó con mi vida.
Desearía nunca haber venido a la mansión Sprose.
Me levanté y me fui lentamente.
Ya estoy cansada de repetir la misma escena cada año; de tener que ser yo la criatura que acaba con la vida de todas esas chicas que vienen aquí. Pero bueno, si sigo así, me dejarán irme algún día. Mientras, tendré que seguir enviando más chicas a la colección de mis tíos… en fin. Mis tíos van a dar una fiesta la próxima semana.
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Autobiografía*:
Me llamo Valentina Pons Salas, nací el 13 de marzo de 2011 en Villahermosa, Tabasco. Mis papás siempre me cuentan que cuando nací fui una bebé tan bonita, que las enfermeras hacían fila para verme. Desde que soy muy pequeña he sido alta, pero eso no es solo porque sí, si no porque toda mi familia paterna es muy alta: mi papá, mi tío, mi hermana, mis primos, mis abuelos, etc. Todos somos muy altos, eso es parte de la genética familiar. Toda la familia Pons es muy alta.
Practico Taekwondo desde hace ocho años. Empecé a mis cuatro años y pronto cumpliré 12. Soy muy buena en esta arte marcial y mi sueño es representar a México en el mundial de Taekwondo en los Juegos Olímpicos, ser medallista mundial y estar en el mejor ranking del mundo. Se que suena un poco difícil de lograr, pero esas son mis metas y las voy a cumplir. Nací en Tabasco pero a mis seis años me mudé a Querétaro y he vivido aquí hasta ahora.
Me gusta mucho el k-pop, siempre bailo con mis mejores amigas Zoe, Valeria y Kim Ji-Yun (Celina). Nuestro sueño es vivir las cuatro en Corea y ser estrellas del k-pop. Me gustaría estudiar medicina en una universidad coreana o ser profesora de primaria en matemáticas en Corea. Siempre me ha gustado mucho la cultura coreana, la música, el idioma, la comida.
Había sido una larga y cansada semana… había trabajado mucho en la escuela. Además, acababa de empezar a trabajar en un trabajo de medio tiempo. Estaba tan cansada como un empresario. Ya casi era fin de semana y eso me ponía contenta, ya que mis tíos Richard y Emily Sprose darían una gran fiesta en su gran mansión. Aparte me encantaba ir de visita a su mansión, era muy divertido explorarla. Era tan grande como un enorme bosque, pero siempre me decían lo mismo, “nunca bajes al sótano”. La verdad eso me intrigaba mucho, pero siempre hacía caso: no quería verme como una maleducada.
Siendo sincera, mis tíos eran una familia un poco rara y siempre se veían sospechosos; ¡esos dos ocultaban más secretos que la CIA y el FBI juntos!, pero eso no importaba, yo los quería mucho y ellos me querían a mí, o eso es lo que yo pensaba.
Hice mi maleta y empaqué ropa, zapatos y objetos personales, ya que mis tíos me invitaron a pasar todo el fin de semana junto a ellos, pero yo no era la única invitada: mis tíos habían convocado a más de cuarenta personas para hacer lo mismo. Yo iría sola porque mis padres estaban muy ocupados en un viaje de negocios.
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Tomé un autobús que iría a la ciudad donde mis tíos vivían, el viaje iba a ser muy largo, así que tuve que llegar temprano a la estación de autobuses. El camino fue tan pesado que cada minuto se sentía como una hora. Finalmente, llegué a Denver, Colorado, la ciudad oriunda de mi familia. Unas horas más tarde, llegué a la gigante mansión. Mis tíos ya me estaban esperando y cuando los vi, corrí hacia ellos como si no los hubiese visto en mil años.
Me asignaron una habitación para mí sola, era muy grande como toda la mansión. Parecía más una casa que una habitación. Un rato después, mis tíos me avisaron por mensaje que me arreglara porque esa tarde habría una fiesta. Lo hice rápidamente y bajé al salón.
En el lugar había tanta gente como en un concierto, me sentía un poco rara o incómoda, ya que no conocía a nadie de ahí, se me hizo un poco raro no ver a mis tíos por ninguna parte.
Cinco minutos después, se escuchó en los altavoces de la mansión un extraño ruido. Los altavoces empezaron a sonar con una voz que decía: “Por favor le pedimos a todos los invitados que cierren los ojos”.
El mensaje se estuvo repitiendo por dos minutos, todos nos miramos el uno al otro y estábamos muy confundidos.
Yo decidí cerrar los ojos para no arriesgarme. Cuando lo hice, me percaté de cómo se cortaba la electricidad y las luces se apagaban; unos dos minutos después, la habitación estaba muy oscura y silenciosa como una cueva.
No pude evitar saltar cuál rana cuando se empezaron a escuchar gritos desde muy lejos. ¡Eso era tan extraño!
Solo pasaron cinco minutos, pero se sintieron como horas. Las luces se prendieron y la electricidad volvió. Rato después, mis tíos aparecieron. Ellos solo repetían que lo que habíamos escuchado en los altavoces era una broma de su hija. Pero yo no pude creerme ese cuento: conozco demasiado a mis tíos y sé que ellos no tienen hijos. Todo era muy extraño.
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***
Fui al baño para limpiarme el sudor y refrescarme. Al entrar vi algo que me sorprendió mucho: era una chica frente al espejo. Ella estaba paralizada, no se movía, no hablaba y en su mirada se podría apreciar una expresión de terror. Traté de ayudarla y preguntarle qué pasaba, pero ella no se movía, solo me veía con sus ojos, parecía que no podía hablar.
Las luces se apagaron de nuevo, pero esta vez, regresaron en un instante. Cuando volvieron, la chica ya no estaba, había desaparecido. Pensé que solo me quería hacer una broma de mal gusto y lo dejé pasar. Un rato después, me fui a mi cuarto y decidí cerrar con llave. A las cuatro de la mañana, pude escuchar cómo alguien trataba de abrir la puerta de mi cuarto. Me asusté muchísimo y decidí encerrarme en el baño. Unos minutos después el ruido cesó y salí del baño, creí que era solo una broma y lo ignoré.
A la mañana siguiente, me levanté normal, pero sentía una vibra extraña en esa habitación. Decidí mejor ignorarlo y seguir disfrutando del fin de semana.
Cuando bajé a la cocina a desayunar, escuché ruidos muy extraños provenientes del sótano. Sé que teníamos estrictamente prohibido bajar al sótano, pero esos ruidos cada vez eran más fuertes y “nadie se enterará si bajas… solo será un pequeño vistazo”, pensé. Abrí la puerta suavemente y bajé lentamente, pero yo no estaba lista para lo que vi. Salí lo más rápido que pude de ahí, ahora entiendo por qué nunca me dejaron bajar, ¡no estaba lista para ver lo que vi ahí!
Un rato después, hicimos muchas actividades divertidas como pasear en el bosque de la mansión, hornear galletas, hacer carnes asadas. Ya por la noche terminamos el día contando historias de terror frente a la fogata en el patio. Algunas sí lograron asustarme, otras no tanto, pero la estábamos pasando muy bien. Bien, hasta que llegó el turno de Lisa, al verla la reconocí al instante, ella era la chica que vi en el baño la noche pasada, ella seguía con la misma cara de terror, pero esta vez su cara se veía más tétrica, mostraba una sonrisa macabra y aterradora, sinceramente esa chica era muy rara.
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Lisa empezó a contar su historia:
“Desearía nunca haber aceptado esa invitación, desearía nunca haber bajado al sótano… desearía nunca haber venido a la mansión Sprose”.
Todos nos quedamos callados tratando de entender su historia, Lisa se levantó y se fue lentamente. Me quedé pensando y reflexionando en su historia. En todo el rato no pude parar de pensar en Lisa y en su historia, pero ¡todo tenía sentido ahora!
Por fin pude recordar que yo me llamo Lisa…
Que yo era la chica del baño.
Desearía nunca haber aceptado esa invitación, desearía nunca haber ido a esa fiesta, desearía nunca haber bajado al sótano donde estaba aquella extraña criatura que en un instante acabó con mi vida.
Desearía nunca haber venido a la mansión Sprose.
Me levanté y me fui lentamente.
Ya estoy cansada de repetir la misma escena cada año; de tener que ser yo la criatura que acaba con la vida de todas esas chicas que vienen aquí. Pero bueno, si sigo así, me dejarán irme algún día. Mientras, tendré que seguir enviando más chicas a la colección de mis tíos… en fin. Mis tíos van a dar una fiesta la próxima semana.
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Autobiografía*:
Me llamo Valentina Pons Salas, nací el 13 de marzo de 2011 en Villahermosa, Tabasco. Mis papás siempre me cuentan que cuando nací fui una bebé tan bonita, que las enfermeras hacían fila para verme. Desde que soy muy pequeña he sido alta, pero eso no es solo porque sí, si no porque toda mi familia paterna es muy alta: mi papá, mi tío, mi hermana, mis primos, mis abuelos, etc. Todos somos muy altos, eso es parte de la genética familiar. Toda la familia Pons es muy alta.
Practico Taekwondo desde hace ocho años. Empecé a mis cuatro años y pronto cumpliré 12. Soy muy buena en esta arte marcial y mi sueño es representar a México en el mundial de Taekwondo en los Juegos Olímpicos, ser medallista mundial y estar en el mejor ranking del mundo. Se que suena un poco difícil de lograr, pero esas son mis metas y las voy a cumplir. Nací en Tabasco pero a mis seis años me mudé a Querétaro y he vivido aquí hasta ahora.
Me gusta mucho el k-pop, siempre bailo con mis mejores amigas Zoe, Valeria y Kim Ji-Yun (Celina). Nuestro sueño es vivir las cuatro en Corea y ser estrellas del k-pop. Me gustaría estudiar medicina en una universidad coreana o ser profesora de primaria en matemáticas en Corea. Siempre me ha gustado mucho la cultura coreana, la música, el idioma, la comida.