El Museo de Arte Moderno de Bogotá, 60 años a la vanguardia del arte
El Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO) cumplió 60 años entre la investigación y exhibición del arte moderno y contemporáneo. En 1953 este museo abrió sus puertas con el objetivo principal de convertirse en un difusor de las artes plásticas, hoy es una de las instituciones culturales más relevantes del país.
Hoy la misión del Museo de Arte Moderno de Bogotá es “ser un espacio pluricultural y dinámico que investiga, comunica y expone su patrimonio cultural y las diversas manifestaciones del arte moderno y contemporáneo con el fin de generar experiencias significativas y procesos de aprendizaje que contribuyan a la transformación social”, de acuerdo con su página oficial. A 60 años de su creación, este museo se ha convertido en parte integral del entorno cultural de la capital y del país.
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Hoy la misión del Museo de Arte Moderno de Bogotá es “ser un espacio pluricultural y dinámico que investiga, comunica y expone su patrimonio cultural y las diversas manifestaciones del arte moderno y contemporáneo con el fin de generar experiencias significativas y procesos de aprendizaje que contribuyan a la transformación social”, de acuerdo con su página oficial. A 60 años de su creación, este museo se ha convertido en parte integral del entorno cultural de la capital y del país.
Sin embargo, la historia de este museo se remonta a 1955, cuando el entonces ministro de Educación Nacional, Aurelio Caicedo Ayerbe, firmó el 27 de julio el acta fundacional del Museo de Arte Moderno. Pasaron siete años antes de que esa iniciativa se materializara y en 1962 la crítica e historiadora de arte argentina Marta Traba asumió la dirección del museo, pero fue hasta 1963 que la institución abrió formalmente sus puertas.
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Con la necesidad de trazar un plan de acción claro para el “progreso cultural de la ciudad”, se inauguró ese mismo año la primera exposición: “Tumbas” de Juan Antonio Roda. El edificio que hoy alberga la colección de este museo no fue su primera sede. El lugar donde se realizó esa primera muestra fue un local en el centro de la ciudad y en 1965 se trasladó al campus de la Universidad Nacional con el apoyo de José Félix Patiño. Allí permaneció hasta 1969, cuando Gloria Zea asumió el cargo directivo de la institución.
El proceso de adquirir una sede propia no fue sencillo, pues durante la década de los 70 continuaron cambiando de locación, primero en el Edificio Bavaria y luego a la que sería su sede final, el edificio diseñado por Rogelio Salmona que hasta hoy ha albergado la colección y misión del museo. Durante 1970, un acto de protesta en la universidad dejó en evidencia la inseguridad a la que se enfrentaban las 80 obras que en ese momento componían la colección y por esto Zea decide trasladar el museo al Edificio Bavaria y luego, en el Planetario Distrital, se realizó la muestra de Auguste Rodin en 1971. En 1979 las obras que habían coleccionado llegaron a la primera etapa de la sede actual del museo, cuya construcción comenzó en 1975 y finalizó en 1985. Con 5.000 metros cuadrados, seis salas de exhibición, una biblioteca, una colección de más de 3.000 obras y más, el museo se ha posicionado como una de las instituciones artísticas del país con más trayectoria.
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“El MAMBO desafía y cuestiona el enfoque tradicional de la “idea” del museo, ofreciendo una mayor profundidad y variedad de experiencias para sus múltiples públicos a través de su programación expositiva y sus programas públicos y educativos. Creemos en una institución centrada en la comunidad, que desempeña un papel fundamental como mediador cultural en el contexto de un proceso de regeneración civil y social. Creemos que el papel de una institución como el MAMBO es reflejar la sociedad y desafiarla, buscando precisamente reducir las brechas entre institución y públicos”, aseguró Eugenio Viola, curador en jefe del museo, a la revista Cambio.
Antes de que Gloria Zea llegara a la dirección del MAMBO, un cargo que ejerció durante 46 años, fue Alejandro Obregón quien estuvo a la cabeza de la institución durante un corto tiempo, según reveló la actual directora del museo, Claudia Hakim, a Semana. Para Hakim, “un museo es un espacio con un valor incalculable, debido a la importancia histórica y cultural de las obras que alberga. Ahora donde se necesita generar experiencias, el museo las ofrece a sus visitantes, pues al entrar en él, hay un cambio de actitud, se descubren emociones, se da conocimiento, se toma el tiempo para contemplar las obras de los talentosos artistas y sus interpretaciones, en los diferentes temas y situaciones, esto hace que los visitantes salgan con experiencias enriquecedoras, de una u otra manera. Es importante en el trascender de la vida. Es educativo, es disruptivo, nos lleva a momentos de vida diferente a lo cotidiano. Es por ello que un museo es de mucha importancia en la vida, generando conexiones emocionales en cada persona”.