Superar los desafíos de la tormenta, el reto del Museo Nacional
A pesar de las turbulencias que ha atravesado el museo más antiguo de Colombia en las últimas semanas, el recinto sigue abriendo sus puertas al público. Recuento de cómo ha operado parte de la institución durante estos días y la experiencia de una de sus curadoras.
Andrea Jaramillo Caro
Una hora antes de su horario normal de apertura, el Museo Nacional se veía como una suerte de casa ansiosa que esperaba la llegada de sus invitados. Con las puertas de sus salas entreabiertas a las 8:00 a.m., el personal del recinto ultimaba los detalles para recibir a su público. A pesar de la tormenta, este lugar resiste.
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Una hora antes de su horario normal de apertura, el Museo Nacional se veía como una suerte de casa ansiosa que esperaba la llegada de sus invitados. Con las puertas de sus salas entreabiertas a las 8:00 a.m., el personal del recinto ultimaba los detalles para recibir a su público. A pesar de la tormenta, este lugar resiste.
Lograr abrir una institución como esta para que opere en medio de varios dilemas no es tarea fácil. Luego de un recorrido por las salas, durante el cual se vio pasar a los vigilantes y la coordinadora del área de conservación, el público fue llegando de a pocos. En el primer piso, tres mediadores se preparaban para los nuevos requerimientos.
María Paola Rodríguez, curadora de historia, cuenta que cada área del museo tiene su estructura y funcionamiento. “Las investigaciones avanzan porque hay mucho material que se ha trabajado, que hay que ir depurando y construyendo. Hay que consolidar mucho en términos de gestión de calidad, entrega de productos... La línea de generación de conocimientos sobre las colecciones y las líneas de investigación para los relatos que contamos a través de las exposiciones, que son dos frentes que trabajamos las curadurías, avanzan”.
Laura Montoya, quien trabajó como asesora de dirección hasta el 15 de febrero, explica que esta institución funciona con cargos de libre nombramiento y remoción, personas de planta y contratistas. Esa planta de funcionarios es la que no ha interrumpido labores durante el periodo de incertidumbre que atraviesa el museo. Un funcionario asegura que entre esos cargos están la subdirección, el área administrativa, el jefe de gestión de colecciones y la curaduría de historia.
Adicionalmente, a estas personas se suman los proveedores de servicios de vigilancia y aseo, además de algunos mediadores. Con ese equipo, el museo ha podido continuar abriendo sus puertas como de costumbre. Sin embargo, de acuerdo con esta última fuente, entre los equipos ausentes se encuentra la mayoría de integrantes del área de educación, comunicaciones, conservación, del Programa de Fortalecimiento de Museos (PFM) y de las curadurías de arte, etnografía y arqueología.
Por su parte, Montoya considera que la falta de estos equipos afecta el trabajo del museo, por la interrupción en las investigaciones que se podrían estar adelantando en cada curaduría.
Una de ellas se realiza para la exhibición que se prepara a propósito de los 200 años del recinto, que está a cargo de Rodríguez. “Ya tenemos muchos textos escritos, pero hay que depurarlos, hacer las correcciones, validarlos y contrastarlos. Y eso lo hemos ido haciendo. Forma parte también de mis tareas”, afirmó la curadora María Paola Rodríguez.
Esta es una muestra que debería ser inaugurada en la sala de exhibiciones temporales, la cual, según otras fuentes consultadas, y confirmado por Montoya, tiene problemas de humedad. De acuerdo con Rodríguez, las labores de restauración del museo están a cargo del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, porque es un edificio patrimonial. La curadora de historia ha volcado su atención durante estos días a la investigación de la exposición bicentenaria y a avanzar en la concepción de los apoyos que se necesitarán.
“Esa ha sido mi cotidianidad: avanzar con la concepción de los guiones de la exposición, revisar contenidos y estar en contacto con otros museos del país que van a participar de manera cocuratorial con esta muestra. El componente técnico para reuniones, asesoría y un poco consultoría en otros niveles se ha ralentizado, por lo que ha habido menos reuniones y hay otros proyectos que todavía están a punto de madurar”, agrega Rodríguez.
Mientras que se desarrollaban estas actividades en el recinto, el Ministerio de las Culturas adjudicó, el 9 de abril, el contrato de administración del Museo Nacional y nueve museos en regiones a Corpoelite. La noticia llegó luego de semanas de especulación y el presupuesto entregado supera los $14.000 millones. Esta cifra, según explica Montoya, se reparte entre el Museo Nacional en Bogotá y los museos del ministerio, entre los que se encuentran La Gran Convención, en Ocaña; el Museo Juan del Corral, en Santa Fe de Antioquia; Antonio Nariño, en Villa de Leyva; Alfonso López, en Honda, y Rafael Núñez, en Cartagena, entre otros. “Hace un tiempo, esos contratos o la operación de esos museos venían sucediendo con contrataciones aparte, descentralizadas. Todo, menos vigilancia, funciona con el mismo manejo del Museo Nacional”.
Como lo mencionó el Ministerio en un comunicado emitido el domingo 31 de marzo, en este lugar se siguen gestionando proyectos como la muestra a cargo de Rodríguez y el registro y la catalogación de las piezas, cuyo equipo encargado hace parte de la planta de funcionarios del museo. Según explica la curadora, hay un tiempo específico para la rotación de piezas y unos registros e instrumentos de seguimiento para mantener en buen estado. “Seguimos los protocolos, tomamos nota y vamos haciendo los cambios de piezas que se pueden ir haciendo y avanzamos en diferentes áreas. Lo que pasa es que el nivel es bastante alto; entonces, lo hacemos con unos tiempos un poco más pausados, pero seguimos atendiendo las responsabilidades”.
El proyecto de renovación de este recinto, que comenzó en 2012, influye en muchas de las acciones del museo. Parte de este incluye la apertura de dos nuevas salas. Rodríguez espera que el montaje de una de ellas pueda iniciarse pronto. “Eso está previsto en los cronogramas de producción y operación de este año. Y nos interesa en términos curatoriales, no solo porque los insumos ya fueron entregados y preparados con el tiempo que se requiere, sino porque, en la medida en que se van moviendo las salas, se van liberando piezas y hay cambios en las mismas”.
Con la posesión de Liliana Angulo como nueva directora del Museo Nacional, el lunes 8 de abril, seguirán avanzando y desarrollando los proyectos que llevan en curso, mientras los contratistas se reintegran a sus labores. “De las crisis uno sale fortalecido y si hay tantas personas que se interesan por este museo, su preservación cuenta en sus vidas”, finaliza Rodríguez.