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En agosto de este año se conoció la noticia de que CM& saldría del aire. No se trataba de un rumor ni de un chisme, porque había suficiente información que confirmaba que el 14 de noviembre de 2024 sería la última emisión de este programa, que se transmitió por primera vez hace 32 años.
Todas las personas que trabajaban en el noticiero fueron citadas a una reunión, en la que se les informó que el proyecto llegaba a su fin. La decisión fue el resultado de una renovación en la programación emprendida por el grupo Prisa, dueño del Canal Uno, por donde se transmitía CM&.
Diego Suárez, subdirector del noticiero, recordó que fue en la tercera semana de agosto cuando les informaron que no se renovaría el contrato y que ahora otra empresa se encargaría de la programación y comercialización de las frecuencias. Y aunque ya había una fecha fijada para despedirse del set, desde antes, “las cosas se fueron marchitando”, dijo.
Varios programas, como el noticiero del mediodía, salieron del aire, y muchas personas tuvieron que dejar los cargos que habían asumido durante varios años. El final ya se sentía cercano, a pesar de que, como aseguró Suárez, aún quedaba mucho por hacer: “Hoy CM& tiene el carro, pero no tiene la carretera”, señaló.
Durante la última emisión, Claudia Palacios y Margarita Ortega presentaron el programa y, aunque tras las cámaras se vivía un duelo, la prioridad era cumplir con la labor: contar la noticia, tal como se los enseñó Yamid Amat, su maestro.
“Trabajar con Yamid es un reto continuo; es un hombre de una enorme exigencia y de un inmenso compromiso. Él es la vida y el alma de todo lo que hay. Verlo trabajar todos los días de su vida con la energía con la que lo hacía era una motivación para asumir el reto y el riesgo de no estar a la altura. Yamid es un gran maestro por eso, porque no había día en el que me sentara frente a la cámara y no me estuviera midiendo conmigo misma para asumir el desafío de ser parte de CM&”, afirmó Margarita Ortega, quien no dudo en reconocer que fue allí donde se hizo la periodista y la mujer con la que se siente más cómoda y orgullosa.
Yamid Amat, que estudió en Estados Unidos, pero regresó a Colombia para ejercer su carrera, fundó junto a Juan Gossain el noticiero CMI (sí, con “I”). El 2 de enero de 1992, con miles de tropiezos y un caos amenazante, se emitió por primera vez el programa en la televisión abierta. Manuel Teodoro y María Cecilia Botero eran los compañeros de set de Amat, quien en junio de 1998 renunció para dirigir Caracol Televisión.
Durante años, CM& y el periodista siguieron sus caminos por separado. Pero en 2002 Amat regresó a casa. Su deseo era crear un medio que informara sobre los hechos más relevantes del país, pero también terminó convirtiéndose en una escuela en la que muchos nombres consagrados y destacados del periodismo nacional aprendieron sobre el oficio.
“CM& es la escuela de muchos periodistas. Aunque comenzó con tropiezos, fue un noticiero que, gracias a Yamid, su liderazgo, su capacidad de innovar y levantarse, rápidamente se convirtió en el número uno de Colombia. Además, fue el único que, de todos los que existían antes de los canales privados, logró superar el declive y mantenerse”, sostuvo Claudia Palacios.
Las enseñanzas de Amat se transmitían con el ejemplo. Así lo tiene presente Ortega, quien dijo que día a día le fue aprendiendo eso que tanto le admiraba y lo que fueron los cimientos para que CM& se mantuviera, aun en tiempos difíciles. “Él estaba tan comprometido que, con solo ver el ejemplo, lograba que uno se integrara a ese compromiso. Uno terminaba respirando y viviendo para el noticiero con total convicción, porque había detrás una labor que no solo era minuciosa, sino que había una resignificación de la narrativa de un país”.
Para Morales, a pesar de que CM& es parte del legado más tangible de Yamid Amat, este no será ni el final ni el adiós de su carrera. Sus ideas se mantienen vivas y vigentes en sus letras y su voz, que seguirán presentes, pero en otros espacios. Sin embargo, no para todos el panorama sobre el futuro es tan claro.
Diego Suárez afirmó que el cierre de CM& es un síntoma de que las cosas no están bien en lo que respecta al periodismo. Aunque desde hace años se habla de una crisis en los medios, parece que con el paso del tiempo se hace más profunda. Aparecen más preguntas y se obtienen menos respuestas.
“Las facultades de comunicación están graduando semestralmente a 5.000 estudiantes, pero uno no ve que los medios de comunicación crezcan; al contrario, se están acabando. No hay oportunidades laborales, y eso me preocupa, porque aquí somos alrededor de 150 personas que seguramente no todas tienen un nuevo trabajo y no va a ser fácil encontrarlo. Además, no solo son reporteros, también hay camarógrafos, editores, y todas las personas de la parte técnica, que no van a obtener una oportunidad a la vuelta de la esquina”, indicó.
Sobre esa crisis de los medios que nos presenta el cierre del noticiero, Ortega expresó que sería muy pronto deducir o concluir cosas; sin embargo, sí reconoció que hay que repensar las formas en las que nos estamos contando y narrando. “Además del legado poderoso de Yamid, este duelo nos deja la reflexión sobre cuántas preguntas más nos vamos a hacer, o si vamos a permitir que la liviandad y la ligereza de nuestros tiempos nos impidan cuestionarnos. Hay que seguir encontrando la autocrítica, pero sobre todo hay que tener la posibilidad de contar con un criterio para encarar la vida, y los medios de comunicación son quienes brindan esa posibilidad”. Por eso, para ella, Suárez y Palacios, el cierre de CM&, y en realidad de cualquier medio de comunicación, es la desaparición de un lugar para cultivar las ideas, para descubrir la verdad y para sostener la democracia y la pluralidad.