El nuevo miembro de la Academia Colombiana de la Lengua
El escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez estuvo acompañado de su familia y amigos más cercanos durante la sesión solemne, un reconocimiento a su trayectoria.
Laura Camila Arévalo Domínguez
Sonó una campana. La dispersión de los asistentes se detuvo al escuchar el sonido. Orden del día: sesión híbrida solemne de la Academia Colombiana de la Lengua, recepción como miembro correspondiente a don Juan Gabriel Vásquez Velandia. Primero, la antífona. Después, el saludo del director.
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Sonó una campana. La dispersión de los asistentes se detuvo al escuchar el sonido. Orden del día: sesión híbrida solemne de la Academia Colombiana de la Lengua, recepción como miembro correspondiente a don Juan Gabriel Vásquez Velandia. Primero, la antífona. Después, el saludo del director.
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En medio de invitados, como Daniel Samper Ospina, Sergio Fajardo, Ricardo Silva, Óscar Alarcón, entre otros, Eduardo Durán Gómez comenzó su discurso hablando de las puertas mayores de la institución, que son resguardadas por la efigie de don Miguel Antonio Caro, y se abrieron este 2 de febrero para recibir a Vásquez, “un escritor que a sus 52 años está en capacidad de ofrecernos un recorrido intelectual que hemos asistido por meritorias producciones que lo han consagrado como un autor mucho más allá de las fronteras”.
Hay 23 miembros de número en la Academia Colombiana de la Lengua. Olympo Morales Benítez es uno de ellos y estuvo sentado en la tarima de la Sala José María Vergara y Vergara junto a los demás miembros, mientras su director saludó a los asistentes al evento, que mantuvo un ambiente ceremonioso desde el principio hasta el final.
Morales contó para este diario que los miembros de número llegan por nominación de los que ya son parte de la institución, y que después de una votación “larga y difícil” se logra algún acuerdo sobre el nuevo integrante.
Vásquez fue integrado como miembro correspondiente y su función ya establecida desde que se convirtió en un referente de la literatura colombiana se reforzó con esta invitación: un embajador de la lengua. Aunque su estatus no le permitirá votar en las decisiones que se seguirán tomando, este podría ser uno de los reconocimientos más importantes para un escritor durante su ejercicio.
“Que Vásquez les ayudará positivamente en las tareas de la institución para permitir que la lengua española siga siendo un instrumento en permanente crecimiento. Que gracias a la genialidad de muchos de sus miembros, la Academia ha evolucionado con el tiempo, y que ahora el autor colombiano será parte de este trabajo”, así lo pronunció en su discurso Durán Gómez.
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Al terminar esta intervención se les dio paso al juramento y a la entrega del diploma al escritor colombiano, quien recibió el escudo de la Academia de manos de su esposa, Mariana Montoya.
“Es un inmenso honor ocupar un lugar que me enorgullece en el territorio de mi lengua, que es mi patria portátil, mi instrumento de trabajo y el objeto de mis desvelos. Por razones que un día espero entender en los últimos tiempos, han decidido ustedes admitir en esta institución a un puñado de novelistas. Espero que no se arrepientan. Aunque sé muy bien que la responsabilidad de estar a la altura de este nombramiento nos corresponde a nosotros, creo que este riesgo es, de muchas formas, un acierto profundo. Digo que se trata de un riesgo porque la ficción, igual que la poesía y la dramaturgia, ha vivido siempre en tensión profunda con la lengua que la hace posible. No tengo que recordarles a ustedes lo que hizo Gabriel García Márquez en El otoño del patriarca, para que entendamos que la relación entre las novelas y las academias no siempre pasan por los valores de la ortodoxia. Pero también digo que la decisión de abrirnos a los novelistas las puertas de esta institución venerable que tanto quiero y respeto es un acierto y, además, una vindicación, si uno tiene, como tengo yo, dos intuiciones. Primero, que la invención de la novela moderna es un acontecimiento de una importancia enorme. No solo en la historia de la literatura, sino en la conquista de ciertos valores indispensables de nuestras sociedades. Segundo, que esa invención tuvo lugar no de manera exclusiva o excluyente, pero sí privilegiada, en nuestra lengua. En la lengua española, que es fuente de las preocupaciones y las batallas de esta academia, tanto como lo es de las mías”.
La respuesta en nombre de la corporación estuvo a cargo del miembro de número Daniel Samper Pizano, quien en vez de “redundar en las cualidades del autor”, pronunció en compañía de la actriz Katherine Vélez un “risueño homenaje” al nuevo miembro correspondiente y a los novelistas colombianos de antes y de hoy: “Breve historia extensa de la novela colombiana en décimas”.
“Qué ruidaco hacen las cosas/ cuando tropiezan y caen/ y qué eco tan fuerte traen por pesadas y ruidosas, terribles y estrepitosas, siembran pánico en la gente y asustan al más valiente hasta arrugarle la piel. Pero Vásquez Juan Gabriel, escribe y calla sonriente”, fue la décima para el nuevo miembro correspondiente.
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