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El juicio, que comenzó en una corte de Manhattan, Nueva York, el pasado 8 de enero, responde a las acusaciones de Dimitry Rybolovlev, el empresario ruso dueño del equipo Mónaco, contra Sotheby’s por presuntamente ayudar al comerciante de arte Yves Bouvier a defraudarlo y hacerlo pagar de más al momento de adquirir obras de arte. Los abogados de Rybolovlev argumentan que Bouvier sobrecargó al empresario en la compra de 38 obras de arte en las que el ruso estaba interesado.
Sotheby’s entra en juego en esta historia con las acusaciones que hacen los abogados de Rybolovlev de que la casa de subastas ayudó a Bouvier a defraudar al empresario al inflar las avaluaciones de las obras de arte en las que mostraba interés, encubriendo los altos precios que Bouvier daba a estas piezas. Desde la casa de subastas, un vocero aseguró al medio Artnews que “Sotheby’s cumplió estrictamente con todos los requisitos legales, obligaciones financieras y mejores prácticas de la industria durante las transacciones de estas obras de arte. Cualquier sugerencia de que Sotheby’s estaba al tanto de la supuesta mala conducta del comprador o de su intención de defraudar al señor Rybolovlev es falsa”.
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La historia entre Rybolovlev y Bouvier ha sido tumultuosa en los últimos años con el ruso acusando al comerciante de fraude en varias ocasiones. El problema del empresario con Bouvier radica en el título de comerciante de arte con el que se presentó y la promesa de encontrarle los mejores precios. El ruso acusa a Bouvier de haber inflado el precio de las obras que compraba por decenas de millones de dólares, algo que el comerciante niega. El empresario ha emprendido acciones legales contra Bouvier en Mónaco, Singapur, Nueva York, Hong Kong y Suiza, acusándolo de fraude en la venta de 38 obras por las que pagó aproximadamente $1 billón de euros.
Uno de los casos documentados en la demanda, donde Rybolovlev reclama más de $235 millones de dólares en reparaciones, involucra una escultura de Amedeo Modigliani, que el empresario adquirió en 2013 por $83 millones de dólares. La pieza “Tête” fue procurada por Bouvier que en esa transacción actuó como el comerciante de Rybolovlev. “Ese fue el precio que Bouvier le dijo que el vendedor pedía para desprenderse de semejante obra maestra. Pero en realidad no había ningún otro vendedor. El propio Bouvier era dueño de la escultura, que había comprado silenciosamente sólo unos meses antes a la mitad de precio, según documentos judiciales”, reportaron Graham Bowley y William Rashbaum para el New York Times.
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La obra de Modigliani no es la única que figura en el caso. Dos obras de Gustav Klimt, una de René Magritte y el “Salvator Mundi” de Leonardo da Vinci, también son mencionadas. Esta última fue noticia en 2017 cuando el empresario ruso la vendió en Christie’s por $450 millones de dólares, convirtiéndola en la obra más cara jamás vendida en una subasta. Un juez determinó en marzo de 2023 que la venta de estas cuatro obras debían enfrentar cargos relacionados con fraude.
“El cliente espera con ansias el juicio. Por primera vez se presentarán todas las pruebas. Por primera vez en nueve años, el señor Rybolovlev hablará públicamente y dará una explicación detallada de la verdad sobre este caso”, aseguró para The Guardian Daniel Kornstein, abogado de Rybolovlev.