El paraíso hecho de plastilina
“Refound Paradises”, la colección del colombiano Hárold Rubio, es parte de la exhibición “Paraísos”, que se presenta en la galería Darte Social (calle 70A # 10-22) hasta el 30 de septiembre.
Daniela Cristancho
¿Por qué construir una relación entre la naturaleza y pinturas icónicas del arte europeo?
Me interesa construir esta relación entre la naturaleza y las pinturas icónicas del arte europeo en el sentido de que si ellas se encuentran, estoy encontrando dos mundos, y estoy haciendo prácticamente unos mundos que no existían, que esos mundos pudieron haber sido diferentes. Pensar las epistemologías de cómo ellos analizaban el mundo. Cuando hablo de epistemología es pensar la forma colonizadora del conocimiento, cómo eso fue dado desde un lado del continente y no desde el otro lado; pensar que las verdades venían de un lado y no del otro lado; pensar que las teorías de color seguramente venían solamente de un lado del continente y no del otro lado del continente; y las cosmovisiones fueron diferentes y pensar cómo hubiera sido si los encuentro, replantear esos mundos genera esa confrontación, creo que ese siempre ha sido el desafío que busco en las obras. Toda obra, toda imagen, es un discurso y lo que pretenden replantear esos discursos que fueron impuestos y, bueno, cómo esos discursos hubieran convivido, como si se hubieran confrontado, como si se hubieran entrelazado.
¿Por qué le interesa abordar el concepto de lo colonial en sus obras?
Siempre me han llamado la atención dos conceptos: la colonialidad y la colonización. La colonialidad es un elemento que funciona bajo la seducción y la colonización funciona bajo elementos violentos e impuestos. Pretendo generar una colonialidad de lo que son las obras europeas por medio de los paisajes hermosos que tenemos en América Latina o en este lado del continente y nuestras islas. Cuando hago esa colonialidad del poder a través de las estéticas que tenemos nosotros a través de nuestra naturaleza, replanteo esas estéticas, por eso los elementos de colonización que busco desde la parte eurocéntrica son reducidos a los elementos de colonialidad que tengo desde las partes botánica, orgánica y natural en las pinturas, en las obras. Creo que allí es donde impongo la fuerza y el poder de lo que somos nosotros como latinos y como americanos.
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Hablemos de la naturaleza, que es uno de los personajes protagónicos en sus obras…
La naturaleza en mi obra es un personaje protagónico porque aborda todo lo que quiero colonizar, lo que busco replantear en una estética que se basa en la botánica, en los colores de esta atmósfera, en los elementos que nos proporcionan estos lados del continente y replantear las estéticas occidentales. En ese orden de ideas, pongo estos personajes de la historia del arte: un Van Gogh, unas Meninas y los pongo en juego, recreando nuevos mundos que hacen que pueda colonizar estas estéticas y pueda repensarlas para entender por qué esas estéticas marcaron la belleza de Occidente y nosotros dejamos de lado los elementos artísticos de nuestra naturaleza.
¿Cómo nació la idea de trabajar con plastilina?
La plastilina es un elemento importante en las artes. He tomado como referentes a Mondongo arte de Argentina, como Jacinta Besa, de Chile y otros referentes holandeses. Me gusta este elemento porque permite generar una maleabilidad del discurso. Mi discurso busca crear nuevos mundos y para eso se necesita algo maleable. La plastilina es un material común, y el hecho de que sea tan plástico y orgánico te da las mismas garantías de un óleo o un acrílico. Me gusta que esto pueda generar volumen y texturas. Es una gran conexión con mi obra.
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¿Qué ha aprendido sobre este material a lo largo de su trayectoria artística?
Lo que me gusta de trabajar con plastilina es que lo saco de ser un material artesanal y lo convierto en un elemento artístico. Si bien muchas personas tienen la facilidad de trabajar con plastilina desde lo artesanal para hacer caricaturas y personajes -que me parece genial-, también está la posibilidad de generar discursos, conceptos y maleabilidades de lo que quieres decir por medio de las imágenes. Es un material en el que no hay límite y da muchas posibilidades. No tiene nada que envidiarles a otros.
¿Cómo funciona el proceso creativo de cada obra?
El proceso creativo pasa por varios momentos. El primero es viajar, hace poco lo hice a Igauzú, y conociendo las cascadas de Argentina entendí el desborde de paisajes que tenemos en América Latina. Todas esas fotografías, recuerdos y libros de historia del arte construyes un collage, y armas estas imágenes que se convierten en nuevos mundos. Ahí empiezas a pensar cómo hubieran sido esos personajes en estos lugares. Luego hacemos un proceso de ensamblamiento. Colocamos la plastilina, los bocetos, los dibujos y así se van realizando esos mundos.
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¿De dónde nace el amor por el arte?
El amor por el arte siempre ha estado impregnado en mi vida. Mi mamá siempre fue una mujer muy organizada, eso hizo que entendiera la importancia de los espacios. Mi papá restauraba carros, siempre entendió su estética. Al entender esos momentos de restauración y de espacios me llevaron a pensar en la creación de elementos propios de las artes visuales. Siempre me gustó ir a teatro y con mi mamá íbamos a museos. Todo ese amor al arte se retroalimentó en la familia, pero también en una canción, en la poesía. Todo eso forjó mi obra.
¿Por qué construir una relación entre la naturaleza y pinturas icónicas del arte europeo?
Me interesa construir esta relación entre la naturaleza y las pinturas icónicas del arte europeo en el sentido de que si ellas se encuentran, estoy encontrando dos mundos, y estoy haciendo prácticamente unos mundos que no existían, que esos mundos pudieron haber sido diferentes. Pensar las epistemologías de cómo ellos analizaban el mundo. Cuando hablo de epistemología es pensar la forma colonizadora del conocimiento, cómo eso fue dado desde un lado del continente y no desde el otro lado; pensar que las verdades venían de un lado y no del otro lado; pensar que las teorías de color seguramente venían solamente de un lado del continente y no del otro lado del continente; y las cosmovisiones fueron diferentes y pensar cómo hubiera sido si los encuentro, replantear esos mundos genera esa confrontación, creo que ese siempre ha sido el desafío que busco en las obras. Toda obra, toda imagen, es un discurso y lo que pretenden replantear esos discursos que fueron impuestos y, bueno, cómo esos discursos hubieran convivido, como si se hubieran confrontado, como si se hubieran entrelazado.
¿Por qué le interesa abordar el concepto de lo colonial en sus obras?
Siempre me han llamado la atención dos conceptos: la colonialidad y la colonización. La colonialidad es un elemento que funciona bajo la seducción y la colonización funciona bajo elementos violentos e impuestos. Pretendo generar una colonialidad de lo que son las obras europeas por medio de los paisajes hermosos que tenemos en América Latina o en este lado del continente y nuestras islas. Cuando hago esa colonialidad del poder a través de las estéticas que tenemos nosotros a través de nuestra naturaleza, replanteo esas estéticas, por eso los elementos de colonización que busco desde la parte eurocéntrica son reducidos a los elementos de colonialidad que tengo desde las partes botánica, orgánica y natural en las pinturas, en las obras. Creo que allí es donde impongo la fuerza y el poder de lo que somos nosotros como latinos y como americanos.
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Hablemos de la naturaleza, que es uno de los personajes protagónicos en sus obras…
La naturaleza en mi obra es un personaje protagónico porque aborda todo lo que quiero colonizar, lo que busco replantear en una estética que se basa en la botánica, en los colores de esta atmósfera, en los elementos que nos proporcionan estos lados del continente y replantear las estéticas occidentales. En ese orden de ideas, pongo estos personajes de la historia del arte: un Van Gogh, unas Meninas y los pongo en juego, recreando nuevos mundos que hacen que pueda colonizar estas estéticas y pueda repensarlas para entender por qué esas estéticas marcaron la belleza de Occidente y nosotros dejamos de lado los elementos artísticos de nuestra naturaleza.
¿Cómo nació la idea de trabajar con plastilina?
La plastilina es un elemento importante en las artes. He tomado como referentes a Mondongo arte de Argentina, como Jacinta Besa, de Chile y otros referentes holandeses. Me gusta este elemento porque permite generar una maleabilidad del discurso. Mi discurso busca crear nuevos mundos y para eso se necesita algo maleable. La plastilina es un material común, y el hecho de que sea tan plástico y orgánico te da las mismas garantías de un óleo o un acrílico. Me gusta que esto pueda generar volumen y texturas. Es una gran conexión con mi obra.
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¿Qué ha aprendido sobre este material a lo largo de su trayectoria artística?
Lo que me gusta de trabajar con plastilina es que lo saco de ser un material artesanal y lo convierto en un elemento artístico. Si bien muchas personas tienen la facilidad de trabajar con plastilina desde lo artesanal para hacer caricaturas y personajes -que me parece genial-, también está la posibilidad de generar discursos, conceptos y maleabilidades de lo que quieres decir por medio de las imágenes. Es un material en el que no hay límite y da muchas posibilidades. No tiene nada que envidiarles a otros.
¿Cómo funciona el proceso creativo de cada obra?
El proceso creativo pasa por varios momentos. El primero es viajar, hace poco lo hice a Igauzú, y conociendo las cascadas de Argentina entendí el desborde de paisajes que tenemos en América Latina. Todas esas fotografías, recuerdos y libros de historia del arte construyes un collage, y armas estas imágenes que se convierten en nuevos mundos. Ahí empiezas a pensar cómo hubieran sido esos personajes en estos lugares. Luego hacemos un proceso de ensamblamiento. Colocamos la plastilina, los bocetos, los dibujos y así se van realizando esos mundos.
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¿De dónde nace el amor por el arte?
El amor por el arte siempre ha estado impregnado en mi vida. Mi mamá siempre fue una mujer muy organizada, eso hizo que entendiera la importancia de los espacios. Mi papá restauraba carros, siempre entendió su estética. Al entender esos momentos de restauración y de espacios me llevaron a pensar en la creación de elementos propios de las artes visuales. Siempre me gustó ir a teatro y con mi mamá íbamos a museos. Todo ese amor al arte se retroalimentó en la familia, pero también en una canción, en la poesía. Todo eso forjó mi obra.