“El público colombiano debería darnos una oportunidad a los cineastas”: Ángel Ayllón
Desde el 14 de marzo llegó a las salas de cine “La hierba del diablo”, una producción dirigida por este colombiano, quien reflexionó sobre su obra y la industria del cine nacional.
Samuel Sosa Velandia
¿Cómo nació la idea de “La hierba del diablo”?
La hierba del diablo es el resultado de una investigación que se hizo sobre un brebaje que utilizan hechiceros en Haití, que cuando la persona lo toma supuestamente muere, pero su corazón sigue latiendo. Luego ellos lo que hacen es “resucitarla” para estafar a los familiares. Nosotros conocimos esta historia porque Max Marieges, uno de los protagonistas, nos contó que había trabajado este tema, entonces nos pusimos a estudiar y analizar cuál era la situación y nos dimos cuenta de que, desde 1975, muchos científicos estaban investigando esta práctica.
Le recomendamos: “Las mujeres nos apoderamos del mundo y ese hecho está relacionado con la moda”.
¿La idea y el concepto de la película siempre fue la misma o en el proceso fue cambiando?
Al principio la producción funcionaba como un documental sobre la investigación que habíamos realizado, pero pensamos que para llevarla al cine era mejor hacer una historia de ficción. Ahí nació la idea de esta trama en la que dos hombres españoles viajan a Colombia y se encuentran con una chicha que practica este tipo de hechicería, y es entonces cuando comienza toda la situación tenebrosa para ellos.
¿Cuál cree que es la clave en una película de terror para generar una verdadera emoción de miedo?
En nuestro caso, la intención siempre fue crear el miedo desde un punto de vista psicológico, y para eso empezamos a adentrarnos en la historia y a crear situaciones en las que esta emoción fuera creciendo de manera progresiva y en la que los personajes experimentaran situaciones paranormales. En La hierba del diablo el espectador no se aterroriza de un solo golpe, sino que el terror va llegando hacia el final de la trama. Llevamos el miedo de cero a cien.
¿Y a usted qué le da miedo?
A mí me dan miedo los vivos. En realidad, no le tengo temor a los muertos, a pesar de que experimentamos en la producción situaciones paranormales. También me causan terror los virus, porque son microorganismos que no se pueden ver, pero que te pueden causar la muerte.
¿Cuáles fueron esas situaciones paranormales?
No sé si era cuestión de nuestra mente al estar tan metidos en estas historias tan sombrías, pero a los camarógrafos se les desaparecieron algunos objetos, como la batería de sus cámaras. Además, decían que habían visto sombras y que probablemente todo era ocasionado por los implementos vudús que teníamos en el set.
El filme lleva en su nombre al diablo. ¿Cree que existe?
Claro, creo que existe el diablo, porque soy creyente en Dios y considero que si hay bien, también hay maldad. Al diablo me lo imagino como un ente espiritual, más que una representación física, que puede tomar poder sobre las personas.
Podría interesarle: “Me gustaría derribar la visión del antropocentrismo”: Claudia Velasco.
Muchas veces para los artistas la obra nunca está terminada, así ya esté expuesta en la galería, ¿cree que le faltó algo por mejorar o contar?
Yo estoy muy contento con el producto final, pero quizás me hubiera gustado tener más presupuesto para poder crear más todo el aspecto sombrío que hay alrededor de algo como este tema. De igual manera, me hubiese encantado hacer la historia en el mismo país donde se dan estas “zombificaciones” para investigar sobre el propio lugar y hablar con las personas que sufrieron esto.
La película se estrena en Colombia y en España, ¿cuál cree que es el público más exigente?
Pienso que el público colombiano es más exigente, porque los españoles están acostumbrados a ver su cine, en el que las películas de terror y thriller son muy usuales. En cambio, en Colombia, la gente ve el terror hecho en Hollywood, que tiene otras lógicas y posee mayor presupuesto. Por esa razón, cuando se proyecta una producción, en este caso española, esperan ver algo del mismo estilo norteamericano, y eso hace que las expectativas y pedidos sean mayores.
¿Y cree que en Colombia hay un interés genuino por el cine nacional?
El público colombiano debería darnos una oportunidad a los cineastas. Sé que, en algunas ocasiones, se ha hecho un cine mediocre, pero actualmente la producción nacional ha progresado mucho y en diferentes géneros. Estábamos acostumbrados a hacer siempre producciones de humor, pero ahora nos preocupamos más por otros relatos y enfoques.
Le sugerimos: “El éxito es la autorrealización”: Mateo Mora.
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¿Cómo nació la idea de “La hierba del diablo”?
La hierba del diablo es el resultado de una investigación que se hizo sobre un brebaje que utilizan hechiceros en Haití, que cuando la persona lo toma supuestamente muere, pero su corazón sigue latiendo. Luego ellos lo que hacen es “resucitarla” para estafar a los familiares. Nosotros conocimos esta historia porque Max Marieges, uno de los protagonistas, nos contó que había trabajado este tema, entonces nos pusimos a estudiar y analizar cuál era la situación y nos dimos cuenta de que, desde 1975, muchos científicos estaban investigando esta práctica.
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¿La idea y el concepto de la película siempre fue la misma o en el proceso fue cambiando?
Al principio la producción funcionaba como un documental sobre la investigación que habíamos realizado, pero pensamos que para llevarla al cine era mejor hacer una historia de ficción. Ahí nació la idea de esta trama en la que dos hombres españoles viajan a Colombia y se encuentran con una chicha que practica este tipo de hechicería, y es entonces cuando comienza toda la situación tenebrosa para ellos.
¿Cuál cree que es la clave en una película de terror para generar una verdadera emoción de miedo?
En nuestro caso, la intención siempre fue crear el miedo desde un punto de vista psicológico, y para eso empezamos a adentrarnos en la historia y a crear situaciones en las que esta emoción fuera creciendo de manera progresiva y en la que los personajes experimentaran situaciones paranormales. En La hierba del diablo el espectador no se aterroriza de un solo golpe, sino que el terror va llegando hacia el final de la trama. Llevamos el miedo de cero a cien.
¿Y a usted qué le da miedo?
A mí me dan miedo los vivos. En realidad, no le tengo temor a los muertos, a pesar de que experimentamos en la producción situaciones paranormales. También me causan terror los virus, porque son microorganismos que no se pueden ver, pero que te pueden causar la muerte.
¿Cuáles fueron esas situaciones paranormales?
No sé si era cuestión de nuestra mente al estar tan metidos en estas historias tan sombrías, pero a los camarógrafos se les desaparecieron algunos objetos, como la batería de sus cámaras. Además, decían que habían visto sombras y que probablemente todo era ocasionado por los implementos vudús que teníamos en el set.
El filme lleva en su nombre al diablo. ¿Cree que existe?
Claro, creo que existe el diablo, porque soy creyente en Dios y considero que si hay bien, también hay maldad. Al diablo me lo imagino como un ente espiritual, más que una representación física, que puede tomar poder sobre las personas.
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Yo estoy muy contento con el producto final, pero quizás me hubiera gustado tener más presupuesto para poder crear más todo el aspecto sombrío que hay alrededor de algo como este tema. De igual manera, me hubiese encantado hacer la historia en el mismo país donde se dan estas “zombificaciones” para investigar sobre el propio lugar y hablar con las personas que sufrieron esto.
La película se estrena en Colombia y en España, ¿cuál cree que es el público más exigente?
Pienso que el público colombiano es más exigente, porque los españoles están acostumbrados a ver su cine, en el que las películas de terror y thriller son muy usuales. En cambio, en Colombia, la gente ve el terror hecho en Hollywood, que tiene otras lógicas y posee mayor presupuesto. Por esa razón, cuando se proyecta una producción, en este caso española, esperan ver algo del mismo estilo norteamericano, y eso hace que las expectativas y pedidos sean mayores.
¿Y cree que en Colombia hay un interés genuino por el cine nacional?
El público colombiano debería darnos una oportunidad a los cineastas. Sé que, en algunas ocasiones, se ha hecho un cine mediocre, pero actualmente la producción nacional ha progresado mucho y en diferentes géneros. Estábamos acostumbrados a hacer siempre producciones de humor, pero ahora nos preocupamos más por otros relatos y enfoques.
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