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“El que quiera leer lo hará independientemente de su situación económica”

Una entrevista con Marisol Schulz Manaut, invitada al Hay festival Cartagena. Es la directora general de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) y la Feria del Libro en Español de Los Ángeles (LéaLA).

Pedro Mendoza y Juan Guzmán
28 de enero de 2024 - 08:50 p. m.
Marisol Schulz Manaut participó en el conversatorio "¿La literatura latinoamericana se escribe en femenino?", durante el Hay festival de Cartagena.
Marisol Schulz Manaut participó en el conversatorio "¿La literatura latinoamericana se escribe en femenino?", durante el Hay festival de Cartagena.
Foto: Pedro Mendoza
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Cuenta la historia que los monjes copistas transcribían textos y los adornaban con ilustraciones. Esto en épocas en que no estaba la imprenta. Decenas de años después, todo evolucionó y aparecieron las figuras de la industria editorial, dedicada a la publicación de libros. También aparecieron los editores, que comenzaron a evaluar propuestas, temáticas y a corregir libros de algunos autores.

Marisol Schulz Manaut es mexicana, aunque su apellido pareciera indicar otro país de origen. Es la directora general de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) y la Feria del Libro en Español de Los Ángeles (LéaLA), y durante muchos años fue editora de libros.

Es su primera vez en Cartagena. Fue invitada por el Hay Festival. Resultó muy generosa al hablar y, con visible afecto, se refirió a Carlos Fuentes, escritor mexicano de quien fue su editora y amiga. Habló de escritores, correcciones y de la importancia de leer. No tiene un escritor preferido porque “eso cambia con la vida”.

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¿Cuál es la situación actual del mercado editorial de Latinoamérica?

El mercado en Latinoamérica ha sufrido mucho los efectos de la pandemia. Ha costado, en muchos casos, resarcir sus efectos. Sin embargo, ya se ha recuperado mucho. El tipo de público que tenemos compra por impulso. Va a una librería y piensa: “ah, mira, ese libro lo quiero comprar.” Es diferente del público muy lector, que ya sabía lo que quería leer y muchas veces lo compraba de manera digital. También es cierto que nuestro acceso a las plataformas digitales de venta a nivel general, hablo de América Latina, no es el mismo. Esto que nos parece muy sencillo, para mucha gente no lo es todavía.

¿Cómo ve a las plataformas digitales para el inicio y el desarrollo de la lectura? Y se lo pregunto teniendo en cuenta a los formatos impresos...

No estaría nada de acuerdo. Yo creo que el impreso tiene que prevalecer; es una manera de leer, es una manera de introducir a los niños y a los jóvenes a la lectura. Eso, sin tampoco sancionar ni satanizar la parte digital. Yo creo que pueden convivir. Y lo vemos justamente en la prensa, uno vive y convive entre el periódico impreso y el periódico digital.

¿Extraña el periódico impreso en la mañana?

Yo sigo extrañando el periódico impreso, la categorización de las noticias. En el periódico impreso te das cuenta de qué categoría y qué prioridad le están dando a las noticias, por ejemplo. Las cabezas, los títulos, el tamaño de la noticia, etc. Sin embargo, en lo digital eso se pierde; te llega la noticia y tú la lees y no te das cuenta en qué página está, si son ocho columnas...

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Y hablando de los libros, se pierde la magia de abrirlos, olerlos, rayarlos y pedirle la firma al autor...

Claro. Yo también leo en digital, repito, no lo satanizo. Pero soy editora: me he dado cuenta de cómo se trabaja la formación de una página. El cuidado que le pone un editor a la formación de una página se pierde en lo digital: le aumentas la letra y ya perdiste la página. Lees el texto, pero no lees la página. Como editora, te puedo decir que es una labor que tiene un sentido de cara al lector. No es un sentido comercial. Lo que uno hace para editar un libro tiene todo que ver con facilitar la lectura. Eso no se puede perder.

En este Hay Festival participó en el conversatorio “¿La literatura latinoamericana se escribe en femenino?”. ¿Considera que ha habido un ‘boom’ de temas relacionados con el feminismo?

Yo creo que son temas que ahora pueden salir a la luz. Antes existían, pero se quedaban en la sombra. Y yo tengo casos concretos: Virginia Woolf, por ejemplo; Jane Austen... En la historia de la literatura ha habido mujeres que han marcado una tendencia tremenda, incluso, han tenido temas muy feministas, pero antes no se hablaba de esto.

¿Cómo es la historia de gratitud con nuestro Nobel de literatura?

Yo organicé una fiesta para Tomás Eloy Martínez y le dije cuando llegó a México: a ver, ¿a quién quieres que invite? Era un cóctel privado en mi casa. Y me dijo: por favor, invita a don Gabriel García Márquez. Me contacté con él y le dije: ¿me haría usted el honor de venir a mi casa? Y cuando llegó me dijo: “solo vine porque tú tuviste la atención de hablarme personalmente. Porque me llegan muchas invitaciones así, pero tú tuviste la atención y la amabilidad de llamarme y por eso estoy aquí”. Claro, que también quería mucho a Tomás Eloy, pero fue maravilloso tenerlo en casa. Fue una relación más que esporádica: llegó a ir varias veces a la Feria del Libro de Guadalajara, justo en la época en que yo no estaba como directora, pero yo lo veía como lectora, como editora.

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Además de amiga, usted fue editora de Carlos Fuentes. Acaba de contarnos sobre su contacto con García Márquez, Tomás Eloy Martínez... Sé que la pregunta será difícil, pero ¿cuál es su escritor favorito?

Te voy a decir una cosa que siempre respondo: uno cambia en la vida. ¿Qué es lo que ocurre? Por la edad, vas cambiando de perspectiva. Para mí, en una época fue Hans Christian Andersen, pero después simplemente dejó de serlo. No te voy a decir ahora Mario Benedetti, pero en una época lo fue. Voy cambiando mucho de una lectura a otra. Le tengo gran cariño a muchos autores, son símbolos personales. Carlos Fuentes fue uno de los autores que yo leí más joven.

¿Cómo fue trabajar con Carlos Fuentes? Cómo fue ser su editora y cómplice en la literatura...

Nunca pensé que iba a ser su editora. Cuando me cayó un libro de Carlos Fuentes, quedé casi paralizada. Establecimos una relación de mucha amistad y mucha confianza entre editora y autor. Para mí, representa algo muy importante en la vida. No quiere decir que sea el único, pero es un autor muy importante.

¿Qué tan difícil es corregir a los autores?

Un editor tiene que entender que la obra no es suya, que su trabajo es intentar mejorarla o buscar ‘gazapos’, errores, etcétera. Entonces es muy curioso, porque mientras más experto es el autor, más entiende la labor de un editor. Ellos entienden mucho. Ahora, durante los años en los que edité, nunca hice una corrección, un ajuste, nunca cambié ni media coma sin que el autor supiera. Es decir, me sentaba con Fuentes, con todos los demás, y les decía: “Esta es la página, esto es lo que yo leí. Te sugiero tal cosa”. Siempre hubo una confianza que gané con el tiempo. Hubo cambios que sugerí y consideré buenos, que sabía que eran importantes, pero muchos autores dijeron “no”. Eran sus libros, sus novelas, así que me hice a un lado: siempre estuve a la sombra de los autores.

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¿Cuál es el futuro de las ferias del libro en Latinoamérica?

Está asegurado. Son importantísimas: en Latinoamérica, debido a los índices tan bajos de lectura, no hay tantas librerías. Solo en la ciudad de Barcelona hay más librerías que en toda la República Mexicana. Es un tema que vengo trabajando. No hablo de cadenas grandes ni de puntos de venta, hablo de librerías, incluso en el sentido antiguo de la palabra. En Latinoamérica hay una escasez de librerías. Habrá en Argentina una excepción brutal. A Argentina no la podemos meter en esto.

¿Entonces, las ferias suplen espacios para los lectores?

En cierto modo, las ferias del libro cumplen el papel de promoción de la lectura y también son los espacios en los que mucha gente se surte de libros.

¿Qué opina sobre la posible fusión entre los sellos editoriales Simon & Schuster y Penguin Random House?

Obviamente, los grandes grupos empiezan a adquirir grandes sellos editoriales. Pero fíjate el fenómeno extraño: en la medida en que estos grupos han adquirido más sellos editoriales, han surgido más editoriales independientes. En estos últimos 10 años, han surgido estos emprendimientos por toda América Latina. A pesar de la crisis económica, Argentina sigue siendo un país fuerte en este sentido.

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Qué opina de los bajos índices de lectura en Colombia...

Lo primero que les puedo decir: no pueden esperar que un niño lea si no tiene acceso a los libros. Y las familias no tienen libros, pero no hablo de las que no tienen dinero. Entra uno a casas de gente muy pudiente y no hay un solo libro. Y luego los papás se quejan de que los hijos no leen.

¿Y la gente que no tiene dinero?

Conozco lectores de muy bajos recursos: hay bibliotecas, hay maneras de llevarse libros de segunda mano. El que quiere leer lo hará independientemente de su situación económica.

Por Pedro Mendoza y Juan Guzmán

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jomavasu(adh7f)28 de enero de 2024 - 09:12 p. m.
Se quiera o no la escritura y la lectura en papel desapareseran, los niños leen si ven a sus padres leyendo.
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