El grabado del rinoceronte de Alberto Durero fue hecho en 1515 y está inspirado en un animal de esa especie que llegó de India a Portugal. / Alberto Durero.
Alberto Durero, con razón, merece un lugar destacado en la historia del arte por su talento para representar con asombrosa fidelidad la naturaleza. Sus grabados, pinturas, retratos y autorretratos dan la sensación de una copia fiel del mundo natural fruto de lo que nos sugiere una experiencia directa del artista con sus modelos. Acuarelas como la Liebre, la Gran hierba o el Ala de una carraca son deliberadas expresiones del virtuosismo y delicado oficio que dan la sensación al observador de estar en el campo frente a un trozo de hierba o al...
Por Mauricio Nieto Olarte
Mauricio Nieto Olarte es filósofo de la Universidad de los Andes y doctor en Historia de las Ciencias de la Universidad de Londres.
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