Fiódor Dostoievski pensaba que uno de los problemas de su tiempo era la muerte de Dios.
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Dostoievski fue Raskolnikov mientras escribía Crimen y castigo, aunque su crimen no hubiera sido matar a una vieja usurera de un hachazo, sino haber leído en varias reuniones una carta que le había escrito el crítico Bielinsky a Gogol en la que atacaba el sistema social ruso y la religión, y haber puesto en tela de juicio una y otra vez la idea de que la cultura rusa provenía únicamente de Occidente, como lo afirmaba el zar. Como Raskolnikov, huyó de las fuerzas de inteligencia del zar, y huyendo, supo lo que era sentirse perseguido, hasta...
Por Fernando Araújo Vélez
De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com