“Elvis” encandila a Cannes
Al terminar el estreno de “Elvis”, hubo una gran ovación: Baz Luhrmann presentó el biopic del rey del rock and roll en el Festival de Cannes.
Janina Pérez Arias
Cada vez que nos enteramos de que la vida de un icono será llevada al cine, nos preguntamos cómo será la mano que tocará esa historia, si se tratará de un viaje de redescubrimiento, si aportará algo más a lo que ya se conoce y a lo que figura en Wikipedia.
Pero cuando el director Baz Luhrmann entra en el juego, se sospecha que cualquier historia de un icono, en este caso musical, será conducida por una mano que le llevará por caminos nunca antes explorados. Una manera de hacer cine que roza en lo espectacular.
Elvis Presley es el objeto de estudio de Luhrmann; pero no se engañen, este no es un biopic a la usanza: Elvis es un ave del paraíso en la cinematografía reciente. Pareciera que el director australiano tuvo como mantra la canción Trouble: “Si estás buscando problemas / llegaste al sitio correcto” (If you’re looking for trouble/ You came to the right place).
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Baz Luhrmann aborda la vida del rey rock and roll (encarnado por Austin Butler) desde su infancia hasta su muerte en 1977. En este relato entra en juego una figura oscura de la que se ha hablado muy poco: “Coronel” Tom Parker (interpretado por Tom Hanks), su manager durante 20 años que fue acusado de abuso financiero tras la desaparición de Presley.
Luhrmann, conocido por Moulin Rouge, pone en primera línea del relato un elemento que había sido obviado en la historia ya contada, mostrando la compleja relación entre Presley y Parker, en la que con el tiempo se hizo más evidente la sistemática exploración y el inescrupuloso engaño hacia el artista.
“Cuando estás perdido, hay quienes se aprovechan de ti”, dice el joven Presley como escribiendo el futuro que le esperaba al conseguir la fama y el éxito. El cantante que marcó un hito en la música estadounidense es mostrado en todas sus facetas, incluyendo la del hombre que rechazó la discriminación y el racismo en EE. UU.
Elvis, estrenada fuera de competición en el Festival de Cannes, generó una ovación de más de 10 minutos tras su proyección y se presentó como una suerte de caleidoscopio, de ritmo trepidante, con una extraordinaria banda sonora. El impacto de este filme es tan descomunal que la primera impresión es una larga lista de adjetivos: sensorial, sexy, emocionante, colorida, extrema, excesiva, arriesgada.
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La verdad es que poco importa la incapacidad de articular frases con pies y cabeza porque Elvis te produce un extraño cortocircuito, se apropia de toda tu atención, encandila, te sorprende y hechiza. El embrujo se debe en gran medida al desmesurado y cuidadoso rendimiento actoral (incluyendo los vertiginosos movimientos de cadera y de todo el cuerpo) de Austin Butler, quien claramente no imita, sino que interpreta.
En el encuentro con la prensa en el Festival de Cannes -en el que participaron Tom Hanks, Austin Butler, entre otros integrantes del elenco y del equipo de producción-, el director australiano Baz Luhrmann contó sobre la reacción de Priscilla Presley. No negó que se había preocupado al esperar durante mucho tiempo el comentario de la esposa de Elvis tras ver la película.
Le dijo que la demora se debía a que no había estado preparada para ver algo así. “Cada respiro, cada movimiento de Austin (Butler), el espíritu de la persona, la humanidad; si mi esposo estuviera hoy aquí, le hubiera visto directamente a los ojos (a Austin) y le hubiese dicho “¿Pero cómo te atreves? ¡Tú eres yo!”, reprodujo Luhrmann.
Cada vez que nos enteramos de que la vida de un icono como Presley será llevada al cine, también sentimos miedo de que no se le haga justicia. Nos asusta que, nuevamente, se eche el cuento de su vida sin más, que resulte un filme que pase sin pena ni gloria. Pero con Elvis no hay nada que temer y es más que seguro que pase a la historia del cine mundial.
Cada vez que nos enteramos de que la vida de un icono será llevada al cine, nos preguntamos cómo será la mano que tocará esa historia, si se tratará de un viaje de redescubrimiento, si aportará algo más a lo que ya se conoce y a lo que figura en Wikipedia.
Pero cuando el director Baz Luhrmann entra en el juego, se sospecha que cualquier historia de un icono, en este caso musical, será conducida por una mano que le llevará por caminos nunca antes explorados. Una manera de hacer cine que roza en lo espectacular.
Elvis Presley es el objeto de estudio de Luhrmann; pero no se engañen, este no es un biopic a la usanza: Elvis es un ave del paraíso en la cinematografía reciente. Pareciera que el director australiano tuvo como mantra la canción Trouble: “Si estás buscando problemas / llegaste al sitio correcto” (If you’re looking for trouble/ You came to the right place).
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Baz Luhrmann aborda la vida del rey rock and roll (encarnado por Austin Butler) desde su infancia hasta su muerte en 1977. En este relato entra en juego una figura oscura de la que se ha hablado muy poco: “Coronel” Tom Parker (interpretado por Tom Hanks), su manager durante 20 años que fue acusado de abuso financiero tras la desaparición de Presley.
Luhrmann, conocido por Moulin Rouge, pone en primera línea del relato un elemento que había sido obviado en la historia ya contada, mostrando la compleja relación entre Presley y Parker, en la que con el tiempo se hizo más evidente la sistemática exploración y el inescrupuloso engaño hacia el artista.
“Cuando estás perdido, hay quienes se aprovechan de ti”, dice el joven Presley como escribiendo el futuro que le esperaba al conseguir la fama y el éxito. El cantante que marcó un hito en la música estadounidense es mostrado en todas sus facetas, incluyendo la del hombre que rechazó la discriminación y el racismo en EE. UU.
Elvis, estrenada fuera de competición en el Festival de Cannes, generó una ovación de más de 10 minutos tras su proyección y se presentó como una suerte de caleidoscopio, de ritmo trepidante, con una extraordinaria banda sonora. El impacto de este filme es tan descomunal que la primera impresión es una larga lista de adjetivos: sensorial, sexy, emocionante, colorida, extrema, excesiva, arriesgada.
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Le dijo que la demora se debía a que no había estado preparada para ver algo así. “Cada respiro, cada movimiento de Austin (Butler), el espíritu de la persona, la humanidad; si mi esposo estuviera hoy aquí, le hubiera visto directamente a los ojos (a Austin) y le hubiese dicho “¿Pero cómo te atreves? ¡Tú eres yo!”, reprodujo Luhrmann.
Cada vez que nos enteramos de que la vida de un icono como Presley será llevada al cine, también sentimos miedo de que no se le haga justicia. Nos asusta que, nuevamente, se eche el cuento de su vida sin más, que resulte un filme que pase sin pena ni gloria. Pero con Elvis no hay nada que temer y es más que seguro que pase a la historia del cine mundial.