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Todos crecemos con animales. De niños, las fábulas más comunes que nos enseñan suelen incluir animales con la capacidad de hablar y razonar.
A través de ellos, de su similitud con nosotros, exploramos la infinidad de potencias humanas y aprendemos de nuestro propio lugar en el mundo. Recientemente, El gato con botas 2: el último deseo, es una muestra de cómo seguimos usando las fábulas de animales para hablar de temas tan complejos como la muerte, el deseo y el miedo.
En esta entrega, el Gato con botas comienza su historia siendo un gran héroe que, en medio de sus aventuras, ya ha perdido ocho de sus nueve vidas de gato. Queda ahora solo con una vida y perseguido, literalmente, por el miedo a la muerte, decide ir en busca de una flor que, cuenta la leyenda, concede un deseo a quien la encuentre.
Esta flor realmente es una estrella que cayó del cielo, según la leyenda, y se puede encontrar a través de un mapa mágico. Otros personajes, como Ricitos de Oro y los tres Osos, buscan lo mismo, pero se termina revelando que el mapa cambia su ruta según la persona que lo tenga en las manos.
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Muy parecido al auge de la astrología hoy en día, los personajes buscan en el mapa una estrella — la flor que cayó del cielo, una estrella que es nuestro destino — , tal como lo hacen quienes leen y confían en su carta astral. Cada quien enfrenta su camino de la manera que considere más acertada: el Gato deberá enfrentarse con su miedo a la muerte; Ricitos de oro, por otro lado, a su nostalgia, y así cada personaje encuentra diferentes desafíos que están marcados por su propio ser.
Con este mapa, si bien no descubrimos nuestro futuro, al menos entendemos nuestra fortuna y, si la leemos bien, encontramos nuestro destino.
Por otra parte, uno de los antagonistas de esta entrega es Jack Harlow, inspirado en una canción popular inglesa del siglo XVII, quien busca la flor para poder hacerse con un deseo más grande que el de todos: tener toda la magia del mundo. En medio del camino, otros personajes cuestionan su propio deseo y el por qué. En cambio, este villano no quiere satisfacer nunca su deseo, solo desea agrandarlo. Puede parecer una alegoría a la avaricia. También puede entender con algunas preguntas: ¿qué es lo que uno puede desear? ¿Cuál es el límite de un deseo?
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Igual que las otras películas de la saga de Shrek, El gato con botas: el último deseo vuelve a varios de los cuentos infantiles clásicos y los pone a dialogar con el presente; hay también referencias a la cultura popular actual. Quizá de todas las películas sea la que más explora la complejidad de los cuentos infantiles y de cómo estos son un espejo del adulto que quiere enseñarle al niño -con animales y magia- sobre el mundo, el amor y la muerte.
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