En contra de la idea de América Latina: una lectura de Walter Mignolo
En “La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial” (2007), el teórico Walter Mignolo cuestiona América Latina como concepto y analiza nociones como la interculturalidad para repensar el continente.
María Paula Lizarazo
A propósito de los debates que genera el 12 de octubre y su impacto en lo que algunos estudiosos han denominado el Sur Global, La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial (2007), de Walter Mignolo, explora la construcción de América Latina como concepto. El autor reflexiona desde una perspectiva colonial, es decir, comprendiendo América como una invención resultada de la expansión colonial de Europa y no ignorando que ese proceso fue y ha sido parte constitutiva de la modernidad.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
A propósito de los debates que genera el 12 de octubre y su impacto en lo que algunos estudiosos han denominado el Sur Global, La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial (2007), de Walter Mignolo, explora la construcción de América Latina como concepto. El autor reflexiona desde una perspectiva colonial, es decir, comprendiendo América como una invención resultada de la expansión colonial de Europa y no ignorando que ese proceso fue y ha sido parte constitutiva de la modernidad.
Mignolo divide en tres momentos la aparición de América en la historia de Europa: el primero, su entrada en la consciencia europea, en pleno Renacimiento; y el segundo y tercero, la significación de la latinidad en medio de la Ilustración, y la división del continente entre la América Sajona y la América Latina: esta última como una consecuencia de la invasión de Napoleón a España y el interés de las élites criollas por vincularse a la cultura intelectual francesa, diferenciarse de la América Sajona y empezar a significarse sin el acento de lo hispano sobre la espalda.
Tras la construcción de las nuevas naciones y el transcurso del siglo XX, dirá Mignolo que la idea de América Latina entró a formar parte del Tercer Mundo durante la Guerra Fría, cuando se dio la supuesta necesidad de implementar modelos neoliberales en este “subcontinente”, visto en la década del setenta como “un continente en peligro de quedar en manos del comunismo”. Entonces la intervención del Norte entró con el Chile de Pinochet (1973), luego con la Argentina de Carlos Saúl Menem (1989) y la Bolivia de Carlos Sánchez de Lozada (1993).
Le puede interesar: El 12 de octubre ya no se llamará el “Día de la Raza”
El cuestionamiento que hace Mignolo de la idea de América Latina se enuncia desde la teoría decolonial, que el mismo autor explica así: “Dentro del ámbito de las historias locales europeas, la teoría crítica llevó a humanistas y cientistas sociales a analizar de manera crítica las condiciones que hicieron posible los hechos y las ideas, en vez de dar las ideas por sentadas y considerar que los hechos tienen un significado esencial propio. Una teoría crítica que trasciende la historia de Europa en sí y se sitúa en la historia colonial de América (o de Asia o de África, incluso en la perspectiva de los inmigrantes que dentro de Europa y Estados Unidos, han quebrado la homogeneidad) pasa a ser una teoría decolonial”.
En este sentido, resignificando el concepto de América Latina desde un paradigma decolonial, Mignolo explica las carencias del mismo: “Los cambios en la idea de América Latina pueden verse en la sociedad política, o sea, el sector activo de la sociedad que no tiene acceso al Estado, ni a los mercados, que, por otra parte, lo reprimen y marginan”; es decir, el concepto no es suficiente de cara a aquellos que son “excluidos de la idea eurocéntrica de latinidad” y que Mignolo representa esencialmente en los pueblos indígenas y en los pueblos afrodescendientes.
Le sugerimos leer: Nuestra raza era un puchero y se volvió un sancocho, según Antonio Caballero
Sobre los pueblos indígenas, Mignolo parte desde Felipe Guaman Poma de Ayala (1534-1615), quien en su Nueva corónica y buen gobierno “introdujo el paradigma de la coexistencia”, vio la creación del Virreinato del Perú , escribió críticamente tanto de los españoles como de los incas, presentó un orden geográfico y epistémico americano diferente al imperial y asumió su “derecho” de contarle al rey de España la “verdadera” historia del Tawantinsuyu y una propuesta de gobierno a pesar de los españoles no la aplicarían: “Hoy en día debemos dirigir la mirada a Guaman Poma, así como los hombres del Renacimiento europeo dirigían la suya a Aristóteles, o como el pensamiento europeo contemporáneo mira a Kant. Los líderes indígenas han comprendido que es inútil reclamar su derecho a la tierra bajo los principios de la economía política de Occidente, o sus derechos lingüísticos bajo los principios y supuestos de la concepción occidental de alfabetización, o sus derechos culturales dado el control estatal del multiculturalismo”.
Y en oposición a ese multiculturalismo de los Estados americanos, dice Mignolo que “la interculturalidad no rechaza ni elimina el saber ajeno a la tradición indígena”, como las universidades europeas lo han planteado desde el Renacimiento, sino que la idea de interculturalidad opera “no por rechazo o negación sino mediante la integración en el paradigma de la coexistencia”.
Le puede interesar leer: “Día de la raza”: ¿Tiene España que pedir perdón por los atropellos cometidos?
Mignolo revela que pensar América desde la interculturalidad y la coexistencia, es decir, no dando por sentado una noción homogénea de mestizaje y, por tanto, excluyente, de América Latina, es que, “en otras palabras, la teoría que se postula en los proyectos de decolonización del conocimiento y el ser es la que permitirá pensar la economía y la política de una manera otra”.