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                                                                                                                                Contenido Patrocinado
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                                                                                                                                En memoria de Fernando Garavito: 1944-2010

                                                                                                                                Poeta, escritor y periodista, trabajó en El Espectador y 'Cromos', y publicó siete libros.

                                                                                                                                Fernando Araújo Vélez

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Fernando Garavito falleció este jueves en horas de la madrugada como consecuencia de un accidente automovilístico en una carretera de Nuevo México, reseñaron las noticias. Y añadieron que había sido periodista, que nació en Bogotá en el año de 1944, que publicó dos libros de poemas, Ja, en 1976, e Ilusiones y erecciones, 1989. Que trabajó en El Tiempo, que fue director de la revista Cromos, columnista de El Espectador y editor del Magazín Dominical. Que vivía en el exilio desde  hacía ocho años y que la Lannan Foundation le entregó el premio Cultural Freedom Award por sus trabajos en pro de la libertad de pensamiento. Fue irónico, irreverente, feliz y triste, enamorado, sorprendente, lúcido, contradictorio y nocturno.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Podía lanzar una máquina de escribir por la ventana de su oficina porque alguno de sus periodistas había escrito mal la palabra “arrollar,” y a los dos minutos, garabatear en un papel “Cuando en el principio no había todavía nada —dicen los huitoto— el Padre creó las palabras y nos las dio como nos dio la yuca. Primero el Padre, luego la Poesía. La poesía creó las palabras…”. Podía arremeter contra la Humanidad porque había sido un fracaso, darle puños a su escritorio, y luego, a los 10 segundos, acurrucarse en un rincón y recordar lo humano que había sido conociendo el miedo siendo muy niño, cuando tuvo que esconderse de un ladrón durante toda una tarde, silencio contra silencio, respiración entrecortada contra pánico.

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                                                                                                                                Sin embargo, dos o tres años más tarde, escribía sobre un gato que su hija Manuela le pidió. Cuando llegó, recordaría él, “sentí que el mundo se me venía encima. Era idéntico al semicuasiexgozquejo de Marroquín, flaco, multicolor, escandaloso. En una palabra, horrible. No sé si el qué belleza forzado que lancé en voz baja, haya resultado convincente. Pero el hecho es que esa tarde llegué con mi cargamento de olores y maullidos a una casa que a partir de ese momento se convirtió en el albergue de la especie más encantadora, divertida, independiente, graciosa, sagaz, gentil, cómoda, indiferente, silenciosa, cerrada y trancada por dentro, que haya existido sobre la faz de la Tierra. Los gatos. Los gatos son la razón de ser del universo encerrada en una bolsa de pelos”.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Fernando Garavito falleció este jueves en horas de la madrugada como consecuencia de un accidente automovilístico en una carretera de Nuevo México, reseñaron las noticias. Y añadieron que había sido periodista, que nació en Bogotá en el año de 1944, que publicó dos libros de poemas, Ja, en 1976, e Ilusiones y erecciones, 1989. Que trabajó en El Tiempo, que fue director de la revista Cromos, columnista de El Espectador y editor del Magazín Dominical. Que vivía en el exilio desde  hacía ocho años y que la Lannan Foundation le entregó el premio Cultural Freedom Award por sus trabajos en pro de la libertad de pensamiento. Fue irónico, irreverente, feliz y triste, enamorado, sorprendente, lúcido, contradictorio y nocturno.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Sin embargo, dos o tres años más tarde, escribía sobre un gato que su hija Manuela le pidió. Cuando llegó, recordaría él, “sentí que el mundo se me venía encima. Era idéntico al semicuasiexgozquejo de Marroquín, flaco, multicolor, escandaloso. En una palabra, horrible. No sé si el qué belleza forzado que lancé en voz baja, haya resultado convincente. Pero el hecho es que esa tarde llegué con mi cargamento de olores y maullidos a una casa que a partir de ese momento se convirtió en el albergue de la especie más encantadora, divertida, independiente, graciosa, sagaz, gentil, cómoda, indiferente, silenciosa, cerrada y trancada por dentro, que haya existido sobre la faz de la Tierra. Los gatos. Los gatos son la razón de ser del universo encerrada en una bolsa de pelos”.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Por Fernando Araújo Vélez

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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