“Enola Holmes”, una historia real y una batalla legal
El 27 de octubre, Netflix estrenó la secuela de la película “Enola Holmes”, que sigue la historia de la hermana menor del famoso detective creado por Arthur Conan Doyle. Esta nueva adición a la familia Holmes hizo su primera aparición en el libro escrito por Nancy Springer en 2006. La secuela hace alusión a un evento real que sucedió durante la Revolución Industrial.
La primera vez que el personaje del detective Sherlock Holmes apareció en el papel fue en 1887 y pasaron apenas trece años para que se realizara la primera adaptación cinematográfica de los misterios que resolvía el personaje creado por Arthur Conan Doyle. La más reciente encarnación del detective está a cargo del actor inglés Henry Cavill, a él se une en la pantalla Millie Bobby Brown presentando a una nueva integrante de la familia Holmes, Enola, la hermana 20 años menor que Sherlock.
Enola Holmes apareció por primera vez en las páginas de las novelas “Los misterios de Enola Holmes”, escritas por Nancy Springer entre 2006 y 2021. Los siete libros siguen a la joven de 14 años, hermana de Sherlock y Mycroft Holmes, mientras busca seguir una carrera de detective como su hermano mayor. La obra de Springer se enmarca dentro del género pastiche al tomar personajes y escenarios creados por Conan Doyle.
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Desde que el personaje de Sherlock Holmes entró al dominio público en el año 2000, cualquiera puede hacer uso de este en sus trabajos, razón por la cual Springer no dudó en crear una realidad alterna en la que existiera una hermana menor. Durante la creación de los libros, Springer rechazó la idea de darle a Sherlock una hija y comenzó el desarrollo de las novelas utilizando el lenguaje victoriano con el que estaba familiarizada.
La batalla legal por la interpretación literaria de Sherlock Holmes
Aunque los libros de Nancy Springer difieren de la trama principal que creó Arthur Conan Doyle, la interpretación que la autora dio a los personajes del británico no fue bien recibida. Los herederos de Arthur Conan Doyle demandaron tanto a Springer como a su editorial Penguin Random House y Netflix, argumentando que la interpretación que Springer dio a Sherlock viola los derechos de autor de Conan Doyle al tomar elementos de historias que no se encuentran en el dominio público.
La mayoría de los detalles de las historias de Conan Doyle, que Springer usa, no están cubiertos por derechos de autor. Sin embargo, diez historias aún permanecen protegidas por estos derechos. Según The Verge, un caso similar ocurrió cinco años antes, cuando la productora Miramax fue demandada por utilizar detalles del retiro de Holmes en su película “Mr. Holmes”.
El argumento usado en el caso de Springer es menos concreto: la demanda la basan en las emociones demostradas por el detective. En los documentos de la corte, los demandantes reclaman que el personaje del detective tuvo un cambio y pasó de ser “distante y sin emociones” a tener un corazón, debido a las experiencias de su creador.
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“Después de las historias que ahora son de dominio público, y antes de las Historias con derechos de autor, sucedió la Gran Guerra. En la Primera Guerra Mundial, Conan Doyle perdió a su hijo mayor, Arthur Alleyne Kingsley. Cuatro meses después perdió a su hermano, el general de brigada Innes Doyle. Cuando Conan Doyle volvió a Holmes en Copyrighted Stories entre 1923 y 1927, ya no bastaba con que el personaje de Holmes fuera la mente racional y analítica más brillante. Holmes necesitaba ser humano. El personaje necesitaba desarrollar la conexión humana y la empatía. Conan Doyle tomó la sorprendente decisión artística de hacer que su personaje más famoso, conocido en todo el mundo como un cerebro sin corazón, se convirtiera en un personaje con corazón. Holmes se volvió más cálido. Se volvió capaz de amistad. Podía expresar emoción. Empezó a respetar a las mujeres”, afirmaron los herederos de Doyle en la demanda.
La demanda, radicada en Nuevo México, no tuvo éxito, pues los productores presentaron una moción para desestimar el caso. El argumento principal de esto está basado en que los demandantes se extralimitaron al intentar hacer que terceros paguen por usar el personaje de Sherlock Holmes. En el documento para desestimar el caso se lee que: “La ley de derechos de autor no permite la propiedad de conceptos genéricos como calidez, amabilidad, empatía o respeto, incluso cuando se expresan como un carácter de dominio público, que, por supuesto, pertenece al público, no al demandante.” El caso que permaneció sin resolver absolvió a las partes demandadas antes de que los herederos pudieran responder.
Un toque de realidad entre la ficción
La primera adaptación que realizó Netflix de los libros de Springer, se estrenó en 2020. Sin embargo, la secuela hace alusión al evento real que sucedió en Londres con la huelga de las cerilleras, ocurrido en 1888, en la cual participó Sarah Chapman, uno de los personajes de la película Enola Holmes 2.
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Estos fueron eventos reales a los que la película se refirió. Sarah Chapman fue una parte clave de la huelga de las cerilleras ocurrida en la fábrica Bryant & May en Londres, el 5 de julio de 1888. Esta huelga es descrita en el largometraje como “la primera acción industrial tomada por mujeres para mujeres”.
La huelga se dio para protestar las condiciones de trabajo en la que las cerilleras trabajaban en esta y otras fábricas. Además de trabajar durante largos periodos, tenían que pagar por sus propios equipos y les cobraban multas por detalles como ir al baño. Sin embargo, como revela la película, la salud y seguridad de las trabajadoras también fue una motivación crucial para la huelga, ya que al trabajar con fósforo blanco muchas de ellas murieron por envenenamiento, mientras que la fábrica se beneficiaba y escondían estos hechos.
“Chapman fue parte integral tanto de la huelga como de algunos de los primeros sindicatos en Inglaterra: ella, junto con Alice Francis, Mary Cummings, Kate Sclater, Mary Driscoll, Eliza Martin, Jane Wakeling y Mary Naulls, formaron el Comité de Huelga de Cerilleras”, escribió Shannon Connellan en Mashable.
Según la bisnieta de Chapman, Sam Johnson, la cerillera nació en 1862 y trabajó en la fábrica de fósforo desde los 19 años.
Las malas condiciones laborales y los riesgos para su salud fueron el inicio del descontento, pero la llama de la protesta se encendió cuando una de las trabajadoras fue despedida y, entonces, 1,400 mujeres salieron de la fábrica para manifestarse. Como lo indica el final de la película, gracias a la huelga las condiciones laborales de las cerilleras mejoraron luego de su acto.
“La acción tuvo un gran impacto en el movimiento sindical británico. En la recién formada Unión de Mujeres Casamenteras, se eligieron 12 mujeres: Sarah Chapman, Alice Francis, Mary Cummings, Kate Sclater, Mary Driscoll, Eliza Martin, Jane Wakeling y Mary Naulls del Comité de Huelga de Matchgirls, junto con Louisa Beck, Julia Gamelton, Ellen Johnson, Eliza Price y Jane Staines. (El sindicato más tarde incluiría a los trabajadores hombres). Un año después, la huelga de los muelles de Londres ocurrió después de la formación de un sindicato de estibadores, que vio un aumento en el salario de los trabajadores. El poder de estas acciones de protesta, así como este aumento de los movimientos sindicales en Gran Bretaña, llevaron a la fundación del Partido Laborista en 1900″, finalizó Connellan.
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La primera vez que el personaje del detective Sherlock Holmes apareció en el papel fue en 1887 y pasaron apenas trece años para que se realizara la primera adaptación cinematográfica de los misterios que resolvía el personaje creado por Arthur Conan Doyle. La más reciente encarnación del detective está a cargo del actor inglés Henry Cavill, a él se une en la pantalla Millie Bobby Brown presentando a una nueva integrante de la familia Holmes, Enola, la hermana 20 años menor que Sherlock.
Enola Holmes apareció por primera vez en las páginas de las novelas “Los misterios de Enola Holmes”, escritas por Nancy Springer entre 2006 y 2021. Los siete libros siguen a la joven de 14 años, hermana de Sherlock y Mycroft Holmes, mientras busca seguir una carrera de detective como su hermano mayor. La obra de Springer se enmarca dentro del género pastiche al tomar personajes y escenarios creados por Conan Doyle.
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La batalla legal por la interpretación literaria de Sherlock Holmes
Aunque los libros de Nancy Springer difieren de la trama principal que creó Arthur Conan Doyle, la interpretación que la autora dio a los personajes del británico no fue bien recibida. Los herederos de Arthur Conan Doyle demandaron tanto a Springer como a su editorial Penguin Random House y Netflix, argumentando que la interpretación que Springer dio a Sherlock viola los derechos de autor de Conan Doyle al tomar elementos de historias que no se encuentran en el dominio público.
La mayoría de los detalles de las historias de Conan Doyle, que Springer usa, no están cubiertos por derechos de autor. Sin embargo, diez historias aún permanecen protegidas por estos derechos. Según The Verge, un caso similar ocurrió cinco años antes, cuando la productora Miramax fue demandada por utilizar detalles del retiro de Holmes en su película “Mr. Holmes”.
El argumento usado en el caso de Springer es menos concreto: la demanda la basan en las emociones demostradas por el detective. En los documentos de la corte, los demandantes reclaman que el personaje del detective tuvo un cambio y pasó de ser “distante y sin emociones” a tener un corazón, debido a las experiencias de su creador.
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“Después de las historias que ahora son de dominio público, y antes de las Historias con derechos de autor, sucedió la Gran Guerra. En la Primera Guerra Mundial, Conan Doyle perdió a su hijo mayor, Arthur Alleyne Kingsley. Cuatro meses después perdió a su hermano, el general de brigada Innes Doyle. Cuando Conan Doyle volvió a Holmes en Copyrighted Stories entre 1923 y 1927, ya no bastaba con que el personaje de Holmes fuera la mente racional y analítica más brillante. Holmes necesitaba ser humano. El personaje necesitaba desarrollar la conexión humana y la empatía. Conan Doyle tomó la sorprendente decisión artística de hacer que su personaje más famoso, conocido en todo el mundo como un cerebro sin corazón, se convirtiera en un personaje con corazón. Holmes se volvió más cálido. Se volvió capaz de amistad. Podía expresar emoción. Empezó a respetar a las mujeres”, afirmaron los herederos de Doyle en la demanda.
La demanda, radicada en Nuevo México, no tuvo éxito, pues los productores presentaron una moción para desestimar el caso. El argumento principal de esto está basado en que los demandantes se extralimitaron al intentar hacer que terceros paguen por usar el personaje de Sherlock Holmes. En el documento para desestimar el caso se lee que: “La ley de derechos de autor no permite la propiedad de conceptos genéricos como calidez, amabilidad, empatía o respeto, incluso cuando se expresan como un carácter de dominio público, que, por supuesto, pertenece al público, no al demandante.” El caso que permaneció sin resolver absolvió a las partes demandadas antes de que los herederos pudieran responder.
Un toque de realidad entre la ficción
La primera adaptación que realizó Netflix de los libros de Springer, se estrenó en 2020. Sin embargo, la secuela hace alusión al evento real que sucedió en Londres con la huelga de las cerilleras, ocurrido en 1888, en la cual participó Sarah Chapman, uno de los personajes de la película Enola Holmes 2.
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Estos fueron eventos reales a los que la película se refirió. Sarah Chapman fue una parte clave de la huelga de las cerilleras ocurrida en la fábrica Bryant & May en Londres, el 5 de julio de 1888. Esta huelga es descrita en el largometraje como “la primera acción industrial tomada por mujeres para mujeres”.
La huelga se dio para protestar las condiciones de trabajo en la que las cerilleras trabajaban en esta y otras fábricas. Además de trabajar durante largos periodos, tenían que pagar por sus propios equipos y les cobraban multas por detalles como ir al baño. Sin embargo, como revela la película, la salud y seguridad de las trabajadoras también fue una motivación crucial para la huelga, ya que al trabajar con fósforo blanco muchas de ellas murieron por envenenamiento, mientras que la fábrica se beneficiaba y escondían estos hechos.
“Chapman fue parte integral tanto de la huelga como de algunos de los primeros sindicatos en Inglaterra: ella, junto con Alice Francis, Mary Cummings, Kate Sclater, Mary Driscoll, Eliza Martin, Jane Wakeling y Mary Naulls, formaron el Comité de Huelga de Cerilleras”, escribió Shannon Connellan en Mashable.
Según la bisnieta de Chapman, Sam Johnson, la cerillera nació en 1862 y trabajó en la fábrica de fósforo desde los 19 años.
Las malas condiciones laborales y los riesgos para su salud fueron el inicio del descontento, pero la llama de la protesta se encendió cuando una de las trabajadoras fue despedida y, entonces, 1,400 mujeres salieron de la fábrica para manifestarse. Como lo indica el final de la película, gracias a la huelga las condiciones laborales de las cerilleras mejoraron luego de su acto.
“La acción tuvo un gran impacto en el movimiento sindical británico. En la recién formada Unión de Mujeres Casamenteras, se eligieron 12 mujeres: Sarah Chapman, Alice Francis, Mary Cummings, Kate Sclater, Mary Driscoll, Eliza Martin, Jane Wakeling y Mary Naulls del Comité de Huelga de Matchgirls, junto con Louisa Beck, Julia Gamelton, Ellen Johnson, Eliza Price y Jane Staines. (El sindicato más tarde incluiría a los trabajadores hombres). Un año después, la huelga de los muelles de Londres ocurrió después de la formación de un sindicato de estibadores, que vio un aumento en el salario de los trabajadores. El poder de estas acciones de protesta, así como este aumento de los movimientos sindicales en Gran Bretaña, llevaron a la fundación del Partido Laborista en 1900″, finalizó Connellan.
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