120919, Bogota: Andre Rieu in Bogota. Foto: Marcel van Hoorn.
Foto: Marcel van Hoorn - Marcel van Hoorn
El que tuviera cédula y voluntad podía hacerlo. Era la tierra de nadie. Cualquier aficionado con un poco de osadía (y algo de locura) podía atreverse a hacer el concierto de su artista favorito, pero con la desprotección de cada uno de los actores que se incluía en la aventura: consumidor, promotor, artista, escenario...
El ejemplo más claro fue el concierto de Guns N’ Roses en Bogotá en 1992: cuatro empresarios lidiaron con la informalidad de traer una banda de gran formato, pero no contaba ni siquiera con el techo necesario para el...
Por Laura Camila Arévalo Domínguez
Periodista en el Magazín Cultural de El Espectador desde 2018 y editora de la sección desde 2023. Autora de "El refugio de los tocados", el pódcast de literatura de este periódico.@lauracamilaadlarevalo@elespectador.com