“Entre la academia y el servicio público”, de José Antonio Ocampo (Por capítulos)
Introducción al libro: “Entre la academia y el sevicio público”, que contiene las memorias de José Antonio Ocampo, escritas con Isabel López Giraldo.
Isabel López Giraldo
Dada mi formación de economista dedicada a escribir historias de vida de personajes de la vida nacional, quise llegar a mis mayores referentes, autores de libros que consulté tantas veces como estudiante de pregrado; actores principales en la construcción de una nación sólida, con estructuras fuertes en todo lo referente a política pública; personajes que, si bien no fueron mis maestros en un salón de clases, sí lo han sido de muchas formas distintas.
Personas exquisitas, universales, íntegras, de altos estándares, hacen parte de la tecnocracia colombiana; dejan huella, no solo en quienes tenemos el privilegio de conocerlas con algún nivel de cercanía, sino también en la historia de una nación en desarrollo, de una región en consolidación y de un mundo cada vez más globalizado del que han sido protagonistas muy importantes.
Recuerdo que al conocer e invitar a mi sitio web en la sección Jóvenes Talentos a Jonathan Malagón, alumno estrella de José Antonio Ocampo (como lo fuera también en su momento el muy prestigioso y reconocido economista de trayectoria impecable, Leonardo Villar), no pude sino pedirle que me conectara con su profesor. Así llegué a la sala del apartamento en Bogotá de José Antonio y de Ana Lucía, su esposa, una tarde en que conocí también a su hija Rocío.
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Más adelante, cuando terminaba de escribir el libro Decidí contarlo, Guillermo Perry me sugirió hacer una trilogía con los economistas más connotados del país. ¿Con quién seguir? Al tiempo dijimos: “¡José Antonio!”. Lo llamé y lo invité a desayunar en un cafecito de la carrera quinta. Al contarle sobre mi proyecto, de inmediato recibí un sí por respuesta. Hoy, cuatro años más tarde y ocho desde que lo entrevisté para mi página, puedo decir de José Antonio que tiene todo para sentirse muy complacido por sus logros, siempre tempranos, siempre superando la excelencia. Solo que en él son sinónimo de calidez, de buen trato, de buenas maneras, pues es alguien considerado con el otro, paciente no importa qué, jovial, de buen carácter. Realmente es un ser humano que tiende puentes de cercanía intelectual brindando calidez humana.
Empezamos a dar los primeros pasos que nos permitieron rescatar sus memorias, y con ellas las de una nación en proceso de crecimiento y desarrollo, documento que hoy presentamos ante ustedes en forma de libro. El trayecto ha sido largo. Iniciamos grabaciones en 2019, pero la ocupada agenda, nacional e internacional, de José Antonio marcó el ritmo y permitió un capítulo adicional cuando repitió ministerio de Hacienda, el mismo que entregó en abril de este 2023.
Como bien se conoce, José Antonio nació en Cali en 1952. Es economista y sociólogo de la Universidad de Notre Dame (1972) y Ph. D. en Economía de la Universidad de Yale (1976). Está casado con Ana Lucía Lalinde, el amor de su vida, como lo consigna en nuestras conversaciones. Tiene tres hijos: Rocío, Juan Camilo y María José. Y se está estrenando como abuelo gracias a la preciosa Tamara, a quien he visto en fotos. Todos ellos, sin duda, han sido y son la razón de su existencia.
A José Antonio se le conoce por su carácter jovial, amable, cálido, respetuoso, que acompaña de una risa, breve y en bajo tono, cuando no de una sonrisa empática; también se le conoce por sus arraigados valores familiares, lazos muy fuertes que lo unen a sus seres queridos y a quienes considera sus muy cercanos amigos.
Tomo un fragmento de las palabras que Leonardo Villar dedicó a su maestro, mentor y amigo, en el epílogo que escribió para este libro, pues lo revela en su esencia. Comienzo por mencionar aspectos de su vida profesional cuando recuerda que José Antonio: “Ha tenido en Colombia todos los altos cargos a que puede aspirar un economista y ha participado en los equipos económicos de varios presidentes”.
Complemento estas palabras para presentar su magnitud monumental como profesional.
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José Antonio Ocampo combina una mezcla poco frecuente de amplio bagaje académico y experiencia en altos cargos políticos nacionales, regionales y mundiales. Ha recibido numerosas distinciones, entre ellas el Premio Jaume Vicens Vives otorgado por la Asociación Española de Historia Económica al mejor libro de historia económica de España e Iberoamérica editado en el bienio 2010-2011 (escrito con Luis Bértola); el Premio Leontief al Avance de las Fronteras del Pensamiento Económico otorgado por la Universidad de Tufts; el Premio Nacional de Ciencias Alejandro Ángel Escobar en Colombia, y el Premio Portafolio al mejor docente universitario de Colombia. Ha recibido doctorados honoris causa de las universidades Complutense, Nacional de Colombia y San Marcos del Perú. Es miembro emérito de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, miembro de número de la Academia Colombiana de Historia y ha sido aceptado para ser miembro de la Academia Colombiana de la Lengua.
Actualmente es profesor y director del Programa de Desarrollo Económico y Político de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales (SIPA) y miembro del Comité de Asuntos Globales de la Universidad de Columbia.
Anteriormente se desempeñó como secretario general adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Económicos y Sociales (y, como tal, fue cabeza del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU) y como secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). En 2012 fue candidato a la presidencia del Banco Mundial en nombre de un grupo de países en desarrollo.
Ha desempeñado también varios cargos en el Gobierno de Colombia, incluyendo los de ministro de Hacienda y Crédito Público en dos ocasiones, ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, director del Departamento Nacional de Planeación y codirector del Banco de la República. Fue director de la Misión para la Transformación del Campo de Colombia (2014-2015), coordinador nacional de la Misión de Empleo (1985-1986) y miembro del Consejo Asesor de la Comisión de la Verdad de Colombia (2018-2022).
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A nivel internacional es miembro del Comité de Políticas de Desarrollo de las Naciones Unidas y de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT), entidades que presidió por cerca de diez años. Fue miembro del Panel de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Rendición de Cuentas, Transparencia e Integridad Financiera para el logro de la Agenda 2030 (2020-2021); del grupo de asesores de alto nivel del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre Derechos Especiales de Giro (2016-2018); de la Comisión para la Seguridad Global, la Justicia y la Gobernabilidad, organizada por The Hague Institute for Global Justice y el Stimson Center (2014-2015); codirector del Proyecto PNUD/OEA sobre Agenda para una democracia de ciudadanía en América Latina (2008-2019), y miembro de la Comisión de Expertos sobre las Reformas del Sistema Monetario y Financiero Internacional convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2009.
Como académico, ha sido en Colombia director de Fedesarrollo y del Centro de Estudios de Desarrollo Económico (CEDE) de la Universidad de los Andes, profesor de la Facultad de Economía de esa misma universidad y de las universidades Nacional de Colombia, Externado de Colombia y Javeriana, y profesor visitante o de cátedra de las universidades de Cambridge, Complutense, Oxford, Rice, São Paulo y Yale.
Es autor o editor de cerca de setenta libros, ha sido coordinador de más de veinte informes institucionales y ha publicado más de cuatrocientos cincuenta artículos académicos sobre teoría y política macroeconómica, asuntos monetarios y financieros internacionales, desarrollo económico y social, comercio internacional e historia económica de Colombia y América Latina.
Este libro contiene precisamente la manera como José Antonio ha impactado la economía nacional e internacional y la política pública desde las múltiples posiciones que ha ocupado, y a través de los libros que ha escrito y de las clases que ha dictado. De este modo, presenta su visión de diferentes momentos del país: la del tecnócrata, la del historiador, la del economista y la del profesor. Su trayectoria profesional y su acervo académico le han permitido aportar a la construcción de un Estado que ha vivido en medio del conflicto social.
Gracias a su gestión, el país ha marcado índices de crecimiento con su consecuente progreso económico, pero también ha dado alertas tempranas. Ha asumido responsabilidades en momentos de crisis como cuando recibió, precisamente de Guillermo Perry, el ministerio de Hacienda y Crédito Público de la administración Samper brindando calma a los empresarios, a la sociedad en general y a los inversionistas internacionales. Hizo lo propio al asumir la misma cartera en la actual administración, para ser llamado “el adulto responsable del Gobierno”, al grado de que su sucesor expresó: “Cambió el ministro, pero no la política económica”.
José Antonio es miembro desde 2021 del Consejo Directivo del Institute of Development Studies de la Universidad de Sussex, considerado el mejor del mundo en estudios sobre desarrollo; asesor del presidente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF); miembro del Consejo de Asesores Internacionales de Global Americans desde 2021; académico (fellow) distinguido del Centro Sur desde 2014, y miembro del Comité Asesor del Club de Madrid desde 2010 y de la Fundación Círculo de Montevideo desde el 2000.
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En el pasado fue miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Internacional de Economía (IEA); del Comité Ejecutivo de la Asociación Económica de América Latina y el Caribe (LACEA); del Panel Global de Expertos en Multidimensionalidad de la OCDE; del Consejo de Actividades Internacionales de la Universidad de Yale, y de los consejos directivos del Centro Internacional de la Agricultura Tropical (CIAT) y del Centro Internacional para el Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT).
A nivel nacional es embajador de la Coalición para la Alimentación y el Uso del Suelo desde 2018; dirigió la Misión para la Transformación del Campo, tema sobre el que ahondamos en un capítulo de este libro; codirigió el proyecto sobre desarrollo productivo en Colombia de la Fundación Friedrich Ebert de Colombia, y ha sido miembro del Consejo Directivo de Fedesarrollo; del Comité de Expertos de la Estrategia Climática de Largo Plazo de Colombia E2050; del Comité Nacional de Planeación Estratégica de la Universidad Nacional de Colombia, y del Consejo Asesor de la Comisión de la Verdad de Colombia, entre otras entidades.
Sobre su faceta humana, Leonardo consigna en el epílogo a este libro lo siguiente, porque para qué producir lo que alguien tan cercano a sus afectos expresó ya de manera pródiga, pero sin exagerar y sin faltar a la verdad: “El recuento de lo que ha hecho permite deducir lo obvio. Es una persona híper trabajadora, tremendamente organizada y excepcionalmente inteligente. Pero lo que resulta menos obvio para una persona de esas características es que se trata de alguien profundamente leal a sus amigos, comprometido de corazón con la equidad y la justicia y que siempre trata de ayudar a los demás. Puede ser a veces terco en algunas posiciones [eso no me consta], pero es siempre amable y escucha con toda la paciencia y el respeto, lo que hace que también se gane el respeto de sus interlocutores, aun cuando tengan posturas ideológicas o políticas radicalmente distintas a las suyas. José Antonio, pese a ser tan importante, es una persona que se caracteriza por su bondad y su sencillez. Dos palabras que podrían parecer lugar común, pero que para mí [para Leonardo, pero me incluyo], lo significan todo”.
No se equivoca Leonardo cuando resalta su bondad y su sencillez, propias de la verdadera importancia de seres humanos que están a otro nivel, ese que les permite ser dadores, faros, referentes, pero también responsables visibles de cada paso que dan. Que la lectura de este libro deje en ustedes el deseo de continuar aproximándose de manera íntima y genuina a las historias de vida de nuestros connacionales que, como José Antonio, tienen todos los pergaminos, gustan de ser llamados profesores y nos dejan el mejor legado en sus alumnos y herederos intelectuales, quienes, como lo hacen sus mentores, van dejando huella.
Dada mi formación de economista dedicada a escribir historias de vida de personajes de la vida nacional, quise llegar a mis mayores referentes, autores de libros que consulté tantas veces como estudiante de pregrado; actores principales en la construcción de una nación sólida, con estructuras fuertes en todo lo referente a política pública; personajes que, si bien no fueron mis maestros en un salón de clases, sí lo han sido de muchas formas distintas.
Personas exquisitas, universales, íntegras, de altos estándares, hacen parte de la tecnocracia colombiana; dejan huella, no solo en quienes tenemos el privilegio de conocerlas con algún nivel de cercanía, sino también en la historia de una nación en desarrollo, de una región en consolidación y de un mundo cada vez más globalizado del que han sido protagonistas muy importantes.
Recuerdo que al conocer e invitar a mi sitio web en la sección Jóvenes Talentos a Jonathan Malagón, alumno estrella de José Antonio Ocampo (como lo fuera también en su momento el muy prestigioso y reconocido economista de trayectoria impecable, Leonardo Villar), no pude sino pedirle que me conectara con su profesor. Así llegué a la sala del apartamento en Bogotá de José Antonio y de Ana Lucía, su esposa, una tarde en que conocí también a su hija Rocío.
Le sugerimos: Palco, una vitrina internacional para las artes escénicas colombianas
Más adelante, cuando terminaba de escribir el libro Decidí contarlo, Guillermo Perry me sugirió hacer una trilogía con los economistas más connotados del país. ¿Con quién seguir? Al tiempo dijimos: “¡José Antonio!”. Lo llamé y lo invité a desayunar en un cafecito de la carrera quinta. Al contarle sobre mi proyecto, de inmediato recibí un sí por respuesta. Hoy, cuatro años más tarde y ocho desde que lo entrevisté para mi página, puedo decir de José Antonio que tiene todo para sentirse muy complacido por sus logros, siempre tempranos, siempre superando la excelencia. Solo que en él son sinónimo de calidez, de buen trato, de buenas maneras, pues es alguien considerado con el otro, paciente no importa qué, jovial, de buen carácter. Realmente es un ser humano que tiende puentes de cercanía intelectual brindando calidez humana.
Empezamos a dar los primeros pasos que nos permitieron rescatar sus memorias, y con ellas las de una nación en proceso de crecimiento y desarrollo, documento que hoy presentamos ante ustedes en forma de libro. El trayecto ha sido largo. Iniciamos grabaciones en 2019, pero la ocupada agenda, nacional e internacional, de José Antonio marcó el ritmo y permitió un capítulo adicional cuando repitió ministerio de Hacienda, el mismo que entregó en abril de este 2023.
Como bien se conoce, José Antonio nació en Cali en 1952. Es economista y sociólogo de la Universidad de Notre Dame (1972) y Ph. D. en Economía de la Universidad de Yale (1976). Está casado con Ana Lucía Lalinde, el amor de su vida, como lo consigna en nuestras conversaciones. Tiene tres hijos: Rocío, Juan Camilo y María José. Y se está estrenando como abuelo gracias a la preciosa Tamara, a quien he visto en fotos. Todos ellos, sin duda, han sido y son la razón de su existencia.
A José Antonio se le conoce por su carácter jovial, amable, cálido, respetuoso, que acompaña de una risa, breve y en bajo tono, cuando no de una sonrisa empática; también se le conoce por sus arraigados valores familiares, lazos muy fuertes que lo unen a sus seres queridos y a quienes considera sus muy cercanos amigos.
Tomo un fragmento de las palabras que Leonardo Villar dedicó a su maestro, mentor y amigo, en el epílogo que escribió para este libro, pues lo revela en su esencia. Comienzo por mencionar aspectos de su vida profesional cuando recuerda que José Antonio: “Ha tenido en Colombia todos los altos cargos a que puede aspirar un economista y ha participado en los equipos económicos de varios presidentes”.
Complemento estas palabras para presentar su magnitud monumental como profesional.
Podría interesarle: Más de 100 sitios patrimoniales en Gaza han sido destruidos por los bombardeos
José Antonio Ocampo combina una mezcla poco frecuente de amplio bagaje académico y experiencia en altos cargos políticos nacionales, regionales y mundiales. Ha recibido numerosas distinciones, entre ellas el Premio Jaume Vicens Vives otorgado por la Asociación Española de Historia Económica al mejor libro de historia económica de España e Iberoamérica editado en el bienio 2010-2011 (escrito con Luis Bértola); el Premio Leontief al Avance de las Fronteras del Pensamiento Económico otorgado por la Universidad de Tufts; el Premio Nacional de Ciencias Alejandro Ángel Escobar en Colombia, y el Premio Portafolio al mejor docente universitario de Colombia. Ha recibido doctorados honoris causa de las universidades Complutense, Nacional de Colombia y San Marcos del Perú. Es miembro emérito de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, miembro de número de la Academia Colombiana de Historia y ha sido aceptado para ser miembro de la Academia Colombiana de la Lengua.
Actualmente es profesor y director del Programa de Desarrollo Económico y Político de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales (SIPA) y miembro del Comité de Asuntos Globales de la Universidad de Columbia.
Anteriormente se desempeñó como secretario general adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Económicos y Sociales (y, como tal, fue cabeza del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU) y como secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). En 2012 fue candidato a la presidencia del Banco Mundial en nombre de un grupo de países en desarrollo.
Ha desempeñado también varios cargos en el Gobierno de Colombia, incluyendo los de ministro de Hacienda y Crédito Público en dos ocasiones, ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, director del Departamento Nacional de Planeación y codirector del Banco de la República. Fue director de la Misión para la Transformación del Campo de Colombia (2014-2015), coordinador nacional de la Misión de Empleo (1985-1986) y miembro del Consejo Asesor de la Comisión de la Verdad de Colombia (2018-2022).
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A nivel internacional es miembro del Comité de Políticas de Desarrollo de las Naciones Unidas y de la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT), entidades que presidió por cerca de diez años. Fue miembro del Panel de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Rendición de Cuentas, Transparencia e Integridad Financiera para el logro de la Agenda 2030 (2020-2021); del grupo de asesores de alto nivel del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre Derechos Especiales de Giro (2016-2018); de la Comisión para la Seguridad Global, la Justicia y la Gobernabilidad, organizada por The Hague Institute for Global Justice y el Stimson Center (2014-2015); codirector del Proyecto PNUD/OEA sobre Agenda para una democracia de ciudadanía en América Latina (2008-2019), y miembro de la Comisión de Expertos sobre las Reformas del Sistema Monetario y Financiero Internacional convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2009.
Como académico, ha sido en Colombia director de Fedesarrollo y del Centro de Estudios de Desarrollo Económico (CEDE) de la Universidad de los Andes, profesor de la Facultad de Economía de esa misma universidad y de las universidades Nacional de Colombia, Externado de Colombia y Javeriana, y profesor visitante o de cátedra de las universidades de Cambridge, Complutense, Oxford, Rice, São Paulo y Yale.
Es autor o editor de cerca de setenta libros, ha sido coordinador de más de veinte informes institucionales y ha publicado más de cuatrocientos cincuenta artículos académicos sobre teoría y política macroeconómica, asuntos monetarios y financieros internacionales, desarrollo económico y social, comercio internacional e historia económica de Colombia y América Latina.
Este libro contiene precisamente la manera como José Antonio ha impactado la economía nacional e internacional y la política pública desde las múltiples posiciones que ha ocupado, y a través de los libros que ha escrito y de las clases que ha dictado. De este modo, presenta su visión de diferentes momentos del país: la del tecnócrata, la del historiador, la del economista y la del profesor. Su trayectoria profesional y su acervo académico le han permitido aportar a la construcción de un Estado que ha vivido en medio del conflicto social.
Gracias a su gestión, el país ha marcado índices de crecimiento con su consecuente progreso económico, pero también ha dado alertas tempranas. Ha asumido responsabilidades en momentos de crisis como cuando recibió, precisamente de Guillermo Perry, el ministerio de Hacienda y Crédito Público de la administración Samper brindando calma a los empresarios, a la sociedad en general y a los inversionistas internacionales. Hizo lo propio al asumir la misma cartera en la actual administración, para ser llamado “el adulto responsable del Gobierno”, al grado de que su sucesor expresó: “Cambió el ministro, pero no la política económica”.
José Antonio es miembro desde 2021 del Consejo Directivo del Institute of Development Studies de la Universidad de Sussex, considerado el mejor del mundo en estudios sobre desarrollo; asesor del presidente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF); miembro del Consejo de Asesores Internacionales de Global Americans desde 2021; académico (fellow) distinguido del Centro Sur desde 2014, y miembro del Comité Asesor del Club de Madrid desde 2010 y de la Fundación Círculo de Montevideo desde el 2000.
Le sugerimos: Un retrato de Velázquez de la reina Isabel de Borbón, a subasta por US$35 millones
En el pasado fue miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Internacional de Economía (IEA); del Comité Ejecutivo de la Asociación Económica de América Latina y el Caribe (LACEA); del Panel Global de Expertos en Multidimensionalidad de la OCDE; del Consejo de Actividades Internacionales de la Universidad de Yale, y de los consejos directivos del Centro Internacional de la Agricultura Tropical (CIAT) y del Centro Internacional para el Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT).
A nivel nacional es embajador de la Coalición para la Alimentación y el Uso del Suelo desde 2018; dirigió la Misión para la Transformación del Campo, tema sobre el que ahondamos en un capítulo de este libro; codirigió el proyecto sobre desarrollo productivo en Colombia de la Fundación Friedrich Ebert de Colombia, y ha sido miembro del Consejo Directivo de Fedesarrollo; del Comité de Expertos de la Estrategia Climática de Largo Plazo de Colombia E2050; del Comité Nacional de Planeación Estratégica de la Universidad Nacional de Colombia, y del Consejo Asesor de la Comisión de la Verdad de Colombia, entre otras entidades.
Sobre su faceta humana, Leonardo consigna en el epílogo a este libro lo siguiente, porque para qué producir lo que alguien tan cercano a sus afectos expresó ya de manera pródiga, pero sin exagerar y sin faltar a la verdad: “El recuento de lo que ha hecho permite deducir lo obvio. Es una persona híper trabajadora, tremendamente organizada y excepcionalmente inteligente. Pero lo que resulta menos obvio para una persona de esas características es que se trata de alguien profundamente leal a sus amigos, comprometido de corazón con la equidad y la justicia y que siempre trata de ayudar a los demás. Puede ser a veces terco en algunas posiciones [eso no me consta], pero es siempre amable y escucha con toda la paciencia y el respeto, lo que hace que también se gane el respeto de sus interlocutores, aun cuando tengan posturas ideológicas o políticas radicalmente distintas a las suyas. José Antonio, pese a ser tan importante, es una persona que se caracteriza por su bondad y su sencillez. Dos palabras que podrían parecer lugar común, pero que para mí [para Leonardo, pero me incluyo], lo significan todo”.
No se equivoca Leonardo cuando resalta su bondad y su sencillez, propias de la verdadera importancia de seres humanos que están a otro nivel, ese que les permite ser dadores, faros, referentes, pero también responsables visibles de cada paso que dan. Que la lectura de este libro deje en ustedes el deseo de continuar aproximándose de manera íntima y genuina a las historias de vida de nuestros connacionales que, como José Antonio, tienen todos los pergaminos, gustan de ser llamados profesores y nos dejan el mejor legado en sus alumnos y herederos intelectuales, quienes, como lo hacen sus mentores, van dejando huella.