Entre la oscuridad del Joe y los destellos del BIFF
Un texto sobre “La rebelión”, una de las películas programadas en el Bogotá International Film Festival, que se inaugura hoy.
Laura Camila Arévalo Domínguez
Había desorden. “Yo soy oscuridad”, decía. Y, efectivamente, alrededor de él no se veía nada.
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Había desorden. “Yo soy oscuridad”, decía. Y, efectivamente, alrededor de él no se veía nada.
Alguna vez, la tina fue blanca. Cuando él quiso llenarla para bañarse, se veía gris. Gris mugre. Las almohadas en las que se acostaba se veían tan percudidas, que parecía que las hubiese arrastrado durante horas por el suelo. Caminaba entre papeles de basura que sonaban cuando los pisaba. Algunos los pateaba. Su lavamanos tenía restos de crema dental seca y su espejo reflejaba, entre manchas de dedos con algo más, a un tipo abandonado que tarareaba canciones mientras fumaba, tomaba y se acostaba con mujeres que, por ser él, dormían sobre esas almohadas percudidas. Sudaban por el calor o por el amor. Lo complacían. Él también sudaba, pero por los tormentos.
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Había un tipo que cuidaba de él. No se quejaba de la suciedad ni del desorden. Los limpiaba. Entendía que de tanto caos saldría belleza, saldría su obra. Y entonces lo contenía. Porque de los sonidos más cotidianos salían las bases para las canciones, todas compuestas en medio de paredes de cemento que resguardaban a las cucarachas y sus excesos.
El Joe, un seguidor del llamado de África. Un príncipe. Un saboteador. Siempre estaba en “estado de componer”, como dijo algún escritor alguna vez sobre la forma en la que asumía la vida: en estado de escribir. Pues al Joe le servían los pitos del tráfico y hasta los chillidos de las ratas. Todo era parte de su gran canción, que nunca dejó de escribirse y fue tan auténtica como todo su desorden mental. Porque su vida reflejaba su mente, siempre viviendo al día, tan desorientada, tan dejada al azar de sus estados de ánimo. Se quejaba de falta de amor, pero es que a sus amores no pudo entregarles mucho. No podía estar ni para él. Se sostenía a punta de marihuana y cubos de Coca-Cola helada.
Lo mataron mil veces. Y esta película podría ser sobre sus muertes. Todas tan importantes, pero tan chiquitas. Importantes porque casi que se moría contemplando, cantando, creando. Chiquitas porque nunca se iba. Casi siempre estuvo a punto, pero fueron más bien sustos para todos aquellos que orbitaron alrededor de su particular manera de crear entre el barro. La luz del Joe solo se veía en el escenario porque, como decía, era oscuridad.
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La rebelión, protagonizada por John Narváez y Angie Cepeda, retrata a un vulnerable y anónimo Joe Arroyo en su viaje claustrofóbico por varios momentos de su vida. El filme sigue la historia de este hombre hasta las profundidades más íntimas al compás de la música, de su música. Es una exploración atemporal de su vida, una aventura en el lugar oscuro y solitario donde su talento estuvo en su punto más crudo y sus emociones e impulsos fueron libres. La historia tuvo lugar en habitaciones de hotel plagadas de su caos.
Esta película es el trabajo más reciente del director colombiano José Luis Rugeles, quien también dirigió García y Alias María. Con una mirada oscura, generó una atmósfera de claroscuros que busca introducir al espectador en el mundo personal del cantante barranquillero
El guion de la película, que se estrenará mundialmente en el Bogotá International Film Festival (BIFF), fue escrito por Martín Mauregui (guionista argentino autor de Carancho y Leonera, entre otros), Chucky García (crítico musical y programador de Rock al Parque) y José Luis Rugeles.
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Sobre la octava edición del Bogotá International Film Festival
Ya son ocho años en los que, consecutivamente, el BIFF inaugura su programación. Este año tendrá proyecciones en las cuatro salas del centro comercial Avenida Chile y en la Cinemateca de Bogotá, además, los talleres y actividades del programa académico BIFF Bang!, y las reuniones con profesionales del sector cinematográfico nacional e internacional en el Foro de Industria.
La programación está compuesta por una muestra internacional representada en 48 largometrajes de 31 países, quince estrenos latinoamericanos, dos estrenos mundiales, 18 óperas primas y 18 películas dirigidas por mujeres.
Como una exploración de las formas que toma el cine colombiano, el festival presentará en la sección “Colombia viva” las películas Rebelión y Pepe Cáceres, de Camilo Molano, quien hace un homenaje a la vida de su padre, uno de los toreros colombianos más importantes del país y el primero en alcanzar reconocimiento en España. La sección se completa con tres documentales que, a partir de testimonios individuales, construyen retratos de experiencias colectivas atravesadas por el apoyo mutuo: Alis, dirigida por Clare Weiskopf y Nicolás van Hemelryck; Mis dos voces, dirigida por Lina Rodríguez, e Hijos del viento, dirigida por Felipe Monroy.
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Las demás secciones del festival serán “Espíritu joven”, “Clases de lucha”, Fantasmas del pasado”, “Miradas expandidas” y “Masters”, en la que se alojan las películas más esperadas del año de directores como João Pedro Rodrigues, Carla Simón, Patricio Guzmán, Hong Sang-Soo y Rodrigo Sorogoyen.
Fábula Cine será la homenajeada en la retrospectiva del BIFF. La casa productora chilena ha sido reconocida mundialmente por películas como Una mujer fantástica, No y El club, que serán proyectadas en funciones especiales durante el festival.
La sección de “Cine conciertos” se organizó con el Instituto Distrital de las Artes y la Orquesta Filarmónica de Bogotá, además del Goethe Institut, en donde se dará la musicalización en vivo de Sumurun (1920), una de las obras que definieron la carrera del realizador alemán Ernst Lubitsch. El concierto tendrá lugar en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo el próximo miércoles 12 de octubre y en el Teatro El Ensueño de Ciudad Bolívar el sábado 15 de octubre.
“Es con y por el BIFF que, a través de un complejo repertorio de filmes, actividades académicas, paneles de industria y de las más recientes películas galardonadas del circuito internacional, hoy ubican a Bogotá como un destino privilegiado para los amantes del séptimo arte y, adicionalmente, para todos a quienes les gusta descubrir”, dijo Andrés Bayona, director del festival.
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