Catalina Castaño: “Para mí el tenis lo era todo”
En esta nueva entrega de la serie Historias de Vida, creada y producida por Isabel López Giraldo, presentamos una entrevista realizada en 2014 con la extenista Catalina Castaño.
Isabel López Giraldo
Catalina, cuénteme qué la define
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Catalina, cuénteme qué la define
Soy una persona muy creyente en Jesucristo, por muchos años he sido cristiana, llena de sueños y ambiciones. Me encanta hacer feliz a la gente con mis acciones. Diría que soy amable, cariñosa, muy familiar. Disfruto leer libros cristianos, caminar por las montañas, ir a cine, tomarme un buen café y hablar con mis amigos.
¿Cuál es su historia de vida?
Mis padres son María Eugenia Álvarez y Augusto Castaño. Mis hermanas, Gina Paola Castaño, es odontóloga, está casada y tiene dos hijos: Valeria y Juan Sebastián. Mi hermana menor llama Valentina y es psicóloga.
Estudié prácticamente toda mi vida en el Rafael Reyes. Empecé en segundo de primaria, junto con mi hermana mayor. La verdad fue una bendición haber estudiado ahí porque siempre recibí apoyo del colegio para viajar y jugar por todo el mundo.
El rector, a quien le decíamos “teniente” porque el colegio no tenía permiso de ser militar, pero con algunas cositas era como tal, me decía “Catalina Sabatini”. Siempre para los permisos fue muy amable, la única condición que tenía era la de estar al día académicamente. Esto era algo que lograba tan pronto regresaba después de largas giras. Fue una etapa un poco difícil y exigente, pero gratificante. Siempre me enfoqué en lo mío, en mis temas.
¿Cómo fue su carrera profesional?
Cuando decidí jugar tenis, caí en un amor profundo. Cuando iba a estudiar solo pensaba en jugar tenis. En vez de pintar corazones, pintaba pelotas de tenis y canchas. Para mí el tenis lo era todo. Por eso digo que, en cierta medida, sacrifiqué muchas cosas, como cumpleaños, navidades, salidas con amigos y vacaciones, pero también viví cosas maravillosas, conocí gente y culturas alrededor del mundo.
A los quince años tomé la decisión de ser profesional. Pensé en retirarme del colegio para dedicarme al tenis. Por fortuna, mis papás, quienes son una bendición y siempre me apoyaron, también me dijeron que contaba con su apoyo siempre que me graduara. A partir de ahí podría tomar la decisión de hacer lo que quisiera. Tenía en ese momento el apoyo económico de Bavaria, como parte del proyecto “Futuros Campeones”. De ahí salimos buenos deportistas.
Terminé de jugar junior a los dieciocho años y después me dediqué al profesionalismo. Tanta disciplina y esfuerzo me permitieron logros bastante importantes para mi ciudad, para la región y para el país. La gente no creía en mí como tenista y por eso aprendí que los sueños de alguien se tienen que respetar y nunca subestimar. Este es un error en el que siempre caemos.
¿Cómo inició su carrera internacional?
La primera vez que viajé internacionalmente fue a Japón cuando tenía catorce años. Venía ese año de haber jugado por Suramérica y logramos clasificar al mundial que se realizaba en ese país. Para ser sincera, no fue una experiencia como la esperaba, pues como iba de tercera y era por equipos, solo tuve la oportunidad de jugar un set de dobles. En ese momento no era mi modalidad. Fue frustrante, a pesar de que quedamos en tercer lugar. Además, se presentaron ciertos inconvenientes con las compañeras de equipo, así que no fue la experiencia de los sueños. De igual manera, no me dejé caer y tomé eso como un reto, pensaba que debía entrenar más para ser tan buena que nadie tuviera duda de ponerme a jugar, ni entrenar con las mejores.
Gracias a Dios, se me fueron dando las cosas. Tuve muchas caídas fuertes y personas diciéndome que no iba a lograrlo. Se burlaban de lo que hacía, pero siempre lo tomé como un reto más. Cuando logré mi posición más alta en sencillos, ni me la creía. Me levantaba y le decía a mis papás que era la treinta y cinco del mundo. Este fue un sueño hecho realidad.
De todas formas, no fue suficiente para mí y por eso seguía luchando cada año por obtener más logros. Después de tantos años, logré mi mejor ranking de dobles, fue setenta y uno en el 2013, así que ahora me siento y miro hacia atrás y apenas alcanzo a dimensionar los logros que algún día pensé alcanzar, pero que nunca imaginé hacerlos realidad.
La carrera como deportista es bastante exigente y supuestamente era corta, pero ahora, con toda la tecnología y con el conocimiento, se están dando casos en donde se puede estar en el circuito profesional de tenis después de los treinta.
Tuvo que afrontar unos temas de salud importantes
Cuando fui diagnosticada me fue muy difícil aceptar esa noticia. Lo que más temía y lo que me preguntaba era si Dios me iba a dar las fuerzas necesarias para afrontarlo. La verdad que ha sido un tiempo muy lindo, pese a los momentos difíciles que he tenido. Su amor y su misericordia para conmigo han sido increíbles, nunca me ha abandonado. Por eso es que mi tratamiento ha sido un éxito. Mis médicos León Darío Muñoz, Arturo Velásquez y Claudia Ramírez, han sido una bendición.
Este tiempo me ha servido para reflexionar en la manera como vivía, con afán y estrés. Me ha servido también para hacer un cambio de estilo de vida, así que la alimentación es lo primero que cambié.
He aprovechado el tiempo para aprender más de la Biblia y para orar más, que era lo que quería hacer desde hacía mucho tiempo. Como me mueven los niños, me encantan, ayudo a la Fundación Jesucristo y Gedeones en Acción. Me gusta poder apoyar a la gente y más si están en una situación difícil.
Con esta experiencia, aprendí a ver la vida desde otro ángulo. Pienso que de muchas situaciones uno aprende, así que debo hacer los cambios necesarios. De igual manera, me gustaría seguir vinculada con el deporte, así que estoy planeando retribuir a mi ciudad, Pereira, y a mi país lo mejor que pueda.
Considero importante y de gran trascendencia mencionar la necesidad de que exista una ley que nos proteja a los deportistas cuando sufrimos una enfermedad grave o un accidente que nos deja por fuera de nuestra actividad profesional. En mi caso, recién fui diagnosticada, recurrí a Coldeportes para ayuda económica y la respuesta fue ausencia de ley y, por tanto, de recursos. Entonces no recibí ninguna ayuda, no obtuve ningún respaldo.