Un tenor con aroma de café
El tenor quindiano Kirlianit Cortés, Maestro de Capilla de los Niños Cantores de Viena, Austria, regresa a su tierra para dar el concierto “Homenaje a los Grandes de la Canción” en el Teatro Azul de Armenia.
Kirlianit Cortés Galvis contesta su WhatsApp con gentileza y rapidez y ese gesto, que parece un tema menor, no lo es si pensamos que se trata del Maestro de Capilla de los Niños Cantores de Viena, Austria, que desarrolla su vida profesional en ese país y en otros lugares del mundo y que cuando fue contactado para esta entrevista estaba organizando su viaje para ofrecer un concierto en la ciudad de Armenia, Colombia. Las notas de voz que envía desde su casa austriaca para coordinar este encuentro son cálidas y suaves, como los vientos quindianos, y ya, en persona, confirma su gentileza mientras huele la taza de un café de origen y su mirada se alegra recordando su infancia.
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Kirlianit Cortés Galvis contesta su WhatsApp con gentileza y rapidez y ese gesto, que parece un tema menor, no lo es si pensamos que se trata del Maestro de Capilla de los Niños Cantores de Viena, Austria, que desarrolla su vida profesional en ese país y en otros lugares del mundo y que cuando fue contactado para esta entrevista estaba organizando su viaje para ofrecer un concierto en la ciudad de Armenia, Colombia. Las notas de voz que envía desde su casa austriaca para coordinar este encuentro son cálidas y suaves, como los vientos quindianos, y ya, en persona, confirma su gentileza mientras huele la taza de un café de origen y su mirada se alegra recordando su infancia.
A los cinco años de edad, en su casa en Montenegro, Quindío, donde nació, Kirlianit sintió que la música movía su mente de formas extraordinarias y hoy, con 48 años y con una carrera extraordinaria, ha demostrado que ese pálpito infantil abrió un universo infinito de posibilidades que empezaron con la carrera de Canto en la Universidad de Antioquia, luego en la Universidad de Música y Artes Escénicas de Viena donde recibió su título de Magister Artium en Interpretación de Lied y Oratorio y más adelante con los estudios de Canto e interpretación de repertorio, también en Viena.
Este profesional en canto hizo su debut en 1995 en Bogotá con el rol de Borsa en la ópera Rigoletto y desde que llegó a Europa con 25 años de edad, ha cantado en los teatros más famosos y hermosos de Austria, Italia, Tokio, China y Noruega. También ha sido invitado como director y solista por las Orquesta Sinfónicas más prestigiosas del mundo y en septiembre de 2020 se convirtió en el primer colombiano en obtener el cargo de Maestro de Capilla de los Niños Cantores de Viena.
Esta semana, desde Austria, el maestro llegó a su tierra natal para dar el concierto “Homenaje a los Grandes de la Canción” en el Teatro Azul de Armenia, acompañado en el piano por el talentoso músico de Calarcá, Quindío, Héctor Vargas. En medio de los ensayos, esta fue la entrevista que concedió para El Espectador.
Maestro, bienvenido a Colombia. ¿Cómo encontró su tierra y a su familia?
Siempre es muy lindo ver a la familia y la tierra tiene ese olor característico que cuando yo venía hace 20 años, cuando ya me había ido a Europa, empezaba a notarlo más, es que acá la tierra huele distinto. Cuando llegamos al aeropuerto El Edén en la madrugada mi hija menor me dijo, “papi, ¡aquí por qué huele tan rico!”, y es que olía a flores, a cosas muy características.
Maestro, huela esto (le acerco una taza de café).
Mhhh…qué rico, el café es una cosa maravillosa. Olerlo es volver a la niñez. Sin café no vivo. Mis hijas lo toman desde muy pequeñas porque yo empecé a darles primero la espumita de mi café y ahora que están acá conmigo mi mamá lo primero que les da por la mañana es un café con panela y son felices.
En septiembre de este año cumple cuatro años como Maestro de Capilla de los Niños Cantores de Viena. Cuéntenos un poco sobre el día a día en ese trabajo.
Se trata de una escuela muy grande y yo soy el director musical de la escuela primaria que es donde están los niños que nosotros preparamos para que se conviertan en los Cantores de Viena. Si tu oyes ahora a los Niños Cantores de Viena, entre el cincuenta y el setenta por ciento fueron alumnos míos y tienen el toque mío.
¿Qué es tener el toque suyo?
Significa que los suramericanos, por la forma como hablamos, pegamos todas las palabras, no las separamos como los alemanes, por ejemplo. Eso en la música se llama el legato que es muy importante para cantar. Entonces yo se los enseño a ellos por naturaleza, porque el niño aprende por imitación. Entonces, yo les digo que hay dos formas de cantar, esta es la mía y esta es la otra y ese legato que tiene mi voz, esa melaza que tienen las voces latinoamericanas, es la que oyes cuando los oyes cantar.
Usted prepara a un número de alumnos de edades entre los 6 y los 10 años que llegan a Viena de diferentes países del mundo y la idea es que con su dirección ellos hagan luego una audición para obtener un cupo en la temprana carrera vocal. ¿Cuál es el secreto de su rol como maestro de estos niños y niñas?
El secreto es que yo tengo la facilidad de seducirlos para llevarlos y para que saquen lo mejor de ellos. Yo soy muy gracioso y como tengo Trastorno por Déficit de Atención -TDA- tengo mucha energía y eso se lo transmito a ellos. Y, adicionalmente, una cosa es el talento, pero si no tienen disciplina no logran nada. Estar en los Niños Cantores de Viena es muy duro.
¿Qué ha sido lo más retador de estar en ese cargo?
La parte humana, porque tu ves a los niños en el escenario cantando y son muy lindos, pero son muy fregados porque son músicos y los músicos tienen una mentalidad desbordante. Y muchos niños no tienen barreras en su casa y creen que pueden comportarse de cualquier manera con nosotros. No es fácil sacar todas las herramientas pedagógicas para afrontar esto. Toma mucho trabajo ser autoridad sin ser autoritario.
Su hoja de vida está llena de muchas experiencias maravillosas y una es ser invitado como director en países como Holanda, Irlanda, Alemania. ¿Eso cómo funciona?
A mí los Niños Cantores de Viena me abrieron muchas puertas. Y lo otro es que cuando estás frente a una orquesta no puedes ser arrogante, hay que aceptar las falencias, ser uno mismo y de esa manera, los músicos también te ayudan. Así es fácil desarrollar proyectos.
Quisiera devolverlo a sus orígenes en el canto y a lo que logró ser, un tenor. Usted nació con un don y desarrolló su vocación, pero ¿en qué momento supo que tendría el vuelo para vivir de esto?
En Europa los estándares de vida son muy altos y eso ocurre porque pagas unos impuestos muy caros. Cuando empecé, trabajaba en muchos países y, por ejemplo, ganaba diez mil euros por un trabajo y de eso me estaban quedando cuatro mil quinientos. No me alcanzaba. A parte de eso están mis hijas y cuando están pequeñas no es fácil entender que yo tenía que ausentarme muchos meses de la casa. Entonces pensé que debía buscar un trabajo estable. Fue así como hice una audición con un director de coros en Viena y me empezaron a contratar por horas y de ahí pasé a ser director de una escuela y al tercer año, desde los Niños Cantores de Viena me llamaron para hacer una audición. Y después de un camino largo, logré lo que quería y soy feliz.
Usted se formó en su carrera oyendo a los grandes compositores de la música clásica entre ellos a los austriacos más reconocidos como Wolfgang Amadeus Mozart, Franz Schubert y Johann Strauss, entre tantos. ¿Alguno de ellos lo estremece de manera más especial?
Yo amo la música de Richard Wagner porque es muy complejo lo que escribe y su música me llena. También me gustan los compositores latinos y es una música que siento más. Y te cuento algo, una vez oí “Caruso”, de Lucio Dalla, y me hizo llorar, eso nunca me había pasado.
Además de los compositores, también son parte fundamental del crecimiento en su carrera otros tenores como usted, y se me vienen a la mente nombres muy conocidos en el mundo y acá en Colombia como Luciano Pavarotti, José Carreras, Andrea Boccelli, Plácido Domingo. ¿Qué nos puede compartir sobre estos referentes de la música?
Cuando yo era estudiante, cantaba en el Coro sustituto de la Ópera de Viena y una vez tuve la oportunidad de cantar con Plácido Domingo y cuando lo oí pensé, esto no puede ser, es la voz más hermosa que yo haya escuchado en mi bendita vida. Oírlo era como si cayeran litros de miel encima. Nunca he oído algo igual, es de una belleza indescriptible. También admiro mucho al peruano Juan Diego Flórez.
Volvamos a Colombia con un hecho que a usted lo entristeció: la muerte de Darío Gómez el 26 de julio de 2022. Ese día usted le dio una entrevista a Caracol Radio y contó que estaba al lado de un lago en Austria a donde había ido para despedir de manera simbólica al maestro. También habló de “Nadie es eterno en el mundo”, una canción que le “marcó por muchísimos años” y que desde que la oyó por primera vez siempre quiso cantarla. ¿Por qué le gustaba tanto de Darío Gómez?
Darío Gómez cantaba lo que la gente quería oír, cantaba el sentimiento popular, y la canción “Nadie es eterno en el mundo” es una radiografía de lo que es la vida. Y había un proyecto de llevar su música a la Orquesta Filarmónica de Bogotá, pero se truncó por distintas razones.
Además de la música clásica y de Darío Gómez, ¿qué más le gusta oír?
Tengo mi playlist en Spotify y si un día es muy frío, por ejemplo, pongo salsa. Y hay una música que me fascina y es la guaracha que se oye en Medellín, me pone eufórico, es como mi dosis de dopamina. Oigo mucho a Maluma y a Karol G.
Usted habló hace unos años de un Semillero Nacional de Niños Cantores con la idea de preparar niños y niñas de regiones vulnerables para que un día llegaran a Viena en un intercambio estudiantil. ¿Por qué no se pudo concretar ese proyecto?
Porque Colombia no está preparada para un proyecto de tanta magnitud. Los Cantores de Viena estaban muy esperanzados en recibir estos niños. El gobierno no quiso apoyar esto, el gobernador pasado (del Quindío) dijo que se subía al bus y al final no salió con nada y en Medellín se empezó a hacer algo, pero encontramos que eran muy elitistas porque el proyecto era para niños en situación de vulnerabilidad, hijos de excombatientes y salieron personas a decir que sus hijos no iban a cantar al lado de excombatientes.
¿Qué trae para el concierto en Armenia “Homenaje a los Grandes de la Canción” en el Teatro Azul?
En el ensayo general de ayer vimos que va a ser muy lindo, será un concierto de un poco más de dos horas, tendrá mucha música colombiana, cosas que me caracterizaron desde que empecé mi carrera y que me han marcado toda la vida y también habrá muchas sorpresas.
Maestro, además de la música, ¿qué lo hace feliz?
Estar solo. Obviamente disfruto la compañía de las personas que quiero, me gusta la calle, pero mi regalo es la soledad.
¿Le gusta leer literatura?
Yo soy víctima del sistema porque estudié en una escuela en Montenegro, Quindío, donde las maestras no eran pedagogas y me trataban muy mal porque no entendían que mi cerebro funcionaba de una forma distinta, y es que por mi TDA yo voy a 200 por ciento de velocidad. Entonces me decían que era bruto y burro y le cogí pavor a la escuela. Eso en muchos sentidos me dañó el gusto por leer y estudiar. Sí leo a Sebastian Fitzek, un escritor alemán de thriller y me encanta porque es un terror sicológico. Jhon Katzembach también me gusta mucho.
¿Qué sigue en su vida?
Musicalmente me siento realizado, así que lo que me queda es ser feliz.
*Tras lograr vender toda la boletería del concierto programada para esta noche, el tenor abrió una nueva fecha de concierto. Su próxima presentación será el 17 de agosto en el Teatro Azul de Armenia, Quindio. La boleta tiene un costo de $120.000 y se podrá comprar en las taquillas del teatro o por medio de los canales digitales.