“Lo que experimento al pintar es un acto de sinceridad”
El artista Juan Pablo Mier, quien presentará su obra en ARTBO 2024, habló sobre la conexión entre la música y la pintura, y explicó cómo sus experiencias de vida se reflejan en su obra abstracta.
Samuel Sosa Velandia
¿Cómo llegaron la pintura y las artes plásticas a su mundo?
Tengo una expresión que uso cuando hablo de por qué empecé a pintar, y es que “salí del clóset como artista”. Siempre he sido pianista clásico y he pintado desde pequeño, pero nunca me había asumido como artista. Aceptar mi identidad como artista fue un punto decisivo en mi vida. Fue hace unos ocho años, cuando comprendí que, independientemente de mi trayectoria, siempre fui artista. Tenía una necesidad urgente de expresarme y empecé a pintar. Al principio, me costaba decir que era artista, pero con el tiempo he aprendido a afirmar esta identidad con confianza y felicidad.
¿Por qué fue tan difícil reconocerse como artista?
Reconocerme como artista fue un proceso interno. No era tanto el “miedo al qué dirán”, sino la responsabilidad que sentía al asumir esa identidad. Siempre he apreciado y respetado a los artistas, y me parecía un peso decir que era artista sin haber seguido una trayectoria formal en artes plásticas. El mundo puede opinar lo que quiera, pero lo importante era sentirme parte de la comunidad artística. Recuerdo que, cuando trabajaba en una disquera, al enterarse de que era músico, la actitud de los artistas cambiaba. Pasábamos de una relación profesional a una conexión real, hablando el mismo idioma. Eso fue fundamental para mí.
¿Cómo fue ese primer momento frente a un lienzo?
Gracias a mi maestra, Rita Miranda. Al principio, no me caía bien, y no la volví a ver hasta un año después. Cuando nos reencontramos, me dijo que podía enseñar a pintar bonito, pero que expresar lo que llevamos dentro requiere un tipo especial de persona. Desde entonces, al enfrentar un lienzo he dejado de lado la idea de planificar una obra. En lugar de eso, pongo en la tela lo que siento en ese momento. Lo que experimento al pintar es un acto de sinceridad entre el lienzo y yo, donde expreso algo profundo sobre mí.
¿Cuál es la relación entre sus visiones como músico y como pintor?
El salto de ser el que manejaba a los artistas, a convertirme en artista fue importante. Me permitió entender ambos lados, lo que enriqueció mi experiencia. Para mí, la música y las artes plásticas están profundamente interconectadas. Mi proceso artístico se asemeja a la composición musical: siento y transformo esos sentires en melodías, que luego se convierten en composiciones armoniosas. Al enfrentar un lienzo, aplico el mismo enfoque. No puedo pintar sin música, ambas disciplinas son esenciales para mí. Creo firmemente que el arte, en todas sus formas, refleja sentimientos y experiencias.
¿Qué papel juega el color en su pintura?
El uso del color en mis obras es un proceso intuitivo. Comienzo con un trazo y dejo que la elección del color surja naturalmente. Aunque existe la teoría del color, no la analizo mientras pinto. Mi intuición se basa en el aprendizaje previo, pero el proceso es principalmente espontáneo. El color ha sido fundamental en mi trabajo, aunque no sé si siempre será así. Puedo pasar a una paleta en blanco y negro en el futuro. Mis pinturas reflejan mi estado de vida y han evolucionado con el tiempo. Al principio, expresaba mis demonios y emociones oscuras, pero con el tiempo he aprendido que no necesito limitarme a eso.
¿Cómo percibe lo abstracto en su obra?
Lo abstracto es especial porque requiere dejarse sentir. Al observar un paisaje, por ejemplo, la conmoción proviene de la combinación de elementos, no solo de lo que se ve. Para mí, el sentimiento detrás de una obra es lo que lleva a las personas a querer tenerla. Lo que importa es la conexión emocional, no necesariamente el estilo o la serie a la que pertenece. Hoy, en una era dominada por la tecnología y la Inteligencia Artificial, siento que necesitamos el arte humano. Aunque un robot puede pintar, es difícil que pueda expresar emociones de manera auténtica.
¿Diría que ha plasmado sus vivencias en la pintura?
Todo lo que he vivido se refleja en mi pintura. Empecé a pintar relativamente tarde, lo que creo que me permitió acumular experiencias y madurez emocional. A menudo, trato de conectar conmigo mismo antes de pintar, meditando y dejando que las emociones fluyan sin pensar en el resultado. A veces, eso se traduce en obras que no funcionan artísticamente, pero es parte del proceso. La meditación, la música y la contemplación son elementos que influyen en mi arte. Aunque no siempre pinto sobre eventos significativos, mi trabajo es un reflejo de mi vida y de mis experiencias acumuladas.
¿Qué piensa de las dinámicas del mercado del arte?
Soy un artista que pinta por necesidad, independientemente de la fama o de la venta. Quiero que mi arte sea conocido y compartido, lo que implica realizar ciertas acciones dentro del mundo del arte. He tenido la suerte de trabajar con galeristas y equipos que respetan mi visión y me permiten ser libre en mi proceso creativo. Es crucial no traicionarse como artista para complacer al mercado. La clave es encontrar un equilibrio entre lo que uno crea y lo que la gente desea. Al final, se trata de hacer lo que uno ama y, si eso resuena con el público, genial.
¿Qué consejo le daría a una persona que dejó de hacer arte para sí misma y empezó a responder a lo que pide el mercado?
Le diría a alguien que ha dejado de hacer arte para sí mismo, que es un error desde el punto de vista artístico, aunque pueda ser exitoso comercialmente. Cuando un artista comienza a traicionarse, las consecuencias emocionales son inevitables. He conversado con artistas que, tras alcanzar gran éxito con una serie, se sienten profundamente insatisfechos. Mi consejo es que siempre hay que hacer lo que uno siente, y dejar que el mundo decida si lo acepta o no. Es posible que esto no funcione comercialmente, pero es fundamental seguir creando. La autenticidad es clave, la gente reconoce lo genuino y lo que no lo es. Cuando se crea desde el alma, es cuando se logra tocar a las personas. Lo genuino en el arte nunca debe sacrificarse.
¿Cómo llegaron la pintura y las artes plásticas a su mundo?
Tengo una expresión que uso cuando hablo de por qué empecé a pintar, y es que “salí del clóset como artista”. Siempre he sido pianista clásico y he pintado desde pequeño, pero nunca me había asumido como artista. Aceptar mi identidad como artista fue un punto decisivo en mi vida. Fue hace unos ocho años, cuando comprendí que, independientemente de mi trayectoria, siempre fui artista. Tenía una necesidad urgente de expresarme y empecé a pintar. Al principio, me costaba decir que era artista, pero con el tiempo he aprendido a afirmar esta identidad con confianza y felicidad.
¿Por qué fue tan difícil reconocerse como artista?
Reconocerme como artista fue un proceso interno. No era tanto el “miedo al qué dirán”, sino la responsabilidad que sentía al asumir esa identidad. Siempre he apreciado y respetado a los artistas, y me parecía un peso decir que era artista sin haber seguido una trayectoria formal en artes plásticas. El mundo puede opinar lo que quiera, pero lo importante era sentirme parte de la comunidad artística. Recuerdo que, cuando trabajaba en una disquera, al enterarse de que era músico, la actitud de los artistas cambiaba. Pasábamos de una relación profesional a una conexión real, hablando el mismo idioma. Eso fue fundamental para mí.
¿Cómo fue ese primer momento frente a un lienzo?
Gracias a mi maestra, Rita Miranda. Al principio, no me caía bien, y no la volví a ver hasta un año después. Cuando nos reencontramos, me dijo que podía enseñar a pintar bonito, pero que expresar lo que llevamos dentro requiere un tipo especial de persona. Desde entonces, al enfrentar un lienzo he dejado de lado la idea de planificar una obra. En lugar de eso, pongo en la tela lo que siento en ese momento. Lo que experimento al pintar es un acto de sinceridad entre el lienzo y yo, donde expreso algo profundo sobre mí.
¿Cuál es la relación entre sus visiones como músico y como pintor?
El salto de ser el que manejaba a los artistas, a convertirme en artista fue importante. Me permitió entender ambos lados, lo que enriqueció mi experiencia. Para mí, la música y las artes plásticas están profundamente interconectadas. Mi proceso artístico se asemeja a la composición musical: siento y transformo esos sentires en melodías, que luego se convierten en composiciones armoniosas. Al enfrentar un lienzo, aplico el mismo enfoque. No puedo pintar sin música, ambas disciplinas son esenciales para mí. Creo firmemente que el arte, en todas sus formas, refleja sentimientos y experiencias.
¿Qué papel juega el color en su pintura?
El uso del color en mis obras es un proceso intuitivo. Comienzo con un trazo y dejo que la elección del color surja naturalmente. Aunque existe la teoría del color, no la analizo mientras pinto. Mi intuición se basa en el aprendizaje previo, pero el proceso es principalmente espontáneo. El color ha sido fundamental en mi trabajo, aunque no sé si siempre será así. Puedo pasar a una paleta en blanco y negro en el futuro. Mis pinturas reflejan mi estado de vida y han evolucionado con el tiempo. Al principio, expresaba mis demonios y emociones oscuras, pero con el tiempo he aprendido que no necesito limitarme a eso.
¿Cómo percibe lo abstracto en su obra?
Lo abstracto es especial porque requiere dejarse sentir. Al observar un paisaje, por ejemplo, la conmoción proviene de la combinación de elementos, no solo de lo que se ve. Para mí, el sentimiento detrás de una obra es lo que lleva a las personas a querer tenerla. Lo que importa es la conexión emocional, no necesariamente el estilo o la serie a la que pertenece. Hoy, en una era dominada por la tecnología y la Inteligencia Artificial, siento que necesitamos el arte humano. Aunque un robot puede pintar, es difícil que pueda expresar emociones de manera auténtica.
¿Diría que ha plasmado sus vivencias en la pintura?
Todo lo que he vivido se refleja en mi pintura. Empecé a pintar relativamente tarde, lo que creo que me permitió acumular experiencias y madurez emocional. A menudo, trato de conectar conmigo mismo antes de pintar, meditando y dejando que las emociones fluyan sin pensar en el resultado. A veces, eso se traduce en obras que no funcionan artísticamente, pero es parte del proceso. La meditación, la música y la contemplación son elementos que influyen en mi arte. Aunque no siempre pinto sobre eventos significativos, mi trabajo es un reflejo de mi vida y de mis experiencias acumuladas.
¿Qué piensa de las dinámicas del mercado del arte?
Soy un artista que pinta por necesidad, independientemente de la fama o de la venta. Quiero que mi arte sea conocido y compartido, lo que implica realizar ciertas acciones dentro del mundo del arte. He tenido la suerte de trabajar con galeristas y equipos que respetan mi visión y me permiten ser libre en mi proceso creativo. Es crucial no traicionarse como artista para complacer al mercado. La clave es encontrar un equilibrio entre lo que uno crea y lo que la gente desea. Al final, se trata de hacer lo que uno ama y, si eso resuena con el público, genial.
¿Qué consejo le daría a una persona que dejó de hacer arte para sí misma y empezó a responder a lo que pide el mercado?
Le diría a alguien que ha dejado de hacer arte para sí mismo, que es un error desde el punto de vista artístico, aunque pueda ser exitoso comercialmente. Cuando un artista comienza a traicionarse, las consecuencias emocionales son inevitables. He conversado con artistas que, tras alcanzar gran éxito con una serie, se sienten profundamente insatisfechos. Mi consejo es que siempre hay que hacer lo que uno siente, y dejar que el mundo decida si lo acepta o no. Es posible que esto no funcione comercialmente, pero es fundamental seguir creando. La autenticidad es clave, la gente reconoce lo genuino y lo que no lo es. Cuando se crea desde el alma, es cuando se logra tocar a las personas. Lo genuino en el arte nunca debe sacrificarse.