Tania Ganitsky: “Para Dickinson la muerte era una experiencia de otredad”
La escritora colombiana publicó bajo el sello Seix Barral “Emily Dickinson y lo incompleto”, un libro en el que explora y expresa la relación que ha tenido con la obra de la autora estadounidense.
Andrés Osorio Guillott
“La obra completa de Emily Dickinson fue el primer libro que me regaló mi mamá después de haber decidido ser algo más que una mamá. Tiene inscrita, en la misma letra en que me escribía notas deseándome suerte el primer día de cada año escolar, una dedicatoria amorosa, como si no hubiera pasado nada”, escribió Tania Ganitsky en su libro Emily Dickinson y lo incompleto, que publicó el mes pasado.
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“La obra completa de Emily Dickinson fue el primer libro que me regaló mi mamá después de haber decidido ser algo más que una mamá. Tiene inscrita, en la misma letra en que me escribía notas deseándome suerte el primer día de cada año escolar, una dedicatoria amorosa, como si no hubiera pasado nada”, escribió Tania Ganitsky en su libro Emily Dickinson y lo incompleto, que publicó el mes pasado.
Un libro que hace parte de sus estudios de doctorado, que luego adaptó para que precisamente se convirtiera en el libro que es ahora. Una apuesta por explorar los conceptos que explican la obra de Dickinson, pero también un relato íntimo, propio, que muestra las vivencias y la relación que ella ha tenido con la poesía de la escritora estadounidense.
Quise llegar al libro, y también permitiéndome mi corta relación con la obra de Dickinson, porque en repetidas ocasiones he llegado a sus poemas de manera quizás azarosa, y cuando me he encontrado con su obra he logrado creer que le da sentido a lo que ha pasado por mi vida. Y esa puerta, por ejemplo, se abrió cuando estaba leyendo el libro de ensayos de William Ospina, y en uno de ellos cita los versos de la norteamericana cuando ella dijo que “después de un gran dolor, un solemne sentido nos llega”.
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Encontrar el libro de Ganitsky despierta la curiosidad en quienes hemos leído poco o mucho de Dickinson, y página tras página nos va dando luces de la configuración de su obra. Los conceptos de soledad, poder, muerte e identidad se van desarrollando en un ensayo en el que podemos ir leyendo también los poemas y algunos fragmentos de cartas que escribió la estadounidense.
“A mí me parecía muy difícil leerla, me parecía muy críptica. Entonces algo de lo que hablo en el libro es que pese a la dificultad de Dickinson, me di cuenta que yo sentía muchísimas cosas cuando la leía. Entonces aprendí por medio de esas lecturas que yo no tenía que entender el poema completamente, no tenía que decodificarlo para reaccionar o dejarme conmover”, cuenta Ganitsky.
Fue, por ejemplo, revelador entender que hablar del yo poético no significa hablar de la voz del autor de un poema. Para Ganitsky, uno de los rasgos de Dickinson es que ella ficcionaliza la poesía, algo que quizá no es tan común, o que por lo menos rompe con el imaginario de que todo poema es una especie de relato autobiográfico. Y a esta idea llegamos porque en una parte la escritora bogotana explica que clasificar a Dickinson “como una poeta romántica lleva a asociar al sujeto poético que habla en los poemas con su personalidad biográfica, porque al distorsionar el romanticismo entendimos el poema como la expresión directa de los sentimientos de las autoras y no como una experiencia de desapropiación y desdoblamiento”.
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Ganitsky, en la entrevista, complementó esta idea diciendo que “Con el romanticismo hemos entendido que la persona que habla en el poema, la voz poética, siempre estaba expresando o estaba en el lugar de la persona que escribía el poema. Digamos que había una conexión vital: la voz del poema es la misma voz del autor, pero eso es una lectura general del romanticismo. Eso se ha heredado estereotipicamente del romanticismo. Y muchas veces pasa que las personas -eso me pasa en los ensayos que corrijo-, en lugar de decir la voz poética dicen los nombres de los autores, pero Dickinson particularmente ficcionaliza en la poesía. Pese a que muchas veces se piensa que todo lo que dice ella en los poemas es sobre Emily, muchos de esos yos son personajes ficticios también”.
En el libro, la escritora bogotana muestra con ejemplos, incluso con crítica de la época, cómo Dickinson rompió con estructuras de poder de su tiempo, logrando “una poética que renuncia al poder, a la unidad y a la totalidad: lo que le llega al lector es algo incompleto, conferido a la retirada del sentido”.
Hablemos de la soledad como concepto y su relación con la idea de una “multitud en el corazón”.
El concepto de soledad implica que hay otros. Yo no puedo estar sola si no hay más personas. Es un concepto que afirma una relación, una conexión con cierta lejanía. Estoy sola porque no estoy con, pero estar sola significa que puedo estar con. Por ejemplo, yo solo puedo escribir cuando estoy sola, no puedo escribir en un café, pero al mismo tiempo siento que la idea de la escritora solitaria es un mito porque uno nunca está escribiendo como un punto de partida. La escritura solitaria reproduce ese mito de que la las grandes ideas aparecen en soledad, pero yo siento que uno escribiendo no origina nada, y eso va hacia la segunda parte, que es la multitud del corazón. Yo siento que el acto de creación es más de recepción que de creación, y de diálogo, y de transformación. Pero para volver a Dickinson, siempre se pensaba que era una escritora solitaria desconectada de las demás personas, pero lo que ha mostrado la historia es que no lo estaba, que siempre estaba escribiéndole a otras personas, recibiendo visitas, y que creó su propio circuito de publicación a través de las cartas y hacía distintas versiones de un poema según a quien se los enviaba.
El título del libro habla de lo incompleto y esto último tiene una relación también con la noción de identidad...
En la obra de Dickinson tiene varias caras lo incompleto. Por un lado, la materialidad de su obra. Los poemas que están citados en los papeles escaneados dentro del libro son poemas que no se consideraban poemas finales sino desechos, algo que estaba inacabado. Su obra se criticó en su momento porque ella no ponía títulos, porque no los organizó. Y además de eso hay unas variaciones, las versiones tan distintas que manda en cada carta, entonces ahí está el problema de que es el mismo poema, pero a la vez no es el mismo porque tiene una intención o sentidos distintos.
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Y el otro rasgo es que utiliza palabras alternativas en un poema. Es como cuando uno escribe un texto y piensa qué palabra puede sonar mejor, pero Dickinson decide dejar las dos.
Entonces, lo incompleto tiene que ver con la materialidad y sus prácticas de escritura. Y ya como algo más complejo, quizá algo ontológico, está la idea de pensarnos a nosotras mismas, no como una unidad, sino siempre en relación con el mundo que habitamos y nos habita, y en el caso de Dickinson un estarse configurando con los seres con los que se relaciona: sus amigas, su amante, la abeja, el pájaro de su jardín.
Usted señala que “La muerte nos lleva a los límites del sentido, ‘es anterior’ a la comprensión, la ‘excluye’”. Y me parece clave que podamos ahondar en ese concepto de la muerte en la obra de Dickinson...
Para Dickinson la muerte era una experiencia de otredad, porque solo puede verla cuando le pasa a otra persona, no puede experimentarla por sí misma, también de otredad en cuanto al entendimiento, como algo que no se puede entender. Y es bonita la reflexión que hace sobre los límites del lenguaje con respecto a la muerte porque para ella la sílaba “sí” va para los vivos y la sílaba “no” va para los que se están muriendo. Eso tiene que ver con lo incompleto. La muerte en relación a nosotros es lo que nos incompleta ontológicamente y también nos enfrenta a unos límites de la comprensión, del lenguaje y la representación.
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