Sobre “Adaptarse”, la novela atobiográfica de la francesa Clara Dupont-Monod
Los premios recibidos por “Adaptarse”, su última novela autobiográfica, han convertido a Clara Dupont-Monod en una cara conocida del paisaje literario francés, gracias a su reflexión sobre la familia y la minusvalía que estos días llega a las librerías españolas.
Luis Miguel Pascual- EFE
“¿Y si los inadaptados fuéramos nosotros?”, se pregunta la escritora en una entrevista en la que repasa el libro en el que por vez primera cuenta su propia historia, la de su familia que vivió durante años al ritmo marcado por la irrupción de un hijo con parálisis cerebral.
Conocida por sus novelas históricas ambientas en la Edad Media y con un toque feminista, como la celebrada sobre Leonor de Aquitania (”Le roi disait que j’etatis diable”), su popularidad eclosionó cuando “Adaptarse” recibió en 2021 los premios Femina, Goncourt de los Estudianets y Landerneau, acompañados del consiguiente respaldo de ventas.
Más de 300.000 ejemplares de esta pequeña historia familiar, ambientada en el tiempo presente, en los valles de las Cevenas, una región montañosa e inaccesible en la que ella creció y que, asegura, “forja un carácter”.
Allí, en el seno de una feliz familia de dos hijos, nace un tercer hermano en el que, poco a poco, descubren una enfermedad incurable que les obliga a posicionarse frente a la discapacidad.
A través de la mirada de los dos hermanos, que aceptan de forma distinta la llegada del pequeño, pero también de un cuarto hijo nacido cuando el discapacitado ya ha muerto, pero que descubre lo imponente de su huella, Dupont-Monod analiza la experiencia humana y la mirada frente a lo diferente.
“Adoré verme obligada a ser más paciente”
“No lo viví como una experiencia triste, fue algo que adoré. Adoré verme obligada a ser más paciente, más atenta a la luz, a los ruidos, a los tiempos. Salí de esa experiencia mucho más enriquecida, más tolerante, menos necia”, asegura la escritora.
En el relato, Dupont-Monod se autoriza licencias literarias alejadas de la propia autobiografía, para describir a un primogénito hiper responsable que nunca logra superar la experiencia de su hermano, mientras la segunda lo vive “con asco”, con rabia, como si fuera una maldición que también marcará para siempre su vida.
El tercero, que nace cuando el niño con discapacidad ya ha muerto y sus hermanos han abandonado el hogar paterno, experimenta el peso del recuerdo y la obligación de tener que ser “el hijo perfecto” para evitar decepcionar a la marcada familia.
El hermano con discapacidad es “un sol sobre en torno al cual giran los planetas, los hermanos, los padres, los vecinos” y “la cuestión que atraviesa todo el libro es si es necesario tener que adaptarse al inadaptado, ¿quién es el inadaptado?”, asegura la autora.
Aunque asegura que ‘Adaptarse’ no es un libro sobre la discapacidad, reconoce que invita a pensar sobre la misma, con un veredicto severo: “Nunca he entendido por qué las sociedades modernas buscan con tanto ahínco apartar a los diferentes”.
“Me pregunto quién es más ‘anormal’, nuestras sociedades o las personas con minusvalías”, asegura la autora.
‘Adaptarse’ comienza como si fuera un cuento, el tono es casi infantil, las descripciones prolijas, como si salieran directamente de alguien que no puede verlas, sentirlas, aprehenderlas.
El ritmo es lento y la narración reposa en las piedras, convertidas en un personaje que simboliza lo perenne, que observan el paso del tiempo con calma, sin juicios de valor, sin la emoción del instante.
La palabra “adaptarse” aparece con frecuencia en la conversación con la escritora. Adaptarse al hijo con minusvalía, a la montaña donde discurre la trama, al éxito, que ha cambiado la vida radicalmente de la autora.
Durante dos años, Dupont-Monod ha pasado lo esencial de su tiempo a recorrer el país en sesiones de dedicatorias de su libro, entrevistas y presentaciones.
Tanto es así, que la novela ha conseguido fagocitar su propia vida, toda su reflexión. “A veces me despierto en la noche pensando en el libro. Tengo una idea maravillosa para mi próxima novela, pero no logro escribir ni una página. Enseguida me descubro reescribiendo ‘Adaptarse’”, confiesa. EFE
“¿Y si los inadaptados fuéramos nosotros?”, se pregunta la escritora en una entrevista en la que repasa el libro en el que por vez primera cuenta su propia historia, la de su familia que vivió durante años al ritmo marcado por la irrupción de un hijo con parálisis cerebral.
Conocida por sus novelas históricas ambientas en la Edad Media y con un toque feminista, como la celebrada sobre Leonor de Aquitania (”Le roi disait que j’etatis diable”), su popularidad eclosionó cuando “Adaptarse” recibió en 2021 los premios Femina, Goncourt de los Estudianets y Landerneau, acompañados del consiguiente respaldo de ventas.
Más de 300.000 ejemplares de esta pequeña historia familiar, ambientada en el tiempo presente, en los valles de las Cevenas, una región montañosa e inaccesible en la que ella creció y que, asegura, “forja un carácter”.
Allí, en el seno de una feliz familia de dos hijos, nace un tercer hermano en el que, poco a poco, descubren una enfermedad incurable que les obliga a posicionarse frente a la discapacidad.
A través de la mirada de los dos hermanos, que aceptan de forma distinta la llegada del pequeño, pero también de un cuarto hijo nacido cuando el discapacitado ya ha muerto, pero que descubre lo imponente de su huella, Dupont-Monod analiza la experiencia humana y la mirada frente a lo diferente.
“Adoré verme obligada a ser más paciente”
“No lo viví como una experiencia triste, fue algo que adoré. Adoré verme obligada a ser más paciente, más atenta a la luz, a los ruidos, a los tiempos. Salí de esa experiencia mucho más enriquecida, más tolerante, menos necia”, asegura la escritora.
En el relato, Dupont-Monod se autoriza licencias literarias alejadas de la propia autobiografía, para describir a un primogénito hiper responsable que nunca logra superar la experiencia de su hermano, mientras la segunda lo vive “con asco”, con rabia, como si fuera una maldición que también marcará para siempre su vida.
El tercero, que nace cuando el niño con discapacidad ya ha muerto y sus hermanos han abandonado el hogar paterno, experimenta el peso del recuerdo y la obligación de tener que ser “el hijo perfecto” para evitar decepcionar a la marcada familia.
El hermano con discapacidad es “un sol sobre en torno al cual giran los planetas, los hermanos, los padres, los vecinos” y “la cuestión que atraviesa todo el libro es si es necesario tener que adaptarse al inadaptado, ¿quién es el inadaptado?”, asegura la autora.
Aunque asegura que ‘Adaptarse’ no es un libro sobre la discapacidad, reconoce que invita a pensar sobre la misma, con un veredicto severo: “Nunca he entendido por qué las sociedades modernas buscan con tanto ahínco apartar a los diferentes”.
“Me pregunto quién es más ‘anormal’, nuestras sociedades o las personas con minusvalías”, asegura la autora.
‘Adaptarse’ comienza como si fuera un cuento, el tono es casi infantil, las descripciones prolijas, como si salieran directamente de alguien que no puede verlas, sentirlas, aprehenderlas.
El ritmo es lento y la narración reposa en las piedras, convertidas en un personaje que simboliza lo perenne, que observan el paso del tiempo con calma, sin juicios de valor, sin la emoción del instante.
La palabra “adaptarse” aparece con frecuencia en la conversación con la escritora. Adaptarse al hijo con minusvalía, a la montaña donde discurre la trama, al éxito, que ha cambiado la vida radicalmente de la autora.
Durante dos años, Dupont-Monod ha pasado lo esencial de su tiempo a recorrer el país en sesiones de dedicatorias de su libro, entrevistas y presentaciones.
Tanto es así, que la novela ha conseguido fagocitar su propia vida, toda su reflexión. “A veces me despierto en la noche pensando en el libro. Tengo una idea maravillosa para mi próxima novela, pero no logro escribir ni una página. Enseguida me descubro reescribiendo ‘Adaptarse’”, confiesa. EFE