El florete y la espada fueron la especialidad de Ernesto Sastre. Sus entrenadores, entre los cuales figuraron maestros de Colombia, Hungría, Francia e Italia, se lo hicieron saber.
Foto: El Espectador
Crecer y tener como referentes a los tres mosqueteros y al Zorro, mientras surgía dentro de sí un gusto por las posiciones y la acción de combate. Imitar algunos de los movimientos de la esgrima, sin pensar que llegaría el día en el que ese deporte se convertiría en su vida, y mucho menos que lo llevaría a competir en escenarios nacionales e internacionales, hasta alcanzar los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964. Reconocer que la esgrima se le presentó casi de forma accidental y admitir que ahora, con más de nueve décadas de vida, no se puede...
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