“Es una locura darle la espalda a la cultura y al periodismo cultural”: Juan Camilo Vergara
Juan Camilo Vergara, historiador y Ph.D en historia rusa, explica cómo funciona “Ilustre”, una plataforma que busca crear una comunidad de personas apasionadas por la literatura, la música y la historia. Habla también de su experiencia como corresponsal cultural para la emisora HJCK y de su trabajo con Álvaro Castaño Castillo, fundador de la emblemática emisora cultural colombiana.
Joseph Casañas Angulo
Días. Muchos días con sus noches y muchas horas con sus minutos, pasó metido de cabeza en los archivos de la Universidad de la Sorbona de París y en los de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la misma ciudad, el historiador colombiano, Juan Camilo Vergara.
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Días. Muchos días con sus noches y muchas horas con sus minutos, pasó metido de cabeza en los archivos de la Universidad de la Sorbona de París y en los de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la misma ciudad, el historiador colombiano, Juan Camilo Vergara.
Vergara husmeó tanto en los documentos de otros tiempos y otras realidades, que rápidamente se convirtió en un especialista de las relaciones científicas, industriales y culturales entre Rusia y Europa. Esa rareza académica fue olfateada rápidamente por Álvaro Castaño Castillo, fundador de la HJCK y, en XXXX, lo invitó a que se sumara al equipo de corresponsales que entonces formaban una legión de colombianos que pasaban los días con sus noches buscando historias, cuentos, tragedias, rarezas, razones para vivir. Así trabajó durante 8 años en el “el Mundo en Bogotá”.
“Empecé siendo corresponsal muy joven. Estaba en el último año en la Universidad de la Soborna. Trataba de tomar archivos con historias locas, chistosas del pasado para luego ponerlas en términos que la gente entendiera. Buscaba personajes raros. Por ejemplo, había uno que escribió un manual de cómo caminar finamente a principios del siglo XIX y con ese material hacía un reportaje satírico del personaje, pero citando su propio texto.
O también me encontré la historia de una mujer a la que llamaban “La Glotona”, por su apetito por el género masculino, que era una bailarina de Can Can. Era la reina de París. No se habla mucho de esta mujer, pero realmente fue una de las primeras feministas de la historia. Eso hacía, sacar a la luz esos documentos antiguos y los combinada con entretenimiento, que no es un ejercicio típicamente de historia, es un ejercicio más de periodismo, pero la formación de historia me sirvió para encontrar esos archivos y escribirlos bien”, cuenta Vergara en diálogo para El Espectador.
En 2015, tras ocho años de estudios en París, Juan Camilo Vergara volvió a Colombia para dedicarse a la divulgación cultural. En el 2017 fundó “Ilustre”, una plataforma cultural a nivel latinoamericano, que ofrece cursos digitales y presenciales de historia, geopolítica, arte y literatura para miles de personas.
¿Qué lectura tiene del periodismo cultural que se hace en Colombia?
En la radio, que es lo que más conozco, se hace un periodismo cultural más enfocado a la música, valdría la pena incluir más elementos literatura o arte, esos temas que a veces son más cerrados que la música, y que podrían darle un valor más fuerte.
En el periodismo cultural escrito se confunde un poco recreación y cultura. Y yo creo que hay que separar las dos cosas. Sin embargo, el entrenamiento y la cultura deberían ir de la mano. Y esa es la manera de tener un entretenimiento que no sea tan formateado. Porque cuando se habla de cultura la gente se imagina música clásica o algo complicado, pero la cultura es todo. Todos los aspectos de la vida son cultura.
En los medios impresos la parte cultural se les deja a columnas y yo creo que los periódicos, más que transmitir informaciones de agenda, deberían tener editoriales que hablan de cultura. Comentar y ser más participativos, no delegarlo todo a las columnas de opinión.
A pesar de los esfuerzos de las emisoras culturales, que han hecho una labor fantástica, ahora están en una situación económica complicada, y es una lástima porque el mundo se ha volcado a temas prácticos. El problema no ha sido de las emisoras o el periodismo cultural, sino de una sociedad que por un momento le dio la espalda y que en esta pandemia (COVID-19) descubrió que es una locura darle la espalda a la cultura y al periodismo cultural. Es un valor agregado, es algo que le da carne al periodismo y no se puede dejar perder.
¿Cómo es eso de que la cultura y el entretenimiento deben ir de la mano?
En Colombia ha habido una idea desastrosa. Y es que la cultura tiene que ser elitista y que tiene que ser cerrada, y que el resto el folclor. Lograr mezclar las dos no es difícil, pero en Colombia es complejo.
En los 12 años que viví en Francia, si es algo que aprendí, es que los grandes académicos tienen programas de radio. Y tomaban más enserio el programa de radio, que sus propias investigaciones. Entendían que de nada sirve ser un gran especialista, si nadie aprende lo que uno está investigando.
¿Esa es la esencia de “Ilustre”?
El proyecto empezó hace tres años y medio a gestarse. Partimos de un análisis que apuntaba a señalar que el sector cultural en el que veíamos del siglo XIX, en el que se organizaban tantas tertulias, había un grupo de intelectuales que se llamaban entre ellos los “ilustres”, estaba empezando a debilitarse en la ciudad. Por ejemplo, la emisora HJCK, acababa de desaparecer y nosotros muy preocupados por ese tema, quisimos darle a la cultura una cara joven y volcada hacia el futuro. Decidimos, con un nombre del siglo XIX, que es “ilustre” arrancar algo nuevo mientras evocábamos un pasado cultural de Colombia.
Lo hicimos como un proyecto para conectar a los mejores especialistas de la academia, con un público interesado en temas de historia, literatura, arte cine y poder convertir esa academia, que a veces usa un lenguaje difícil de entender, en un entretenimiento con un valor agregado, que es el aprendizaje.
Nos planteamos que, en esta ciudad, de tanto voleo, y cosas que pasan muy superficiales, la gente estaba buscando contenidos más profundos. Una manera de entretenimiento alterna al Netflix, a la telenovela del momento y ese es el origen de “Ilustre”.
También es una plataforma para promocionar jóvenes talentos especialistas. Personas con estudios únicos en el país. Hay, por ejemplo, una persona que tiene un Ph.D en arquitectura islámica, yo tengo un doctorado en historia rusa del siglo XIX, y esas personas en Colombia no tienen opciones, pero en “Ilustre” encontraron un público interesado en estos temas.
¿Cómo es ese uso del lenguaje?
Nosotros no salirnos del ambiente académico. Es muy importante que la persona que da una clase no solamente sepa mucho, sino que sepa transmitir el conocimiento, como lo haría un periodista de radio. Ese es el enfoque que le damos. Queremos que estos académicos sepan hablar muy bien, sepan transmitir en pocas palabras y de manera didáctica los conocimientos. Hay un componente de performance, que es clave para que la academia pueda ser entretenimiento. A veces hacemos experiencias. Entonces, en vez de hacer una clase tradicional, se nos ocurre recrear la última escena del Titanic: tomamos el menú, lo ambientamos con sonidos, colores, sabores, música de la época y la clase se vuelve más un viaje a otra época.
Por ejemplo, hay una sesión que se llama “Una noche un café parisino” y es llevar a las personas a identificar los olores, a los personajes de la época. Ponemos música que sacamos de los archivos nacionales de Francia, registros sonoros de 1900 a 1905, afiches, colores e la época. Es la forma de demostrar que la academia y la cultura tienen un grandísimo futuro y en este contexto de pandemia y encierro, la gente ha valorado muchísimo eso. Hicimos, por ejemplo, una clase de la historia de San Petersburgo, a través de drones e 8k y 16k. La gente literalmente va volando por la ciudad.
¿En las clases se abordan temas de Colombia?
Si. Por ejemplo, hacemos una sesión que se llama “la otra historia de Colombia”. Siempre que son temas de Colombia tratamos de salirnos de las dinámicas políticas actuales, romper ese esquema que se vuelve tenso. Entonces, con la otra historia de Colombia, hacemos una historia del pueblo colombiano y su cultura. A través de la música, la cultura popular.
Hay otro curso, que se llama “Las Independencias”, que va a durar seis meses, pero hablaremos de las independencias desde un aspecto cultural, más allá de la típica historia de la campaña libertadora. Tratamos de que la gente entienda cosas que no encuentra en ningún manual, sino que entienda su propia cultura desde la forma de hablar, de vestir.
¿Para qué le sirve saber de historia rusa?
Cuando empecé el doctorado me hice la misma pregunta. Pero en este mundo contemporáneo las personas que osan ir más allá y no entran en el estándar, se les ocurre ideas nuevas A mí me ha servido la formación para tener un conocimiento de la cultura y de organizar la información. Un doctorado, más que conocimientos, da estructura y esa estructura ha sido fundamental para crear una empresa cultural.
Ser especialista en un tema tan preciso, que se ha vuelto una moda desde la llegada de Putin, me dio una visión al principio para tener un público específico para lo que quería hacer. La educación no es para llenarse de información sino de poder organizar y poder digerir esa información.
¿La importancia de los temas digitales en la cultura?
Es fundamental. Basarse en lo digital, como una manera de masificar el entretenimiento cultural, es algo que no viene de la cultura como tal, sino que viene de empresas de tecnología. Personalmente siempre he estado interesado por la tecnología y las redes sociales. Observando grandes empresas y la manera como usan esa tecnología, supuse que era inevitable que eso pasara e la cultura y había que empezarlo pronto. Poder comunicar la cultura y romper el esquema que la cultura siempre tiene que ser ayudad por el Estado. No. La cultura es una industria que puede ser viable.