“La sustancia” y el secreto de la juventud eterna
A propósito del estreno de “La sustancia” de Coralie Fargeat, enlistamos algunos de los libros que hablan acerca de la vejez y sus concepciones en la sociedad.
Con “La Sustancia”, película actualmente en cartelera, la directora y escritora Coralie Fargeat utilizó el “body horror”, un subgénero del cine de terror, para lanzar una crítica hacia los estándares de belleza en la industria del entretenimiento. Elizabeth Sparkle (Demi Moore) fue una presentadora de un programa de ejercicios que perdió su empleo por su edad. Desesperada, tomó la oferta de una enfermera e inició el tratamiento con la Sustancia, una inyección que le permitió generar una versión más joven de sí misma, Sue (Margaret Qualley).
La obsesión con la perpetua juventud y el rechazo a la vejez es una temática que no solo se ha tratado en el cine, sino también en la literatura. Presentamos algunas obras de artistas que han reflexionado sobre esta preocupación humana.
“El retrato de Dorian Grey”: escrito por Oscar Wilde en 1890, utilizó la fantasía para narrar la historia de Dorian Grey, un aristócrata obsesionado con su juventud, que fue el modelo predilecto de Basil Halward, un pintor que creó un retrato de tal belleza que el mismo Dorian deseó que fuera aquel cuadro quien envejeciera en vez de él. Al cumplirse su deseo, se entregó a los placeres mundanos, llegó al punto de horrorizarse del estado demacrado de la pintura. Esta obra criticó las obsesiones con la juventud y la búsqueda ególatra del propio placer, siendo uno de los referentes más grandes de este autor irlandés.
“Elogio a la vejez”: escrito por Hermann Hesse en 1895, fue una reflexión profunda del autor sobre envejecer, en el que expuso ideas que giraban alrededor del valor de la memoria, la proximidad a la muerte y criticó las visiones de la edad, cercanas a la búsqueda de la juventud eterna. No solo se limitó a estas reflexiones, sino que se acercó a la concepción espiritual de las distintas etapas de la vida, como, por ejemplo: “se requiere cierta atenuación de los impulsos vitales, una cierta caducidad y proximidad de la muerte, para percibir en una pequeña revelación de la naturaleza a Dios, al espíritu, el misterio, la armonía de los contrarios y el Gran Uno”.
“La vejez”: escrito por Simone de Beauvoir en 1970, fue una obra filosófica que se destinó a romper el silencio académico que rodeaba la vejez, vista en ese entonces como algo triste y poco interesante para la sociedad. Propuso una examinación exhaustiva en las concepciones históricas acerca del envejecer, recopilando ideales que provenían de poetas, filósofos y narradores, quienes mantenían una visión pesimista. Continuó explorando a través de las vivencias internas de quienes entraban a esta etapa de la vida, y afirmó que: “La vida conserva importancia mientras se valore la de los otros a través del amor, la amistad, la indignación, la compasión. Entonces, sigue habiendo razones de obrar o de hablar”.
“El abuelo que saltó por la ventana y se largó”: escrito por Jonas Jonasson en 2009 presentó una comedia que siguió de cerca al personaje Allan Karlson, quien en la víspera de su cumpleaños número 100 escapó del hogar geriátrico en el que estaba y se embarcó en una aventura que lo llevó a recordar su propia existencia durante grandes momentos del siglo XX. A través de esta novela, que puede compararse con la película “Forrest Gump”, el escritor sueco presentó una obra en que la vejez deja de verse como un impedimento y cómo se mantienen las ansias de vivir a edades tan avanzadas.
Con “La Sustancia”, película actualmente en cartelera, la directora y escritora Coralie Fargeat utilizó el “body horror”, un subgénero del cine de terror, para lanzar una crítica hacia los estándares de belleza en la industria del entretenimiento. Elizabeth Sparkle (Demi Moore) fue una presentadora de un programa de ejercicios que perdió su empleo por su edad. Desesperada, tomó la oferta de una enfermera e inició el tratamiento con la Sustancia, una inyección que le permitió generar una versión más joven de sí misma, Sue (Margaret Qualley).
La obsesión con la perpetua juventud y el rechazo a la vejez es una temática que no solo se ha tratado en el cine, sino también en la literatura. Presentamos algunas obras de artistas que han reflexionado sobre esta preocupación humana.
“El retrato de Dorian Grey”: escrito por Oscar Wilde en 1890, utilizó la fantasía para narrar la historia de Dorian Grey, un aristócrata obsesionado con su juventud, que fue el modelo predilecto de Basil Halward, un pintor que creó un retrato de tal belleza que el mismo Dorian deseó que fuera aquel cuadro quien envejeciera en vez de él. Al cumplirse su deseo, se entregó a los placeres mundanos, llegó al punto de horrorizarse del estado demacrado de la pintura. Esta obra criticó las obsesiones con la juventud y la búsqueda ególatra del propio placer, siendo uno de los referentes más grandes de este autor irlandés.
“Elogio a la vejez”: escrito por Hermann Hesse en 1895, fue una reflexión profunda del autor sobre envejecer, en el que expuso ideas que giraban alrededor del valor de la memoria, la proximidad a la muerte y criticó las visiones de la edad, cercanas a la búsqueda de la juventud eterna. No solo se limitó a estas reflexiones, sino que se acercó a la concepción espiritual de las distintas etapas de la vida, como, por ejemplo: “se requiere cierta atenuación de los impulsos vitales, una cierta caducidad y proximidad de la muerte, para percibir en una pequeña revelación de la naturaleza a Dios, al espíritu, el misterio, la armonía de los contrarios y el Gran Uno”.
“La vejez”: escrito por Simone de Beauvoir en 1970, fue una obra filosófica que se destinó a romper el silencio académico que rodeaba la vejez, vista en ese entonces como algo triste y poco interesante para la sociedad. Propuso una examinación exhaustiva en las concepciones históricas acerca del envejecer, recopilando ideales que provenían de poetas, filósofos y narradores, quienes mantenían una visión pesimista. Continuó explorando a través de las vivencias internas de quienes entraban a esta etapa de la vida, y afirmó que: “La vida conserva importancia mientras se valore la de los otros a través del amor, la amistad, la indignación, la compasión. Entonces, sigue habiendo razones de obrar o de hablar”.
“El abuelo que saltó por la ventana y se largó”: escrito por Jonas Jonasson en 2009 presentó una comedia que siguió de cerca al personaje Allan Karlson, quien en la víspera de su cumpleaños número 100 escapó del hogar geriátrico en el que estaba y se embarcó en una aventura que lo llevó a recordar su propia existencia durante grandes momentos del siglo XX. A través de esta novela, que puede compararse con la película “Forrest Gump”, el escritor sueco presentó una obra en que la vejez deja de verse como un impedimento y cómo se mantienen las ansias de vivir a edades tan avanzadas.