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Es el caso de Libros, un pequeño pueblo de la provincia de Teruel, en el este del país, donde convive un centenar de habitantes.
Un lugar con ese nombre no puede carecer de ellos, y por eso surgió "libros a libros", una campaña en redes sociales con el fin de que se envíen títulos a este paradójico municipio para que pueda crear su primera biblioteca y hacer realidad su nombre propio.
La iniciativa, desarrollada por Maribel Medina, escritora y fundadora de la asociación cultural sin ánimo de lucro "Mi Pueblo Lee", a la que se ha sumado el alcalde de Libros, Raúl Arana, cuenta también con el apoyo de escritores españoles consagrados como Javier Sierra, Irene Vallejo o Rosa Montero, entre otros.
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Y de momento ha funcionado porque ya han recibido hasta 2.300 correos electrónicos con peticiones de donación de títulos altruistas e incluso han recibido un envío de unos mil ejemplares, detalla Medina.
La idea a futuro para la biblioteca de Libros es reconducir esta iniciativa a un hotel en el que los viajeros puedan hospedarse y disfrutar de la lectura, de forma que el proyecto sea "sostenible por sí mismo", explica el alcalde.
Libros, gracias a las redes sociales, tiene ya 3.000 nuevos títulos para su biblioteca, que seguirá incrementando sus fondos incluso desde fuera de España, pues la campaña ha captado posibles donantes en Francia y Alemania.
La villa de las librerías
Y como muestra de la diversidad de la España rural, la búsqueda de libros para Libros a Urueña (Valladolid, norte), un pueblo que cuenta con la peculiaridad de tener más librerías que bares, algo especialmente llamativo en un país como España.
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Con 188 habitantes, cuenta entre sus calles con hasta doce locales para vender libros y cuatro museos dedicados a la cultura.
Uno de ellos es el "Museo del Cuento", en el que exponen obras infantiles; el de música tiene más de 500 instrumentos; el de las campanas está destinado a la exposición de este instrumento en su totalidad, y han dejado un hueco al Espacio para la Lectura, la Escritura y sus Aplicaciones.
¿Cuestión de números o de ganas?
Sólo 36 habitantes, según los datos de 2022 del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, y más de 20.000 ejemplares en una pequeña biblioteca rehabilitada conviven en la localidad de Quintanalara, en Burgos (norte).
La biblioteca de este pueblo es una zona de "bookcrossing", el clásico intercambio de libros, y consiste en ir a la biblioteca de Quintanalara coger un libro y dejar otro, un "cruce" que se registra en la página web.
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También hay espacios como el núcleo de población Eurovillas, en el municipio madrileño de Nuevo Baztán, en el que se han creado librerías callejeras con cajas de madera reformadas por iniciativa de los vecinos.
El concepto es el mismo, compartir y contribuir a la lectura, pues el usuario puede acercarse a la librería callejera para coger y/o dejar un libro o solo para aportarlo.
Vecinos o administraciones, todo suma para la cultura, para que los pueblos afectados por la falta de servicios y políticas culturales y por el fantasma de la despoblación no queden al margen de los libros, de las páginas que pueden hacer volar la imaginación y viajar sin salir de casa.