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El escritor irlandés John Boyne acaba de publicar en España “Todas las piezas rotas”, una novela donde ahonda en el sentimiento de culpa que acompaña a los hijos de los nazis. En esta secuela de “El niño con la pijama de rayas”, Boyne retoma el personaje de Gretel con el propósito de “que la historia no se olvide, en este caso el holocausto”, afirmó este jueves en una conferencia de prensa. En la primera novela, después de que Bruno, hijo de un alto militar nazi, decide acompañar a su amigo Shmuel a la cámara de gas, no se sabe qué ocurrió con su hermana, Gretel, y sus padres, si sobrevivieron a la guerra y a los estragos del nazismo.
En la secuela el lector se reencuentra con Gretel Fernsby, ahora una anciana de 91 años que vive en un apartamento en una de las zonas más acomodadas de Londres, pero cuando una joven familia se muda al piso de abajo, Gretel no puede evitar entablar amistad con Henry, el hijo pequeño de la pareja. Una noche, tras ser testigo de una violenta discusión entre la madre de Henry y su dominante padre, “Gretel se enfrenta a la oportunidad de expiar la culpa, el dolor y el remordimiento y hacer algo por salvar a un niño, por segunda vez en su vida”, pero para ello se verá obligada a revelar su verdadera identidad, explicó Boyne.
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El autor compartió que la primera novela fue escrita cuando tenía treinta años y considera que hay “una cierta ingenuidad que se refleja en las características del personaje central y del autor”. En “Todas las piezas rotas” quería “explorar la vida de Gretel sabiendo que su padre había estado implicado en el holocausto”.
Dejó pasar diecisiete años desde la publicación de la primera porque era un tiempo necesario para no ser acusado de querer aprovecharse del éxito comercial del primero, con más de once millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, y “necesitaba que también los lectores tuvieran distancia”.
Piensa Boyne que “sería muy difícil publicar hoy ‘El niño con la pijama de rayas’, en parte por las redes sociales, que en 2006 no tenían tanta fuerza”. Y añade: “La novela tuvo muy buena acogida, la gente la leía con el corazón abierto, pero hoy los escritores son criticados en las redes incluso antes de leer el libro, como me pasó con ‘Todas las piezas rotas’ que ya estaba siendo censurado cuando todavía era un borrador”. Esa presión en las redes y la cultura de la cancelación que la acompaña, como la reescritura de las obras de Roald Dahl, le parece “una política cultural salvaje” y cree que “los libros no deberían cambiarse después de muerto el autor”.
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Boyne, que se declara “liberal de izquierdas”, se opone a “los movimientos de extrema derecha que difunden intolerancia y odio”, frente a los cuales la ciudadanía debe plantarse. Tanto “El niño con el pijama de rayas” como “Todas las piezas rotas” son su “particular granito de arena como escritor para intentar mantener vivas las historias de los supervivientes del holocausto”, y anuncia que seguramente no volverá a este tema. Percibe que “el tema central de la última novela es el mismo de todos mis libros, la complicidad”.
“Yo crecí en Irlanda con los escándalos de la Iglesia, y no me interesan tanto las personas que cometieron los delitos como los que sabían lo que pasaba y no hicieron nada para evitarlo, y en el caso de la Alemania nazi, quería escribir sobre esa sensación de culpa (...) y cuánta debe acarrear en este caso Gretel por no haber revelado los secretos”.
A través de amigos alemanes, Boyne detecta que en Alemania están acostumbrados a enfrentarse a su pasado y lo hacen para asegurarse de que la gente no olvide, pero se ha de pensar que cualquiera que tuviera 20 años en 1930 lo común habría sido crecer en las juventudes hitlerianas y alistarse en el ejército.
“Si esto forma parte de tu legado familiar, puedes sentir esa sensación de vergüenza y eso lo convierte en un tema interesante para el escritor”, apunta el autor irlandés. Considera que Gretel ha estado huyendo de su pasado, y al final, “tiene la oportunidad de expiar su vida si salva a ese niño”.
Boyne se muestra perplejo por la actual guerra en Ucrania. En su opinión, “es sorprendente que en 2023 los rusos se estén comportando así y estén provocando tanto dolor y destrucción a los ucranianos” y no entiende que Putin siga en el poder y no haya sido derrocado.
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