Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
¿Cómo nació BUKZ?
Como idea, arrancó hace cinco años. Siempre trabajé en el mundo corporativo y quise ser emprendedor en algo que me gustara. La oportunidad del mundo del libro me hizo clic y comencé.
Usted trabajó en empresas como Leonisa y Bancolombia, mundos distantes a los del libro, que además no es tan popular por ser una industria que aún no es masiva...
He sido lector desde muy pequeño. En algún momento quise estudiar literatura, y mi familia casi se infarta. Terminé estudiando ingeniería industrial en la Universidad de los Andes. Pero para responder: me decidí por el mundo del libro, porque esto me motiva mucho, y eso es necesario para quien se decida a emprender.
Le sugerimos leer: Toño Malpica: “Me aventé a escribir tratando de satisfacer al niño interior”
Pero me imagino que también vio ese mundo atractivo en términos de industria, de negocio...
Claro, cuando me puse a investigar me sorprendí de la cantidad de ventas que tenían lugares como la librería Nacional, Panamericana, etc. Pensé: si estas personas venden con una experiencia que no han transformado en 30 años, qué pasaría si le metemos dinámicas diferentes.
Supongo que se refiere a lo que llama “BookTech”, ¿qué es esto?
Sí, es que vi dos vertientes: la típica librería presencial o el modelo digital. Nosotros arrancamos digitales, pero siempre quisimos llegar al mundo físico. Lo que hicimos entonces fue convertirnos en una librería híbrida, que, por un lado, tiene casi que todas las posibilidades de libros en su catálogo y, en el otro, cuenta con la experiencia para asumir un mundo físico.
Un híbrido entre un catálogo inmenso (800 ejemplares) y la experiencia de la librería física, ¿sí?
Exacto. Hicimos sinergias entre estos canales de venta. El mundo del libro tiene una cantidad de productos inmensa. Tenemos, por ejemplo, un modelo de suscripción exitoso: la gente que compra mucho puede acceder a beneficios que no tendrían en otro lugar, además, que si se animan a ir cuentan con todas las posibilidades de la librería tradicional.
Podría interesarle escuchar: Jorge Cardona: “Lo importante en la vida es cumplir un deber y realizar una obra”
Logró que externos invirtieran US$500.000. ¿Cómo sedujo a inversionistas con este tipo de iniciativa?
Eso tiene que ver con mi trayectoria profesional. Trabajé muchos años en finanzas y estuve a punto de ser banquero de inversión, pero preferí terminar siendo librero. Creo que en el sector del libro, sobre todo en el mundo editorial, hay gente muy capaz, pero hacen falta gerentes. Mi conocimiento en este aspecto les dio tranquilidad a los inversionistas, así como de otros asuntos.
¿Como cuáles?
Comencé a hacer mercadeo, además de preguntarme: ¿cómo volvemos tan potente la marca que la gente nos prefiere a nosotros? Esto empezó a tener efectos en nuestras ventas, y muchísimos empresarios se acercaron. Si te fijas, ellos también son consumidores de libros.
Ustedes dicen que no venden libros, sino ganas de leer…
Nos dimos cuenta de que Colombia aún es un país poco lector. A una persona habituada a la lectura no la tienes que convencer de comprar, así que el reto era seducir a los que no eran lectores. Nos enfocamos en crear ganas de leer en la gente, que creo que aún son difíciles de despertar, porque hay una sensación intimidante a la hora de entrar a una librería.
¿Por qué?
Porque se cree que en la librería solo se encontrará literatura. También se encuentra, claro, pero no es lo único. Lo que quisimos nosotros fue quitarle ese manto de intelectualidad a nuestro negocio, que igual ofrece alternativas de formación en otros campos, de bienestar, gastronomía, negocios, etc.