Estefanía Carvajal: De la maternidad y la sanación de “Las vanidades del mundo”
Entrevista a Estefanía Carvajal por su libro “Las vanidades del mundo”.
Andrés Osorio Guillott
¿Cómo empezó su pasión por la escritura?
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¿Cómo empezó su pasión por la escritura?
Me gustaban las historias porque me gustaba el chisme. Recuerdo que de niña la empleada de la casa que nos crió a mi hermano y a mí prácticamente nos contaba historias. Yo la obligaba a que se sentara conmigo todos los días a la hora del almuerzo y casi siempre me contaba la misma, que es la historia de su familia, una familia muy grande con 18 hermanos y desde ese momento empecé a interesarme por lo que escuchaban, por los cuentos que me contaba la abuela también. Después llegué a la lectura ya en adolescencia con los libros de Harry Potter, los libros de vampiros, luego pasé al terror clásico. Quería estudiar algo que me permitiera seguir leyendo y escribiendo y me fui por el periodismo y ahí se fue forjando ese camino.
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¿Cómo fue su paso del periodismo a la ficción?
Llevaba varios años trabajando en redacciones. Trabajé en El Tiempo, luego en El colombiano. Hay un momento en el que ese ritmo cansa, agota un poco. Quiero mucho el trabajo periodístico y valoro mucho el trabajo periodístico del diario, pero quería tener un poco más de tiempo para escribir y me fui a hacer una maestría, no con ánimos de escribir ficción, aunque terminé escribiendo haciéndolo empujada por las mismas clases y por la posibilidad de experimentar con la libertad que te da la ficción a comparación con el periodismo que tiene tiene ciertas limitaciones, pues todo lo que cuentas debe poder ser verificado. En la ficción buscamos mecanismos para llegar a ciertas verdades.
¿Por qué el concepto de vanidad y ese rasgo en el personaje del Tío Enrique?
Los lectores pensarán que el tema central es la vanidad, pero no es tanto ese. Las vanidades del mundo es una metáfora adaptada de un texto de Salomón que es el epígrafe del libro. Eso habla sobre la insignificancia de de las vanidades humanas, del orgullo o de lo que creemos que somos al lado de esta inmensidad que es la historia y que es la tierra. La vida sigue a pesar de nosotros. Esta historia habla de algo cíclico, que es la historia de esta familia.
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Hablemos precisamente del concepto de familia...
La familia no es nueva para nada en la literatura. Es uno de los temas recurrentes más antiguos en la literatura, está en la Biblia y después están las grandes obras contemporáneas. Es un relato basado en una historia familiar, pero que terminé recurriendo a la ficción porque no tenía elementos necesarios para lo contrario. No me interesaba tampoco. La familia nos atraviesa como seres humanos. No la escogemos. Es un golpe de buena o mala suerte. Ese azar determina muchas cosas de nuestro destino.
¿Por qué la novela se narra en ese municipio de Bello en la década de 1990?
Mi familia es de allá y crecí allá. Es un territorio poco explorado por lo literario, mucho más por el periodismo. Es inevitable que los lugares que uno conoce determinan lo que uno es como persona. Yo crecí en ese contexto.
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Una buena parte del relato se aleja de los mismos dolores que señala, como si fuera impersonal. ¿A qué se debe ese recurso?
Yo me basé en la historia de mi abuela. Quise utilizar las herramientas del periodismo para contar esa historia y fue complejo deshacerme de ese rol. Ahí se nota al mirar desde afuera los acontecimientos y no involucrarse. Esta narradora me quedó así, observadora y testigo de la historia de su familia. Pero también quería por momentos que el libro fuera polifónico.
Hablemos del tío Enrique y del hecho de que sea homosexual y sea señalado por eso...
A ese tío y mi abuela, que son personajes reales, les dedico esta novela. Todo empieza con el asesinato de él y fue algo que marcó a una familia. A partir de ahí empecé a hacerme preguntas: por qué no hablamos de él, quién era, por qué se susurraba lo que era evidente. No hablar de la sexualidad o de la homosexualidad es un rasgo de la época y de esa familia que hoy ya no tienen tanto sentido.
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¿Por qué es tan importante la figura de la abuela?
La abuela del libro y la abuela real no son convencionales en el sentido de que no hacen lo que espera y no cumplen con sus roles asignados. No es buena abuela, buena madre, buena esposa y tiene problemas para relacionarse con otros. Yo crecí queriendo entender su extrañeza y lo que lo hacía un personaje fascinante. En su momento le tuve rencor, no era cercana, y empecé a preguntarme cuáles son las grietas que deja una persona que no cumple el rol que se espera y cómo esa familia busca taparlas. Es una novela sobre la sanación.
¿Y el concepto de maternidad?
Hay dos maternidades en el libro. Una es la fallida de la abuela y la otra es de la madre de la narradora. La abuela nunca tuvo un rol maternal con su hija, casi siempre fue al contrario. La pregunta ahí es por qué las maternidades no son de una sola sino de muchas maneras, y de qué dependen esos cambios.
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